Ayer viernes, tocó incendio. Algo inesperado, lo
que supone no ir bien equipado salvo por el equipo que siempre suelo llevar
encima. Un cuerpo y un 24 70mm, 2.8.
El suceso, provocado aparentemente por un rastrojo
encendido proveniente de otro incendio en unos pastizales cercanos, prendió rápidamente
en parte de una hacienda dedicada entre otros, al cultivo del pimiento y el
ají. La hacienda El Algarrobo en Limache, sufrió esa fuerza de la naturaleza
que cuando se manifiesta, solo deja cenizas a su paso, borrando a una
temperatura altísima, todo los que había, si exceptuamos, aquellos materiales
que solo se funden a temperaturas superiores.
El caso es que un camión, atrapado en un gran galpón,
que fue devorado por la llamas, fue de lo poco reconocible tras la tragedia. Además
de perder casi toda la cosecha que se había recolectado y que permanecía en la
gran cámara frigorífica que también se volatizó en el mismo.
Cuando un fotógrafo llega a los pocos minutos de
haberse iniciado un incendio de estas proporciones, la ubicación suele ser
precaria y compleja. Las cajas de plástico utilizadas para recoger los
pimientos y el ají, se transforman en un arma química. El denso humo negro,
cargado de toxico, hace difícil la permanencia en el lugar. Y no llevar una máscara
antigás, complica mucho más, el momento. No obstante, a uno le puede la
profesión que le hierve por dentro y se arriesga a veces hasta límites
insospechados. La adrenalina, hace su efecto. Y contra uno, a veces juega el
propio viento, causante de tantas tragedias mortales entre los bomberos voluntarios
o los mismos integrantes de Conaf que son atrapados y devorados por el propio
fuego en cuestión de unos largos segundo inimaginables para muchos.
La tarde de ayer, tuvo momentos tensos, complejos
de entender desde la distancia de quien observa desde fuera del perímetro policial
lo que acontece. Para muchos, fue una suerte que no hubieran víctimas fatales.
Para otros, la desgracia de haber perdido, sino todo… casi todo.
La vida continua, y mis ganas de seguir
fotografiando, en casos así, se retroalimentan como condimento de mi trabajo anterior.
Los incendios, tienen diferentes enfoques, desde la
óptica de mi cámara. En diferentes días os mostraré, algunas de las imágenes captadas.
Hoy, os dejo con el trabajo abnegado del cuerpo de bomberos sin olvidar que son
voluntarios.
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Copyright
© By Jan Puerta 2013.
Texto y fotografías con copyride del autor.
janpuerta@gmail.com
Una fotografía excelente y muy cuidada en todos sus detalles sin que por ello pierda el sentido de la inmediatez y de la realidad. Buen trabajo. Un abrazo,
ResponderEliminarGran fotografía, Jan.
ResponderEliminarMe alegro que no hubiese víctimas mortales.
Un abrazo.
Una gran foto y con mucha fuerza visual, además transmite perfectamente el dramatismo de esos momentos. Lamento la perdida de muchas horas de trabajo, lo que sin duda afectará a la economía de las familias, por el contrario me alegra que no existieran perdidas humanas. Saludos.
ResponderEliminarHola Jan
ResponderEliminarEn aquesta fotografía es veu la teva profesionalitat.
Quina llástima les persones que han tingut tantes perdúes.
Al menys no hi perdúes humanes, qui no es conforme...
Una abraçada, Montserrat
Muy buena tu toma Jan, queda bien patente lo terrible que es un fuego.
ResponderEliminarGrato saber que no hubo victimas.
Un abrazo.
Ramón
Una de las grandes fotos que he visto últimamente y mucho mejor en función de tu equipo. Felicidades.
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