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domingo, 21 de febrero de 2010

La tumba de las dos vasijas

Hace algo más de un año que dejé de actualizar el blog “El rincón de la calma” que como bien sabéis algunos de vosotros está dedicado íntegramente a detalles que voy capturando de todos los cementerios que he visitado a lo largo de mi vida fotográfica.
No actualizarlo no significa que no siga visitándolos. Siempre que puedo, entro en un camposanto y me dejo seducir por sus detalles. La cámara y el blog de notas siguen haciéndome compañía. A veces, algún libro.

Mis visitas a los cementerios suelen depararme muchas sorpresas. De toda índole. Algunas fáciles de explicar porque también lo son de comprender y otras pienso que es mejor no vean la luz. La imagen de hoy me suscitó cierta curiosidad por aquello de ver una tumba bastante reciente, enterrada en el suelo, a la antigua usanza, con el montículo característico que todos hemos visto en alguna ocasión. Lo único, es que no tenía cruz, ni nombre que lo identificase. Solo dos viejas vasijas de barro cocidas. Una de ellas con unas flores silvestres y la otra, vacía.
Decidí volver al día siguiente, para ver si el vigilante me podía aportar algún dato sobre la persona que estaba enterrada. Cuando se lo pregunté solo supo decirme que era un indigente que un día apareció por el pueblo. Le gustó y se quedó. Pero no supero el crudo invierno. Lo encontraron muerto en la plaza principal. Tumbado en el banco donde pasaba las noches. Entre sus escasas pertenencias, llevaba las dos jarras, que según me comentaba el buen hombre, las debería de haber recogido de algún contenedor de basura. Las dejaba siempre en el banco, con un ramo de flores silvestres en cada una de ellas. Le habían oído contar que lo hacía para que supieran que allí vivía alguien.
La policía forense, lo fotografío y le tomó las huellas dactilares en espera que alguien lo reclamase o lo pudiese identificar.
Yo por mi parte, lo fotografié desde fuera. Me senté un rato junto a sus restos y creo haber mantenido una buena conversación con él. Noté buenas sensaciones.
Antes de irme, arranque unas flores amarillas de esas que algunos les llaman maleza pero que huelen bien y las deje en la jarra que su día sirvió para servir vino o tal vez agua.
Quién sabe si uno no terminara como él.



Las imágenes de este blog están subidas a una resolución de 1024.
Con un clic sobre la imagen las veréis a pantalla completa.

“Existencias efímeras”

Copyright © By Jan Puerta 2009
Texto y fotografías con copyride del autor.
janpuerta@gmail.com

25 comentarios:

  1. Bon día Jan:

    Y el mendigo, se quedó en esta tierra, que cubre su traje mortal, con sus dos vasijas.

    Pienso que su alma, estará en reino de lso Cielos.

    Disculpam Jan, si no t´agrada el que he posat es qu´ escric tal com amb surt del cor.

    Jo voldría quan amb morís que amb tiressin les meves cendres a la montanya.

    Et saludo cordialment. Montserrat

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  2. Tierra somos y volveremos a serlo algún día... hay algunos que aun no se han dado cuenta...

    UN PLACER LEERTE Y VISUALIZAR TODO LO QUE INMORTALIZAS AMIGO

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  3. Bon dia amic: ningú com tú, es tan intrèpit, i surt a la captura d'imatges als llocs mes rars i inverosímils, com si fos un guerrer,que va a conquerir un bastió important e inancesible. i ho fas. Sempre t'emportes el trofeu.

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  4. El mensaje y la foto: dignos el uno de la otra.

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  5. Me gusta eso de señalar la tumba con sus dos vasijas, que tan bien has capturado en tu foto.

    Yo planté un Rozal en la tumba de mi primogénita, que falleció en el parto.

    Saludos

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  6. Así es, Jan. no sabemos cómo será nuestro final.

    Tus buenas sensaciones son lógicas. Alguien que no tiene nada y pone dos vasijas con flores silvestres para avisar "que allí vive alguien", no pudo ser malo.

    Buen detalle el tuyo de depositar aquellas flores.

    Un abrazo.

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  7. A veces cuando pulsas el botón de la cámara resulta que estás fotografiando toda una vida, y en ese acto de pulsar el extraño pasa a ser amigo.
    Muy bonito.
    Besos.

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  8. Conmovedora historia Jan y aún más tus sentimientos ... seguro que esas jarras y su ofrendan entrañan una maravillosa historia! Muacc

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  9. Magnífico blog,amigo.Me he dado una vuelta por estas palabras e imágenes y me han parecido de lo más interesante.
    Con tu permiso,te enlazo.

    Un cordial saludo.

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  10. Cuantas historias encerrarán esas vasijas.

    Un abrazo

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  11. Vi la foto y me gustó mucho.
    Después leí, y al volver a la fotografía, la veo distinta. Exelente mensaje.
    Un abrazo.

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  12. En realidad espero quedar dentro de una y luego me dejen depositada en el fondo del mar.

    Interesantisimo lo que has logrado con la imagen.

    Cariños

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  13. Me asustan los cementerios, desde pequeña. Es un miedo raro nunca superado. Si puedo, y claro que puedo, no voy. A mi padre le recuerdo en casa y a solas, él lo sabe. La historia es muy buena y no sólo por real.

    Creo que te has caido de mi listado de blog, volveré a llevarte allí, pero no sé cuando me dejará blogger, me está dando problemas.

    Un beso muy vivo.

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  14. Todos terminaremos como él...porque quizás halla alguna diferencia en el envoltorio con el que partamos, pero por dentro, en lo esencial, todos partiremos tan desprovistos de lo superficial como él. Por fortuna!
    Bellísima imagen...maravillosa manera de compartir esa historia!!!


    Te felicito Jan.


    Un abrazo.

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  15. Lluviosa, triste y anodina tarde de domingo, querido Jan.

    Me ha gustado mucho leerte, amigo.

    Un abrazo.

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  16. Hola Jan, me gusto tu historia contada con mucho encanto, como la vida misma , no sabemos nadie lo que nos deparara el destino , al igual que ha esta persona fallecida anónima , que tu desde tu post ,le has dado un momento de gloria al recordarla .
    Te felicito por tu entrada de hoy es muy humana .
    Un abrazo de MA desde Granada

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  17. Extraordinario...la historia, la sensibilidad, la sencillez lo humano, la fotografía...
    Me ha quedado muda...

    Un abrazo muy sereno para ti,
    Naia

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  18. BUENISIMA IMAGEN!!!....Y MEJOR HISTORIA, ME ENCANTO.
    UN BESO DESDE ARGENTINA

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  19. Jan, me ha conmovido la historia y sobre todo tu gesto de colocarle flores en su jarra.

    La foto, como siempre... preciosa.

    Un beso de Mar (ya sabes, la ex-pirata)

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  20. Quién sabe, Jan, quién sabe. Es curioso comprobar cómo también el vagabundo necesita de la familiaridad de los objetos, de algo que pueda llamar propio, algo que hable por él cuando él no está. Estas vasijas son sin duda hermosos contenedores para el alma.

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  21. En ese blog tienes magníficas fotos, querido Jan. Visitar los cementerios nos ayuda a comprender los lugares.

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  22. Yo te conoci por medio de ese blog de los cementerios, al igual que tu , también disfruto mucho de mis visitas a los cementerios.

    Esta toma es preciosa !

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  23. Me encanta la fotografía... hermoso homenaje a aquél que ponía flores en las jarras para que supieran que allí vivía alguien.
    Estoy emocionada

    abrazo, amigo Jan

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Un abrazo