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viernes, 18 de julio de 2008

El club de los jueves "Jaleo"

Jaleo”


El teléfono sonó tres veces. Me levanté. Pero justo cuando acercaba el auricular a mi boca, para responder, se cortaba la comunicación. En tres ocasiones sucedió lo mismo. Cansado de lo parecía una broma absurda, lo deje descolgado…
.-Si es alguien conocido, ya sabe donde vivo.
Unos minutos mas tarde, el teléfono móvil, se sumo al despropósito. Tres llamadas y se cortaba. Y cuando a la tercera vez me acerqué con celeridad, también se cortó. Lo dejé parado junto a las llaves de casa. En el recibidor.
Me preguntaba el porque de la situación tan absurda que se estaba generando, cuando un sonido agudo, me hizo levantarme hasta la puerta. Descoge el auricular del interfono. Era mi buen amigo Jaime. Abrí y dejé entreabierta la puerta.
Entró y directamente se vino hasta la habitación que hacía las veces de despacho. Amplia y soleada.
.-Te he llamado varias veces pero no tenia batería mi móvil… No podía esperar a llegar para contártelo.
.-Y que es eso tan urgente…
.-No te lo vas a creer. Me han invitado a las fiestas de “Sant Juan” en Menorca. Así que prepara la maleta que el avión sale de aquí cuatro horas.
.-Pero…
.-No hay peros que valgan. Te vienes y punto.
Eso es lo que mas me atraía de Jaime. Su determinación y sus dotes de persuasión. Su mirada limpia. Esa seguridad que demostraba en sus acciones. Sin duda seducía con todo aquello que los poros de su piel traspiraba. Si. Categóricamente, estaba enamorada de Jaime.
En pocos minutos me asaltaron las dudas típicas de quien ha de viajar y no sabe el que llevar. Me acorde de un viaje de fin de curso en el colegio, que inducida por mi mejor amiga, me lleve ropa de verano en pleno otoño parisino. Mi amiga –a instancias de su madre- a última hora, metió en la maleta algunos jerseys y un par de jeans. Las madres siempre tan previsoras.
Embarcamos en la hora prevista y subimos al avión. Me toco ventanilla. En poco mas de cuarenta minutos llegamos a Mahon. Alquilamos un coche. Once euros al día. Cuarenta minutos mas tarde entrábamos en Ciutadella de Menorca. No fue difícil encontrar el hotel.
En la calle el ambiente festivo se palpaba sin necesidad de buscar. La gente caminaba con paso firme y las botellas de Gyn aun llenas. Seguimos a un grupito de gente mas o menos de nuestra edad. Cogidos de la mano formando una cadena para no perdernos. De pronto el bullicio se volvió contagioso y unas ganas de brincar y gritar se apoderaron de nuestras gargantas. No entendíamos el idioma ni de que iba tanto jolgorio. Pero el Gyn, ayudaba a mimetizar tanta alegría y hacerla nuestra. Al poco rato perdí a Jaime entre la multitud. O quizás yo misma me perdí en ella. Me pareció verlo del brazo de una rubia mientras un joven moreno de playa me arrastraba hacia vete a saber tu, que callejuela. Me besó y seguí sintiendo la fiesta. Por horas escuche el trotar de los caballos y el “jaleo, jaleo”, que con el eco de las calles aledañas y desiertas, se propagaba sin dificultad. Entre jadeos de pasión me acorde de mi amigo Jaime. Mientras caminaba hacia el hotel recordé su invitación y este regalo tan especial que San Juan me había dado. Subí a la habitación, me duché y al poco rato llegó Jaime. Alegre y feliz. Creí oler a perfume de mujer. Pero que le podía reprochar yo? Se duchó. Cenamos en la habitación y nos acostamos. Esa noche ninguno de los dos tuvo ganas de hacer el amor. Solo amanecimos abrazados.
Nunca supe el nombre de ese joven. Nunca lo volví a ver. Nunca lo busqué.
Me casé con Jaime dos meses después. Nueve meses más tarde de la boda nació Marc. Dieciocho meses a continuación vino a este mundo Mariona. Nuestra respectiva familia y amigos en común cuando hablan de nosotros dicen que somos felices.
Final primero:
Éste año pudimos hacer unas mini vacaciones en junio. Los abuelos se quedarían con los niños. Teníamos ocho días. Solo faltaba elegir destino. Escribimos en un papel el nombre de la ciudad donde queríamos ir. La mano inocente de Mariona saco el nombre de Menorca. Sonreímos los dos. Habíamos puesto el mismo destino.

Final segundo:
Éste año pudimos hacer unas mini vacaciones en junio. Los abuelos se quedarían con los niños. Teníamos ocho días. Solo faltaba elegir destino. Escribimos en un papel el nombre de la ciudad donde queríamos ir. La mano inocente de Mariona saco el nombre de Roma. El había elegido París. Sonreímos los dos. No había que tentar al destino.

Que final os gusta mas. El primero o el segundo?


Copyright © By Jan Puerta 2008
Texto y fotografías con copyride del autor.
janpuerta@gmail.com

3 comentarios:

  1. Acabo de leerlo en el otro lado ;)
    Allí te dejé mi respuesta.
    Muy buen relato Jan,
    Un beso, Ilona

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  2. Los dos son igualmente amargos, porque son igualmente deudores de un pasado que tratan de mantener vivo pensando ilusoriamente que podría repetirse.
    ¿Con cual me quedo? Por el bien de los protagonistas me quedo con el segundo: es el único que les permitirá seguir manteniendo esa ilusión de que aún es posible la aventura.
    Pero lo verdaderamente interesante es mantener los dos, con ese doble juego que juega con las acepciones del destino.

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  3. A mi la primera, volver ed nuevo al lugar donde sucedió el encuentro mágico.
    BESITOS

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