.-Pase Sr.
La invitación era tan espontánea que entré con sumo placer a su casa.
.-Permítame que le haga una fotografía.
.-Claro que si. Niño sal de en medio que el Sr. va a hacer una fotografía a la casa.
.-No se preocupe. Déjelo ahí. Así la casa se ve mas viva.
Así nació esta imagen y esta pequeña historia de una realidad muy alejada de nuestro entorno pero real como la vida misma.
Las casas de Centroamérica son pequeñas en general. La modestia se confunde con las falsas necesidades de espacio.
.-Lo tenemos todo a mano.
Me dijo con una sonrisa llena de sinceridad en su rostro.
.-En casa pasamos poco tiempo. Madrugamos todos y trabajamos todo el día fuera. Para que una casa mayor?
Tomamos un te con canela. Comimos y hablamos por horas. La casa no tenia televisión. El niño jugaba con unos coches de plástico en la parte de atrás de la casa. Las gallinas corrían libremente y todo parecía un cuento de hadas. La única diferencia es que la realidad, supera la ficción.
Quizás deberíamos volver a nuestros orígenes mas humildes o aprender a tenerlos como parte de nuestra propia existencia.
Todo lo tenemos ahí, si queremos claro. Ante esto, uno debería preguntarse: para que queremos mas? Claro que también debería de tener el valor suficiente para contestarse.
Relatos de marzo
Copyright © By Jan Puerta 2008
Texto y fotografías con copyride del autor.
janpuerta@gmail.com
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Quin lloc més paradisíac!!...
ResponderEliminarTal com tu dius, penso que l'excés de coses que tenim ens distreu del que realment és esencial en la vida.
Fins la meva tornada de vacances. Que tinguis bon estiu!!
Una abraçada.
¿Para que queremos tanto? ¿Tantas camisetas, tantos platos, tantos electrodomésticos? Sí, hay que preguntárselo, pero no solemos respondernos
ResponderEliminarQué bellísima la fotografía y cuántas verdades en el relato.
ResponderEliminarA veces nos perdemos las cosas más importantes de la vida porque estamos inmersos en una marabunta de objetos que no son tan imprescindibles como pensamos.
Gracias por visitar mi blog! Un saludo!
me recordó una infancia
ResponderEliminarque corría por los campos
y que con la abuela aprendí
con las aves y los animales
en una casita pequeñita
pero su corazón gigante
muakismuakis
Esa pregunta, Apreciado Amigo, lo he hecho muchas veces. Y en verdad,
ResponderEliminarse vive muy felíz sin tantas cosas materiales también,que a mi me consta. En definitiva, son objetos nada más y ¡yo he visto mucha felicidad con tan pocas cosas!
Un abrazo
Seguramente en esta casa habra mas felicidad que en muchos chalets de aqui, una foto con un color precioso y como tu dices con un niño que le da vida. Esta visto que tanta evolucion no esta haciendo olvidar la cosas importantes.Saludos
ResponderEliminarMe encantaría cruzarme con esa casita.
ResponderEliminarSaludos.
No es una casa sino una estación de paso. Así deberían ser todas las casas.
ResponderEliminarMe encanta esa puerta que da a otra puerta que no existe. Y ese niño es el único timbre al que llamar.