La prisión de las sombras

Entre escombros y derribos

Hay un momento en que la vida deja de latir y se vuelve parca en su existencia, volviéndose polvo por aquello que se dice en cuanto a la consistencia molecular de la misma. Polvo somos y en polvo nos convertiremos.

Los viejos edificios, también tienen su corazón, su razón por vivir y su funesto final cuando el alma de sus moradores exhala su último aliento al cerrar la puerta de la calle sin volver la mirada hacia atrás.

El derribo de una casa que dará paso a un nuevo caparazón urbanístico, llena de curiosidad a quien bajo su precario letargo, camina buscando pequeños cantos de sirena inexistentes a los ojos de quienes me observan. La cámara en la mano y bloc de notas en el bolsillo trasero de mis pantalones tejanos. El bolígrafo siempre eterno asoma pudoroso por el bolsillo de la camisa. No quiere perderse detalle. Yo, cierro los ojos e intento escuchar los llantos de los niños que un día hubo entre estas cuatro paredes. Sus risas, sus juegos. Sus miedos.

Veo la vieja cocina, el ya roto fogón. Las ventanas, ya casi sin vidrios. El suelo sin pisadas y las puertas abiertas al olvido. Mi nariz repara en el olor a vacio. Donde late el olvido. Camino por las diferentes habitaciones donde el techo me hace pensar en una prisión de la cual, sus moradores escaparon bien por morir o tal vez… por volver a vivir. 

Aprovecho la ocasión para explicar que omito la marca de los jeans o tejanos por no recibir de esta, ningún tipo de compensación económica por citarla. Pero, estoy abierto a ello.

Clic aquí para ver la serie completa:

Anécdotas

Copyright © By Jan Puerta 2013.

Texto y fotografías con copyride del autor.

janpuerta@gmail.com