Hace unos cuantos años, (ya me puse nostálgico otra
vez) había unos artilugios de uso bastante común que se enroscaban en la parte
frontal del objetivo y que respondían al nombre de filtros. Hoy en día, su uso,
se mantiene, pero de una manera moderada. El UV que además sirve de protector
del propio lente, el polarizador y quizás el amarillo para contrastar algún que
otro paisaje o encuadre falto del mismo.
Los demás son puras anécdotas que en muchos casos
a través de los programas de edición se termina degradando o contrastando el
encuadre realizado.
Yo recuerdo la aparición de la firma Cokin en el mercado.
Un engendro de plástico que nos permitía intercalar unas laminas de colores
como si se tratase de un foco de luz en la feria del pueblo para dar diferentes
tonos de colores al artista que recorría esos escenarios en verano.
Como todo, el nivel económico marcaba la calidad
de los filtros. Si tenías tres objetivos, siendo los normales un 50 mm, un 35mm
y un 135mm, representaba una buena inversión económica el dotar a cada uno de
ellos de su correspondiente set de filtros. Pero apareció Cokin y pudimos
muchos de nosotros jugar en las ligas mayores de los fotógrafos consagrados.
Personalmente, tuve un juego completo y en uno de
mis viajes, decidió, seguramente influenciado por el malandrín que se me llevó
un bolso con diferente material, cambiar de nacionalidad siendo adoptado por su
nuevo dueño.
Hoy en día, llevo varios filtros sueltos envueltos
en gamuzas para evitar que se rallen y doten a las imágenes realidades de
extraños reflejos que si bien gustan a las señoras que ven las fotos, envilecen
el trabajo de uno.
Pero desde hace tiempo, estoy experimentando con uno
nuevo aunque de difícil transporte para ser francos. Se trata del filtro
visillo y el complemento, suciedad del cristal de la ventana.
Así que siempre que tengo posibilidad de ello, me sitúa
detrás del visillo, enfoco y hago la fotografía. El resultado es casi siempre
una mezcla de “vintage” y surrealismo pop que gusta bastante a pesar de la
precariedad del material utilizado.
Para muestra un botón con esta
escena cotidiana Santuario de Nuestra Señora Purísima
de las 40 Horas. Limache
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Copyright © By Jan Puerta 2013.
Texto y fotografías con copyride del autor.
janpuerta@gmail.com
Jo també tenia un munt de filtrs Cokin. Ara no n'utilitzo cap, amb un polaritzador faig.
ResponderEliminarEs curiós l'efecte d'aquest filtre del que parles, el resultat es original i atractiu.
Una abraçada
Como si miráramos desde muy atrás en el tiempo.
ResponderEliminarYo creo que todos los usamos.
ResponderEliminarEs increíble pero no hace tanto tiempo y sin embargo estamos hablando de elementos prehistóricos. Yo usé todos esos filtros marca Nikor y tenía un zoom que iba de 50 a 135 o lo intercambiaba con un gran angular.
ResponderEliminarCpmencé trabajando con una reflex Zenith, de origen ruso y tardé bastante en pasar a la Cannon o la Minolta. Coincido contigo en eso de los reflejos que gustan a las señoras.
El filtro que estás usando parece interesante aunque le saca lucimiento al cielo. Veremos los trabajos que vayas logrando. Este me gusta.
Es como viajar en el tiempo :)
ResponderEliminarParece una postal...se ve linda.Un saludo amigo.-
ResponderEliminarhttp://visual-anjespinosa.blogspot.com.es/
Pues no te ha quedado mal. Eso sí a los fabricantes de filtros no creo que les haga mucha gracia, jeje.
ResponderEliminarEnhorabuena por el ingenio y por el resultado.
Belíssima esta Igreja, mais um patrimônio espiritual,. boa semana amigo, abraços
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