Los viejos mercadillos ambulantes siempre me han llamado la atención. En ocasiones los he definido como una adicción personal.
Mis primeras visitas a estos centros tan peculiares datan de los años setenta cuando acompañaba a mi Padre al mercado de la Plaza de las Glorias en Barcelona. A pesar de no acordarme mucho de mis primeras visitas, si que las tengo como referencia en mi momento presente.
En Sudamérica, es una actividad muy común englobada bajo el nombre de feria. Quizás por ese espíritu que tiene por referencia, aquellos que viven deambulando constantemente. Son como pasajeros errantes que se pierden entre el tiempo y la distancia, que diría un viejo poeta.
Siempre que descubro uno, me dejo seducir por sus encantos. Cámara en mano busco rostros que parecen sacados de novelas memorables. Encuadres que parecen oníricos y situaciones que en pleno siglo XXI se me antojan irreales.
Hace unos días, al salir del recinto que englobaba unos de estos mercados, el cielo se volvió tormentoso. Las paradas se desmontaron con una rapidez inusitada y todos, decidimos al unísono huir de la tormenta que se antojaba fuerte. Mientras me dejaba llevar, escuché unos pasos que se arrastraban, por el suelo térreo y por ahora polvoriento. Instintivamente, me giré, enfoqué y disparé.
Un acto reflejo. Un remedio para mi anímico estado en ese momento. Un gran alivio al ver el resultado.
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Excelentes siempre los resultados de tus "cacerías"! jejejeje
ResponderEliminarUn abrazo.
Hoy que tanto se habla de los MERCADOS y su férrea dictadura, es un alivio descubrir los mercadillos, la feria sin tiempo donde uno busca sin saber el qué, donde aun es posible el intercambio en una cierta igualdad.
ResponderEliminarUn abrazo, Jan.
BON DIA JAN:
ResponderEliminarMoltes felicitats.
I la meva enhorabona, per aquest blog tan original, en fotografies i escrits.
Et desitjo que trovis un editor bn aviat.
Una abraçada, Montserrat Llagostera.
en ese mercado del mundo, de imagenes y momentos siempre sacas algo de provecho para regalar a nuestras miradas.
ResponderEliminarun abrazo
Mujer y cielo. Qué retrato, querido Jan.
ResponderEliminarJan, aquí es festivo.. es Sant Joan..Jan..
ResponderEliminarPetonets, et llegeixo..
Recuerdo el mercadillo cuando era pequeña y mi padre me llevaba siempre primero por la calle de la "chatarra" esa que le encantan a todos los hombres, ;)
ResponderEliminarA mí también me encanta el ambiente de estos mercados, los vendedores los puestecillos con cualquier cosa.
Los que sin puesto optan por el plástico en el suelo o el típico carrito de supermercado lleno de hielo y refrescos para los compradores.
Esa vista de cabecillas desde lo alto de la calle, miles de cabezas....
Buen retrato Jan, me encantaa el gesto que tiene.
Saludos
Bon dia Jan: Estic a la montanya desde el dia 23, i no he pogut entrar a Internet fins ara. vaig pensar amb tú, i encara que una mica tard et desitjo pau interior, benestar económic i molta salut. Penso que amb tot aquest coctail de bons desitjos, ja no en necesites cap més. Amb aquesta convicció, em despideixo fins una altre dia.
ResponderEliminarAH sí! també m'agradaría que gudeixis del amor, Adeu!