Después de las dos primeras entradas dedicadas a esta casa en fase de derribo, me centro en una de las fotografías que realicé a la primera habitación que visité y que me dejó casi sin habla. Su papel pintado, representaba algunas de las principales cajetillas de tabaco, junto con los fósforos de algún que otro club “especial” y también, alguna pipa para el fumar tranquilo.
Si la primera imagen que os presenté, era una especie de desafío a la tentación de la suerte y la segunda, un acopio de sensaciones extrañas, sentimientos de claustrofobia y agobiante percepción del instante.
Esta tercera imagen no le va a la zaga y me lleva a un submundo inimaginable, donde el fumar era de hombres y el no hacerlo de faltos de personalidad por no dejarse influenciar por lo que se llevaba.
Sin duda, tener las cuatro paredes de una habitación decorada con este papel pintado era todo un reto a instinto primario de encender un cigarro o el mejor remedio para asegurar una fuerza de voluntad inquebrantable poniéndose a prueba a cada instante.
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Aquest paper és el "no va mas" icreible.
ResponderEliminarUna abraçada
Un modo de decorar la casa como otro cualquiera aunque yo no soportaria este galimatías más allá de cinco minutos.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Jan! Pero... qué sitio era ese con esos papeles??
ResponderEliminarSeria interesante saber que tipo de personas vivieron en esa casa y que rayada mental le hizo dar ese toque de decoración... Estoy segura que no podria vivir allí me entraria el agobio de mi vida y saldria por patas eso si,la documentación grafíca no tiene precio. Un saludo. Helen.
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