Una vez contestados los
comentarios de ayer jueves y los que no contesté el miércoles, me centro en la
entrada de hoy es una continuación del pensamiento apático que llamé “el juegodel destino”.
De la misma casa, una segunda
habitación me indica muchos detalles para recapacitar. Para que el ojo clínico que
uno tiene por definición se enfrente con una realidad visual y grafica,
compleja y sorprendente a la vez. Un antiguo decorador amigo mío, diseñador
papeles pintados en la década de los setenta, me decía con mucho tino, que un
papel en la pared de una habitación donde iban a convivir los miembros de una
familia, los amigos de la misma y personajes circunstanciales que pudieran
dejarse caer por allí, debía de cumplir tres preceptos esenciales para que la
empresa para la cual trabajaba le aceptase su diseño. El primero, hablaba del
equilibrio visual de las formas propuestas. El segundo, matizaba la posibilidad
de encajar disimuladamente con cualquier propuesta de diseño de interior que un
interiorista pueda ofrecer al cliente final y la tercera norma a cumplir es que
su contemplación aplacase el nerviosismo, el estrés después de un día difícil de
arduo trabajo y proporcionase una paz efectiva a quien debía de convivir bajo
su influencia.
Dicho esto, me intento centrar
en el papel pintado de la segunda habitación (el sábado veremos la tercera) y
veo que no cumple ninguno de los preceptos por los cuales mi amigo se regía.
Yo que solo estoy unos minutos
entre las ruinas de lo que fue la casa y contemplo la habitación a cielo
descubierto, lo cual me da oxigeno extra sin duda, siento que la decoración me
devora literalmente hablando y necesito encontrar puntos de fuga que me hagan
sentir libre ante la opresión de este decorado, que por otra parte me recuerda
a una película de terror que vi de joven (más o menos cuando mi amigo me
hablaba de su trabajo) llamada “la matanza de Texas”. Quizás si uno pasase una
tarde noche, encerrado en una pieza de estas características, también pondría en
marcha la moto-sierra, saliendo a la calle con la intención -desmedida si se
quiere- de rebanar cuello y extremidades a cualquiera que tuviese el infortunio
de cruzarse con él.
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la serie completa:
Copyright © By Jan
Puerta 2013.
Texto y
fotografías con copyride del autor.
Bon día Jan.
ResponderEliminarSi que te siniestrienitat aquesta habitació, si.
Serviría de decorat d´una pelicula de terror, com la que tu indiques.
Una abraçada, Montserrat
Tens tota la raó, l'aclaparament que es respira (o millor dit, es respirava) en aquesta habitació, devia ser insuportable. No m'estranya que surtin a flotació els més baixos instints.
ResponderEliminarUna abraçada
Locura, locura, locura. Por favor que me saquen de aquí, no quiero continuar con este agobio de colores y formas.
ResponderEliminarGenial Jan.
Un abrazo
ResponderEliminarGran vista.
Tiro Sublime.
Un abrazo.
Realment és un paper que carrega molt, imaginat amb dia d'aquells que tens mal de cap.
ResponderEliminarUna abraçada.
Desde luego, el dichoso papel no cumple ninguno de los tres requisitos; es más, el último no solo no lo cumple sino que acentúa el estrés que traiga uno a casa. Me parece estupenda la idea del título que has tenido. Un abrazo, Jan.
ResponderEliminarNo me extraña que la casa esté en ruinas. Un abrazo,
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