La maleta mexicana

En los mercados denominados “de las pulgas”, por estos lares australes, uno a veces encuentra objetos que le gustaría comprar. Este fue el caso de esta maleta. Me habría gustado hacerme con ella. Aunque después, en frio, vienen los análisis sobre lo comprado, el uso que se le da  y según como, para terminar guardada dentro de un armario en espera de un viaje fantástico, el cual cuando llega, uno se da cuenta de lo poco práctico que es la maleta y sigue dejándola dentro del mundo de los objetos que uno atesora pero no disfruta.

A lo largo de la vida, adquirimos objetos que llenan estanterías, mesas y rincones de la casa. Unos años más tarde, los descendientes de uno (de tenerlos, claro), no les dan el mismo valor y esos preciados objetos, inician un nuevo ciclo en espera de quién de ellos se enamore, los compre y les de una nueva ubicación. Y esa nueva etapa, empieza en mercados como este.

Quizás debería de guardar en esa maleta todos mis antiguos negativos y los modernos soportes virtuales con los trabajos más recientes, en espera de que el tiempo juegue a mi favor y de aquí setenta años, alguien la encuentre y se vuelva a hablar de mí. Para bien o para mal, pero que se hable.

Paradojas de uno que suele tener el ego subido los martes.

Clic: la maleta mexicana  

Clic aquí para ver la serie completa:

Anécdotas

Copyright © By Jan Puerta 2013.

Texto y fotografías con copyride del autor.

janpuerta@gmail.com