Las personas de pocos recursos, que terminan viviendo de la caridad de los demás, suelen sorprender a quienes transitan por la calles con sus peticiones de ayuda. Unos, piden para poder seguir bebiendo y haciendo de la cruda realidad que viven una solución transitoria o definitiva de sus miserias. Los hay que no dudan en hacerse acompañar por sus hijos para que el efecto cause en la conciencia de uno un determinante gesto para compartir lo que uno lleve en el bolsillo ante esa mirada lastimera del niño y el grito desgarrador de su progenitor. Otros, te piden un cigarrillo. Un simple pitillo.
Y también los hay que cuando te ven comer unas galletas emvasadas, se acercan con gran simpatía y te piden una. La señora mayor de la fotografía, le pidió a la joven una galleta. Ella… accedió. Causalmente, me encontraba ahí.
Paradojas de una anécdota que duele
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Sí, duele, Jan, claro que sí.
ResponderEliminarMB.
La crua realitat, sens dubte.
ResponderEliminarTu sempre estàs en el moment oportú i en el lloc adequat.
Una abraçada
Doloroso verlo pero más vivirlo. Bien captado .
ResponderEliminarUn abrazo.
Doloroso verlo pero más vivirlo. Bien captado .
ResponderEliminarUn abrazo.
Significativo, paradójico y expresivo momento el que has capturado...
ResponderEliminarsiempre estas en el momento oportuno JAN. Un abrazo.
Ramón
· Paradojas de una anécdota que duele. Y ese es el mundo al que nos quieren llevar, después de tantos años de progreso.
La foto es espléndida, lo contrario que la realidad.
· un abrazo
CR· & ·LMA
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Un momento muy comunicativo y para la reflexión el que has captado, bien vista. Saludos.
ResponderEliminarlas tantas variantes de la miseria.
ResponderEliminarqué buena foto!
abrazo*
É duro de ver, mas como será viver isso?
ResponderEliminarBem captado o momento...
Bom domingo.
Beijo carinhoso.