Marcelo Clivati Prado

Tres, dos, uno, acción. 

Toma primera. Escena nueve. 

La habitación 812, tiene unas vistas soberbias sobre el borde costero. Una de las ventajas que da la altura es sin duda tener una vista privilegiada sobre aquello que fijamos nuestra mirada. Rasgo este de la altura que caracteriza al paciente de la misma. 

Sus casi dos metros de buena voluntad, le hacen ser un personaje entrañable al que tengo por amigo. Marcelo es brasileiro de nacimiento. Diseñador de profesión. Vivió y trabajó en mí querida Barcelona durante unos años con Joanna, su esposa. Hoy en día, reside en Chile. Por las características de su trabajo, tiene clientes tanto en Europa como en este continente. Internet y las nuevas tecnologías te permiten estas licencias profesionales. Así que si tenéis cualquier trabajo que el pueda realizar, ya sabéis donde encontrarlo: www.morivati.com

Hace unos meses, fui a su casa a tomar un extraordinario café brasilero, (que no se me enfaden los colombianos y los panameños) y además, hacerle una fotografía que me sirviera para complementar una entrada. El mismo propósito lo tenía con Joanna y así poder mostrar a través de los enlaces pertinentes sus respectivos trabajos, tanto en diseño, como en ilustración. Pero el día no era el adecuado y las fotos realizadas no me gustaron. Paso el tiempo y hasta la fecha no habíamos podido coincidir a pesar de habernos visto en diferentes ocasiones.

Las circunstancias de una recaída que se transformó en una neumonía compleja y delicada, me llevaron a una visita totalmente inesperada al paciente de la ahora ocupada habitación 802. Una vez allí, Marcelo y su buen humor me indicaron dos posibles encuadres para mi entrada diaria. Yo había realizado una fotografía, llamémosle más clásica. Paciente en la cama con la sonda emitiendo pitidos continuados el juego de luces de un mediodía gris con una excelente temperatura de color exterior entrando por la ventana. 

Esta imagen la acabo de programar para el primer aniversario de su estancia en el hospital. O sea el día 11 de enero de 2014. Afortunadamente, la enfermedad remite. Y pronto podré hacerle la fotografía que habíamos pensado en su momento en su casa. 

Marcelo… ¡ánimo! que aun tenemos muchas cosas en común para realizar y muchos, muchos cafés por compartir. 

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Haciendo amigos 

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Texto y fotografías con copyride del autor. 

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