Los pasos de la casualidad son puntuales. Pasan cada día a las ocho y diez. No hay días festivos ni santos que obliguen a cerrar a todo un gremio. La fiesta parece no estar hecha para ella.
Es Navidad. Pero sigue la rutina impuesta por sus propias necesidades. Son las ocho y diez. Sus pasos resuenan en las vacías calles. La soledad del ambiente me invita a reflexionar. Las mañanas, son especiales. Nadie madruga a menos que sea para ir a trabajar.
El movimiento de sus caderas, hace que el bolso, emita una especie de chirrido plástico que me recuerda los viejos columpios que se mecían una y otra vez en busca del cielo.
Ella, ni siquiera me mira. Hoy es el segundo día que coincidimos. No se inmuta. Yo solo enfoco y disparo. Ella, ajena a mi necesidad, sigue caminando. Mañana seguramente volverá a pasar.
Me gustan tanto esos pasos que yo, volveré a la misma hora por si hay alguna ocasión de trasformarme en ellos. De ser así, simplemente me dejare llevar…
El movimiento de sus caderas, hace que el bolso, emita una especie de chirrido plástico que me recuerda los viejos columpios que se mecían una y otra vez en busca del cielo.
Ella, ni siquiera me mira. Hoy es el segundo día que coincidimos. No se inmuta. Yo solo enfoco y disparo. Ella, ajena a mi necesidad, sigue caminando. Mañana seguramente volverá a pasar.
Me gustan tanto esos pasos que yo, volveré a la misma hora por si hay alguna ocasión de trasformarme en ellos. De ser así, simplemente me dejare llevar…
“Microrelatos”
Muente vive su realidd impuesta, no puede dejarse llevar por las corrientes consumistas o frivolas que rodean estas fechas.
ResponderEliminarBuena instantanea.
Saludos.
Otras realidades, otras vidas. Tengo ganas de que acaben ya estas fiestas, para que aterricemos suavemente de neuvo a la realidad.
ResponderEliminarLa instantánea es muy buena, el encuadre perfecto.
Un abrazo
Me gusta la composición y el contraste de los colores con la tapia.
ResponderEliminarUn saludo
Captando la esencia de la realidad más cotidiana...ella y sus circunstancias...excelente!
ResponderEliminarGracias
No, no le combinan esas bambas con esa falda, ni ese bolso de plástico repleto de enseres necesarios para el resto del día. Ajena a la moda, a la navidad, al que dirán..., con su soledad a cuestas y una realidad que vivir.
ResponderEliminarBonita e impactante fotografía!
Besos.
Muy buena imagen ;)
ResponderEliminarMuuuuacks!
Sigues siendo un maestro de la palabra y la imagen.
ResponderEliminarUn abrazo
hola, espero que cuando vuelvas a mi blog te guste lo que te espera alli, muy merecido por cierto...
ResponderEliminarun beso...
ALMA
Gracias por poder haber conocido tu blog. Me parece muy sensible y con muchos destellos de arte autentico. Me siento identificado con tu blog, me gustan mucho las imagenes que dicen algo, y la gran historia que puede y de hecho suele haber, detras de ellas.
ResponderEliminarExcelente. Con tu permiso, te agrego para seguirte los pasos.
Un abrazo.,
Y a pesar de su imagen menuda contra la tapia, a su lado camina un mundo.
ResponderEliminarFeliz año !
Feliz año nuevo y muchas garcias por el correo...
ResponderEliminarContra ese muro como una partitura se escribe la música de sus pasos, esas notas de color que ponen en marcha el día.
ResponderEliminarRememoro los pasos de invierno en mi infancia bejarana.
ResponderEliminarNo me interpretes mal, Jan, pero debajo de la evidente pobreza y desaliño del vestido, y más allá de la incuria del paisaje me pregunto cómo será su cuerpo: si tan mustio como su figura —imposible, esa falda la delata, hay música, calor y vida debajo de ese trozo de tela— o tan esplendoroso que el fotómetro de tu cámara se volvería loco y sólo sacarías un resplandor dorado, como si hubiese pasado un ángel delante de tu objetivo.
ResponderEliminarLos nudistas sabemos que la ropa sólo es un artificio, un disfraz que la mayoría de las veces oculta nuestra verdadera condición humana poniendo de relieve en gran medida el papel que la sociedad, la vida, o incluso nosotros mismos nos asignamos. Solo el desnudo nos permite acercarnos unos a otros en verdaderas condiciones de igualdad.
¿No sientes curiosidad, Jan? Puede estar el Paraíso debajo de esas ropas humildes.
Por cierto, qué gran fotografía. Y qué oportunas las ramitas que asomaban por detrás de la tapia. Díme que no te colaste detrás para ponerlas. Un gran abrazo
Comienzas el año, fotografiando y relatando la vida misma.
ResponderEliminarTe deseo lo mejor Jan
Un beso desde el Mundo de los Sueños
Qué lindo relato, Jan!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, y tan esperanzador; seguramente volverá a pasar.
Linda la fotografía también.
Paz para ti en este año.
BACI, STEKI.
Como siempre me llevaste a la reflexión , magistralmente manejas el texto en conjunto con la imagen , que buena foto ... por mi parte que pronto reiniciaré mis dias cotidianos de trabajo , procuraré después de ver esta imagen y tu relato , hacer del traslado al trabajo algo menos rutinario , para empezar mirar observando a mi alrededor en el trayecto , cariños desde Venezuela.
ResponderEliminarHay otra soledad que es la vuelta a casa tras una noche fuera.
ResponderEliminarPero a veces son otros movimientos.
Es así, así es la vida: como esa magnífica foto.
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