En uno de mis paseos habituales donde el caminar no tiene ningún fin ni destino aparente y el controlar el tiempo se me antoja una absurdez mas de esta vida, encontré lo que había sido el suelo de una casa muy cerca de la carretera. Me sorprendió la variedad de piezas de terrazo que lo componían. Por un momento pensé que se trataba de un muestrario de esos que hay en las grandes tiendas dedicadas al bricolaje. Pero una leve inspección me permitió descubrir que simplemente era el suelo de una de las habitaciones de la casa.
Entonces recordé que mi Padre, cuando yo aun cantaba en mayo una canción donde decía la letra… “Con flores a María, que Madre nuestra es”, había comprado un resto de baldosas de tres colores y tamaños diferentes. Al ver la oportunidad se le ocurrió la brillante idea de “alicatar” el cuarto de baño con un diseño de lo más surrealista.
Más adelante las cosas mejoraron y se pudo conseguir que todas las baldosas fuesen de un blanco impoluto al que por cierto, nunca me acostumbré a pesar de incluir una cenefa celeste.
Cuando hice la fotografía, los recuerdos de mi infancia se me agolpaban como si estuviesen en una sala de espera de un hospital, esperando su turno para ser atendidas. Un detalle visual que para muchos pasa desapercibido para otros puede desencadenar un preludio hacia los recuerdos más insospechados.
Quizás, quien pisó durante muchos años encima de este puzle de baldosas, nunca se planteó otra alternativa. Seguramente no pudo elegir. Pero a veces la vida no se plantea. Simplemente sucede.
El tiempo, la distancia y el análisis nos hacen ver otras alternativas. Pero eso pertenece a esa famosa frase que dice… “Desde fuera, se ve mejor la partida de ajedrez”.
Me hubiera gustado conocer a esa persona. No por nada especial. Simplemente para regalarle esta fotografía.
A pesar de preguntar en las casas aledañas, no me supieron dar razón.
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Cuántas historias y anécdotas pueden surgir de una buena fotografía o de un instante de reflexión!
ResponderEliminarUn abrazo.
Jan, Un blog, el tuyo, digno de asíduas visitas. Te sigo. Gracias por compartir esa forma especial de ver el mundo.
ResponderEliminarBON DIA JAN:
ResponderEliminarSi de un pequeño detalle, a veces surgen una cadena de recuerdos.
A ti las cosas más sencillas te despiertan una creatividad increible.
Yo aún continúo siendo creyente, he tenido mis épocas de crisis de Fe. He empezado a filosofar en otas cosas y al final he vuelto como la Hija Pródiga.
En fin todo los Caminos llevan a Dios.
Vuelvo a desearte que pronto encuentres un editor, Montserrat
Yo viví en mi infancia en una casa vieja muy vieja construída de retazos diversos.Hoy me es imposible vivir en esos pisos de lujo tan asépticos.Necesito reconstruir en donde habito con trozos del mundo.
ResponderEliminarTodavía existen casas con estas variedad de baldosas, sobre todo antiguas casas en el campo, les dan un aire muy diferente, se tenia que aprovechar todo. Un abrazo amigo Jan
ResponderEliminarPreciosa fotografía!! me quedo con las ganas de conocer su historia.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Una foto muy sugerente esta de hoy. Y que dá mucho que pensar, del como el porque y el cuanto. Tienes razón, Jan en que a veces una simple imagen callejera te trae una avalancha de recuerdos, imposibles de retener y que te hacen refllexionar sobre cosas de subconsciente, que estaban escondidas, y olvidadas. Saludos.
ResponderEliminarEstimado...
ResponderEliminarmuchas lecturas puede tener este suelo,.como bien dices...
claro uno lo asocia sin dudas a situaciones personales...quizás sean buenas o malas ...lo importante que algo tan yermo y desigual hace correr la vertiente del pensante , del que siempre encuentra en un algo...ese algo especial...que evoca a más de una vida y sus situaciones...
felicitaciones!
Increíble como la simpleza de los detalles nos trasladan en el tiempo y el espacio... Me gusta el mosaico de colores y formas que has capturado bajo tus pies... si hasta huellas puedo atisbar marcadas sobre esas baldosas.
ResponderEliminarMe pongo a pensar y tantas palabras, tantos códigos e interpretaciones se me vienen a la cabeza, tanta vida, llantos, risas, discusiones y reconciliaciones han de haber ocurrido sobre este variopinto tablero de ajedrez.
es un placer volver a visitarte.. a leerte.
Saludos Jan!
Me uno a los comentarios de los demás...Y me pregunto: ¿y si no hubiera sido la pobreza el punto que activó este mosaico? Capaz que era un loco o loca del arte, del excentricismo...
ResponderEliminarPor qué no?
Y eso es lo que tiene la subjetividad, las fotografías, pinturas,etc. El poder ponerse a reflexionar y cada quien aportar con su mundo, y con su perspectiva diferente...
Felicitaciones Jan.
Maritza.
verbal-maritza.blogspot.com
Cosa curiosa, amigo Jan.
ResponderEliminarMe has traído reminiscencias de infancia, pero no por las baldosas sino por la canción, que yo también cantaba cuando entré el colegio de curas, al comienzo sin entender: "Venid y vamos todos, con flores amariiiillas..."
unas fotos increíbles!!
ResponderEliminarUn rincón que expresa tanto...
ResponderEliminarEl crisol de la supervivencia!
ResponderEliminarEl tiempo, la vida, crean mosaicos que no se ajustan a nuestras previsiones. Por eso son tan hermosos.
ResponderEliminarMagnìfica entrada, Jan.
Conozco muchos suelos así. Qué buena imagen.
ResponderEliminarEn el mundo de la vida popular no hay orden previo al que dar cumplimiento. Ahí todo encuentra su lugar por simple colocación. Por eso para la gente del pueblo pocas cosas hay peores que quedar descolocado. En una casa de mi familia todavía tenemos uno de esos pisos, no sólo abigarrado sino incluso desnivelado como de intento.
ResponderEliminarGracias Jan por esta foto tan honda