En ocasiones, uno se dispone a subirse al primer tren que pasa y en el andén ve cosas, detalles o personajes que le llaman poderosamente la atención. Decide hacer una fotografía. Deja de pensar y simplemente disfruta oníricamente de aquello que acaba de captar visualmente.
Y cuando eso está presente, la muesca es solo el principio.
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Una imagen que cuenta mucho sobre la soledad, la separación de los otros que a veces buscamos sin saber muy bien la razón.
ResponderEliminarSaludos
Ellos también parecen esperar pacientemente. Se ve que ya no tienen prisa.
ResponderEliminarBuen colorido el que has captado.
Un abrazo.
Ese casco dorado! Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarA veces también es el final.
ResponderEliminarEsta tarde medio me he podido escapar de mis ocupaciones, estoy encantado de leerte de nuevo.
ResponderEliminarFeliz tarde de domingo.
Un abrazo...!!!
pero.... ¿de verdad llevaba ese casco?
ResponderEliminarQue fotografía más triste...
ResponderEliminarYo no quiero llegar a ser mayor.
Qué maravilla de casco! Pero el personaje que lo porta me parece de lo más sereno, no así el otro...en el que siento historias tristes dentro suyo...
ResponderEliminarSerá?
La ancianidad tiene mucho que decir...
Es Valparaíso, no??
Bella foto, muy muy nítida.
Abrazos grandes!
Por eso, las estaciones de tren son interesantes.
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