Ayer recobré la buena costumbre de contestar los comentarios dejados en este espacio. Hoy, intentaré hacer lo mismo. Si no al momento, si antes de la publicación de la entrada del domingo. Os agradezco los mismos.
Me crié en un pueblo donde cruzar las vías del tren era de lo más normal. Como contraprestación de tener que estar atento a la llegada de los trenes teníamos la posibilidad de viajar hasta Barcelona con cierta frecuencia.
Hoy en día, siempre que veo, cruzo o simplemente se dé algún paso a nivel, me vienen a la memoria cientos de momentos que pase cerca de ellos. La espera con las barreras bajadas o la travesura clásica de un mozalbete que quería tener sus chapas de refresco o cerveza, completamente planas y para ello usábamos los raíles de la vía y la rapidez de los trenes.
Quizás con el tiempo, todo sea parte de un pasado que fue y que poco a poco se desvaneció, como lo harán mis recuerdos. Pero mientras tanto, ahí queda lo vivido.
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Cruzamos las vías y seguimos la pista, pero el pasado y el futuro han quedado a derecha e izquierda y nos alejamos de los dos por igual. Nada más queda el momento de la intersección.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y que somos amigo mio sino un cumulo de recuerdos, yo cada vez les doy mas importancia, tengo a mi madre con alzheimer y esta claro que cuando pierdes los recuerdos dejas de estar vivo.
ResponderEliminarUn abrazo.
no tengas prisa porque tus recuerdos se desvanezcan, cuidalos y si hace falta anotalos en esa libreta tuya.
ResponderEliminaryo pasaba los veranos en Los Molinos un pueblo de la sierra de Madrid y de niño cuando saliamos con las bicis siempre nos decían que no fueramos a la estacion. obvio decir a que lugar nos dirigiamos a jugar.
un abrazo
Como demuestra tu imagen a veces las cosas de este mundo están al revés ;-)
ResponderEliminarEs entrañable que conserves tus recuerdos (y los compartas).
Abrazo.
Antón.
Yo también jugaba a aplastar las chapas en las vias de los tranvias de Madrid para luego utilizarlas como fin de la cuerda con la que lanzaba el peón para hacerlo bailar.
ResponderEliminarMe gusta tu foto.
Yo también me he propuesto contestar los comentarios.
Me parece un modo de acercarnos más los que comentan y yo.
Un abrazo
Lo de aplastar las tapas de gaseosas dejándolas sobre la vía del tren hoy suena a prehistoria!...si bien nunca lo hice, comprendo tus evocaciones!
ResponderEliminarUn abrazo.
Manolo:
ResponderEliminarA veces estamos en medio de todo y de siempre. Pero estamos, que diría un castizo.
Un abrazo
Francisco:
Solo recuerdos amigo. Solo recuerdos.
Un abrazo
Ripley:
La libreta a la que aludes, es mi confesionario.
Un abrazo
Antón:
No solo están al revés, sino que en otros países, en este caso Chile, los pasos a nivel sin guarda ni barreras, para un extranjero son un verdadero problema hasta que te habitúas a ellos. El cartel que dice “sin guarda cruce”, debería de estar escrito al revés y con su coma correspondiente: “Cruce, sin guarda”. Cosas del escribir que diría uno que yo se me.
Un abrazo
Luis:
Hubo un tiempo que la mente y la imaginación eran armas para jugar y divertirse. Al menos así lo hacíamos.
En cuanto al contestar, antes lo hacía siempre, pero un buen día, entre las malas conexiones, la falta de tiempo y otros conceptos, deje de hacerlo. Pero aquí estamos de nuevo. Conociéndonos más.
Un abrazo
Neo:
Lo que uno hacia de niño hoy lo vemos como algo lejos. Muy lejos. Pero no hace mucho, puse unas chapas en la vía del metro tren, espere el paso del mismo y después las recogí. Mis amigos de antaño apenas se de ellos, y los de ahora, no jugaron a los mismos juegos que yo.
Un abrazo
yo también he recordado la infancia y los pasos a nivel. Me gusta el cruce de vías , los cruces e cables, el caos sostenido de la foto
ResponderEliminarYo tambien me crié cerca de las vias y aunque no estaban dentro del pueblo, tambien teniamos que esperar la subida de la barrera para cruzar...me gustaba ver pasar el tren, yo era pequeña y no tenia esa sensación del tiempo perdido esperando que pasara el tren, simplemente me gustaba verlo pasar.
ResponderEliminarSAludos.
Este tipo de tomas siempre me han gustado...es la esencia de nuestro entorno..en donde nos hemos criado...aqui en donde vivo esto es normal y a mi personalmente me gustaria que dure...la belleza de ese momento no lo cambio por las mas modernas tecnologias de seguridad....un abrazo jan.
ResponderEliminarMe encanta ese punto de vista diagonal, ese vía que viene y se va por la derecha bruscamente. Lo que se ve por la izquierda quizá sean los recuerdos, lo que se va bruscamente ese futuro del que algo podemos intuir, pero difícilmente saber lo que nos va a ocurrir un minuto después.
ResponderEliminarLuego está la ocurrencia del cartel la revés que has captado y dado protagonismo muy bien. Pero... ¡¡no veo la segunda vía!! ¿Serán los recortes que han conseguido que se desmonte pero no hay presupuesto para quitar el cartel?
En fin... mañana será otro día. Y gracias por contestar a nuestros comentarios, a mi también me gusta hacerlo, siempre que puedo lo hago.
Un abrazo.
Fernando:
ResponderEliminarEstuve unos momentos detenido en el mismo punto puesto que pasaban diferentes personas y vehículos. Hice tres fotografías prácticamente con el mismo encuadre. Pero me decidí por publicar esta.
Un abrazo
Luis Miguel, María José:
Para mí, ver pasar el tren que no se detenía en la estación, uno que llamaban directo) me hacía imaginar cientos de escenas a cual más fantasiosa. Fue una experiencia que aun me dura cuando veo un tren pasar y no sé nada de él.
Un abrazo
Bird:
Lo moderno suele ir asociado con lo anodino por dejar siempre la imaginación (participación activa de la mente y el cuerpo) en un segundo, demasiado segundón plano.
Un abrazo
Juan Carlos:
Un encuadre que nos permite trabajar lo subjetivo y lo analítico. Es curioso lo que comentas de la vía. A menos de cien metros hay una vieja estación que hoy en día solo ve pasar los trenes con cargamento minero camino del puerto de Valparaíso. En sus buenos tiempos, había nada menos que cuatro vías, pero el acceso entre estaciones solo tenía un vía. Hace unos treinta años, un accidente y unas decisiones que quizás no eran las mejores, dejaron a un montón de pueblos casi sin vida y si habla.
Seguiremos contestando los comentarios.
Un abrazo
Yo nunca me atreví a poner una chapa en las vías, pero recuerdo que mi padre lo hizo una vez. Mientras aguardábamos la llegada del tren mi imaginación voló y me dio por pensar en ¿cómo notarían los pasajeros ese pequeño bache?, ¿si el tren podría llegar a descarrilar por nuestra culpa?, ¿si la incidencia del sol en la chapa sería capaz de deslumbrar al conductor?...Me puse nerviosa, las travesuras no se habían hecho para mi.
ResponderEliminarAmigo mio.Me gusta tu estilo de hacer fotografia
ResponderEliminarSaludos