Amanece como cada día...
La playa espera los primeros pasos de quien con el deporte se siente mejor. Un perro callejero despierta al sentir mi presencia y un pescador de caña, aprovecha la marea baja para intentar capturar alguna presa apetecible.
La arena contrasta brutalmente con la camanchaca que se hace de frontera acercándonos el horizonte hasta poco más de 200 metros. Parece que estemos dentro de una burbuja de niebla húmeda. La luz no es precisamente mi aliado. Pero no puedo espera a que mejore ni pedirle al deportista que repita su alocada carrera. Levanto la cámara, enfoco, y disparo. En un segundo el corredor ha desaparecido, el perro ha regresado a su sueño y el pescador continua impasible en su fin, pero la escena ya no es la misma.
Me quedo con la primera. Olvido la segunda.
Instantes que deben perdurar en el tiempo. Es curioso que quien me mira seguramente no sabe lo que hago. Presunción esta, de animal racional según me hicieron ver de pequeño y que aún perdura a mi edad. Los que tienen capacidad (se supone) para racionalizar un hecho, viven ajenos a mi presencia. Mis amaneceres personales me siguen manteniendo vivo.
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Copyright © By Jan Puerta 2013.
Texto y fotografías con copyride del autor.
janpuerta@gmail.com
Captas con maestría esos momentos fugaces e irrepetibles!
ResponderEliminar=)
Necesitamos el refugio para sentirnos vivos, cada uno tiene el propio o lo busca encarecidamente.
ResponderEliminarLa fotografía hablas de nosotros, narra nuestras vivencias, creo que eso es ya un factor muy importante como para salir cámara en mano.
Pura vida Jan
Un abrazo
Una presa magistral, no tan sols per la divisió de la imatge en dues parts (tres si comptem el cel) clarament definides i amb una sèrie de personatges donant-li vida.
ResponderEliminarUna abraçada
Un instante irrepetible como cada segundo en la vida. Magnifico post. Un abrazo.
ResponderEliminarMaquíssima. Perfecta. bon capde.
ResponderEliminarSobre todo lo demás destacaría ese corredor en pleno esfuerzo por escaparse de la foto. He probado a taparlo con el dedo y la fotografía sigue siendo buena, pero, sin duda, el corredor es la que la hace especial (siempre hablando desde mi punto de vista personal). Un abrazo,
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