Hace unos días me encontraba caminando bajo los efectos de un viejo libro que me habían prestado. Uno de esos que uno lee sin saber, si su contenido terminara por cautivarte. El caso es que cuando ando absorto y presa de mis pensamientos, los pasos pueden transformarse en kilómetros o en distancias difíciles de precisar.
Y esto es lo que sucedió…
De pronto un destello o alguna cosa parecida, a modo de reflejo me devolvieron a la realidad. Me acerqué con sumo cuidado y descubrí un edificio que parecía tener unos cuantos años. Las telarañas del portón principal indicaban que pocas personas habían entrado por ahí en los últimos años. Pero una pequeña puerta semiabierta me permitió adentrarme en un lugar tan increíble como necesario. Allí dentro, había un sin fin de puertas. Cada una de ellas, estaba cerrada con un candado.
Será posible que hay descubierto donde están encerradas las malévolas intenciones que en su día tuvieron la triple A
“Microrrelatos”
¿Las ventanas tenian rejas?
ResponderEliminarCuidado...
Las siglas cambian. Los siglos más bien poco.
ResponderEliminarCuantas cosas encerraran esas puertas ....
ResponderEliminarSaludos
Sin embargo, habría que pensar por qué el cerrojo está viejo y oxidado y el candado brillante y nuevo... aunque supongo que uno se buscaría demasiados enemigos.
ResponderEliminarSólo la triple A sabe lo que allí se esconde.
ResponderEliminarUn besito y buen fin de semana
No es una triple A, es el grito desesperado de los que carecen de libertad.
ResponderEliminaryo me andaria con mil ojos, ya sabes, aquello del gato y la curiosidad. tambien habia reparado en el contraste viejo-nuevo del cerrojo-candado, a veces los abandonos no son tales, es cuestion de saberse contener.
ResponderEliminarMe da que salen a pasear a la hora del recreo.
ResponderEliminarDe tanto abrir hay que cambiar los candados a menudo.
AAA, buena marca para un candado, símbolo del encierro de toda esperanza. Increible foto amigo.
ResponderEliminarTendrán mucho que esconder.
ResponderEliminarSaludos.