Viejo almacén portuario

Las extrañas sensaciones…

Algunas paredes ejercen sobre mí una peculiar influencia que acaba transformándose en una extráña devoción hacia ellas. Es como un influjo permanente que me atrae dejándome enmarañado en una invisible tela de araña llena de posibilidades complejas y difíciles de explicar.

No todas las peredes te atrapan de la misma manera. Las hay que con gran difimulo por su parte se vuelven complices de la escena termiando por pasar completamente inadvertidas para aquellos que contemplan el encuedre propuesto. Estan, pero parece no estarlo.

Yo me dejo seducir con demasiada facilidad. Como influenciado por esa retorica moda de los añoas sesenta, setenta, que hoy en día bajo la etiqueta de vintage causa furor entre coleccioneistas, apasionados o simples aficionasdos a un estructura visual que tiene su lugar en la mas rabiosa actualidad.

Mi necesidad de composición me hace buscar con descaro, paredes cuya gama cromática se defienda entre el gris que acumula partículas de un mundo relativamente industrializado y aquellas cuya especial textura y formas rompe la suavidad del momento.

Pero para que la simbiosis de la escena que me toca vivir termine siendo parte de un encuadre elegido, no me queda otra alternativa que buscar el elemento humano en una fase donde todo lo visto es una sucesión desmesurada de sensaciones visuales.

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Anécdotas

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