Tres hermanos
A veces los hermanos son amigos. En ocasiones, los amigos se comportan como hermanos. En el caso de Laura, es así con sus dos hermanos que le siguen en la saga. Alberto, tiene un diente roto, producto de una de sus múltiples caídas. Álvaro, dice ser mas prudente. Los tres suelen salir cada tarde. Su objetivo es una campo de maíz, donde las abejas hacen pequeños panales. De no mas veinte centímetros. Los tres hermanos parecen osos hormigueros buscando su manjar predilecto. Repiten los pasos y cada tarde meriendan miel. Del panal a la boca. Mas natural imposible.
No saben nada de sus virtudes. Poco les importan. Solo les gusta disfrutar el sabor dulce. Como si fuesen caramelos. Un manjar pensado para complacer a los niños mas exigente.
Viven en un suburbio compuesto por cuatro casas con paredes realizadas de desechos. Ningún arquitecto firmaría tal obra. A lo sumo, algún albañil en prácticas podría hacerlo. Sus vidas giran alrededor del maizal. Entre sus matas juegan, crecen y observan como cada día, es lo mismo. Pero su rutina, no les aburre y el simple echo de salir a buscar nuevas colmenas ya es toda una aventura para ellos.
Los juegos olímpicos deberían de premiar la amistad. Sin competencias. Por el simple razonamiento que una amistad, con el tiempo se cultiva, crece y se consolida. Una amistad requiere de esfuerzo y comprensión por parte de sus componentes. Y parece ser que estas “virtudes” dejan de tener relevancia y pasan completamente desapercibidas para todos. Hoy la medalla lucirá en el cuello de Laura, Alberto y Álvaro. Como si se tratase de un hipotético podium. Tres metales fundidos en lazos de sangre y amistad.
No saben nada de sus virtudes. Poco les importan. Solo les gusta disfrutar el sabor dulce. Como si fuesen caramelos. Un manjar pensado para complacer a los niños mas exigente.
Viven en un suburbio compuesto por cuatro casas con paredes realizadas de desechos. Ningún arquitecto firmaría tal obra. A lo sumo, algún albañil en prácticas podría hacerlo. Sus vidas giran alrededor del maizal. Entre sus matas juegan, crecen y observan como cada día, es lo mismo. Pero su rutina, no les aburre y el simple echo de salir a buscar nuevas colmenas ya es toda una aventura para ellos.
Los juegos olímpicos deberían de premiar la amistad. Sin competencias. Por el simple razonamiento que una amistad, con el tiempo se cultiva, crece y se consolida. Una amistad requiere de esfuerzo y comprensión por parte de sus componentes. Y parece ser que estas “virtudes” dejan de tener relevancia y pasan completamente desapercibidas para todos. Hoy la medalla lucirá en el cuello de Laura, Alberto y Álvaro. Como si se tratase de un hipotético podium. Tres metales fundidos en lazos de sangre y amistad.
“Olimpiadas”
Copyright © By Jan Puerta 2008
Texto y fotografías con copyride del autor.
janpuerta@gmail.com
Me gustan tus Juegos Olímpicos "alternativos"... son unas magníficas reflexiones que nos enseñan muchos más valores que los Juegos "de verdad", tan politizados.
ResponderEliminarQue bien captadas las emociones en la cara de esos niños, felicitaciones
ResponderEliminarlindos ninos, que mezcla de inocencia y adultez veo en sus rostros y en el relato, gracias
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con el comentario, la foto ...UNA PASADA!!!.
ResponderEliminarBESINES