Levantó su cabeza. Su triste mirada, observaba a la vez que temía a las hojas perennes que lentamente se depositaban en el suelo. Estas, con su vaivén hipnótico anunciaban la llegada del frio…
Esta serie que hasta la fecha venía titulándose “Dogs of the world”, desde hoy cambia de denominación, pasando a llamarse “Perros abandonados”. En mis archivos, el numero de imágenes relacionados con el abandono de los animales hace tiempo que supero las mil fotografías. Demasiadas imágenes para no ser tenidas en cuenta. Demasiadas actitudes humanas para ser olvidadas. Son imágenes que nunca me hubiera gusta hacer, pero ahí están…
Sigo sin entender las razones que pueda tener una persona para abandonar a un perro, u otro animal, con quien hasta hacía un instante, había un vínculo afectivo entre ambos. Comprender las actitudes carentes de lógica es una tarea realmente compleja y complicada. Sencillamente, se me escapa a mi razonamiento.
Empezamos esta segunda temporada donde desgraciadamente los perros abandonados del mundo siguen siendo los protagonistas.
La calle sigue siendo el único refugio de todo ser viviente que termina marginado por la sociedad que lo rodea. Las causas más diversas y absurdas, terminan por poblar los entornos más degradados por aquellos seres desquiciados por actitudes tan perversas como ruines del ser humano.
Para que algo suceda, debe de haber una causa que justifique la acción. Desgraciadamente, en pleno siglo XXI no hay eximente posible para un acto tan miserable.
El perro con el cual iniciamos esta segunda temporada, se le ve noble. Paciente. Incluso su mirada esconde un atisbo de comprensión por lo sucedido. No obstante, anda perdido sin tener nada claro, lo que le sucede. Desde hace un año, según me cuentan los vecinos de una céntrica plaza, deambula por ella sin alejarse mucho. Quizás aun no haya perdido la esperanza y piense que en cualquier momento, ese vehículo que lo hizo bajar, para después arrancar con demasiada prisa, termine por volver a recuperarlo. Seguro que a él, le encantaría recibir de nuevo a sus desalmados dueños.
Quizás por eso decidí llamarlo “Penar”.
Empezamos esta segunda temporada donde desgraciadamente los perros abandonados del mundo siguen siendo los protagonistas.
La calle sigue siendo el único refugio de todo ser viviente que termina marginado por la sociedad que lo rodea. Las causas más diversas y absurdas, terminan por poblar los entornos más degradados por aquellos seres desquiciados por actitudes tan perversas como ruines del ser humano.
Para que algo suceda, debe de haber una causa que justifique la acción. Desgraciadamente, en pleno siglo XXI no hay eximente posible para un acto tan miserable.
El perro con el cual iniciamos esta segunda temporada, se le ve noble. Paciente. Incluso su mirada esconde un atisbo de comprensión por lo sucedido. No obstante, anda perdido sin tener nada claro, lo que le sucede. Desde hace un año, según me cuentan los vecinos de una céntrica plaza, deambula por ella sin alejarse mucho. Quizás aun no haya perdido la esperanza y piense que en cualquier momento, ese vehículo que lo hizo bajar, para después arrancar con demasiada prisa, termine por volver a recuperarlo. Seguro que a él, le encantaría recibir de nuevo a sus desalmados dueños.
Quizás por eso decidí llamarlo “Penar”.
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Copyright © By Jan Puerta2009
Texto y fotografías con copyride del autor.
janpuerta@gmail.com
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DULCE MIRADITA LA DE PENAR.
ResponderEliminarINSPIRA COMPASIÓN Y TERNURA.
OJALÁ LO ADOPTARAN. SEGURO QUE SERIA MUY AGRADECIDO.
SALUDOS CORDIALES. Montserrat
Un altra vegada ens colpeges amb una trista mirada. La d'aquest gos inocent i cruelment castigat pel seu propi destí. Mirar-lo,i resistir-ho és un ejercici de compasió i renuncia.
ResponderEliminarTriste el tema de los perros abandonados. Nos permite obtener más datos sobre la actitud nada confiaBLE DE NUESTRA ESPECIE. cada día creo menos en nosotros y máqs en los animales que nos rodean.
ResponderEliminarUN abrazo.
Hay miradas que lo dicen todo
ResponderEliminarUn vínculo afectivo implica intercambio, desgraciadamente muchas veces el ser humano no se pone en la piel/lugar de su interlocutor.
ResponderEliminarQuizá sean más humanos que nosotros, querido Jan.
ResponderEliminarYo tampoco entiendo eso... que gente desalmada...
ResponderEliminarQué mirada tierna y expresiva!...qué bien has captado lo que el pobre seguramente ha padecido.
ResponderEliminarUna bellísima foto y una triste historia que se repite.
un abrazo!
Se me acaban los calificativos para los miserables que abandonan un animal. Quizás sea porque su actitud es incalificable.
ResponderEliminar"Penar" tiene una de las miradas más tristes de tu serie, Jan.
tienes razón, es posible que todavía le quede una brizna de esperanza que el o los canallas que le abandonaron vuelvan a por él.
Aunque debiera elegir a otros adoptantes.
Un abrazo.
A veces, algunas miradas tienen más fuerza que ninguna otra cosa... y este es el caso.
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