Encontrar el entorno adecuado es sinónimo de nuestro equilibrio.
Un amigo me comenta en su última carta que ha decidido romper con lo establecido y se va a vivir alejado de todo. Seis cabras, alguna gallina ponedora, y quizás algún conejo por compañía. Indispensables considera su vieja máquina de escribir de siempre, sus cuartillas en blanco y sus libros de consulta. Dos vetustas ollas y un juego se sartenes que le regaló un cocinero que cerraba su establecimiento. Unos platos, cucharas y tenedores.
La ropa justa para combatir el verano y el crudo invierno.
Quiere volver a sentir la libertad en su última etapa de la vida rememorando su infancia cuando sus padres, vivían en el campo con las carencias normales de una zona rural a principios de los años cuarenta del siglo pasado.
La ropa justa para combatir el verano y el crudo invierno.
Quiere volver a sentir la libertad en su última etapa de la vida rememorando su infancia cuando sus padres, vivían en el campo con las carencias normales de una zona rural a principios de los años cuarenta del siglo pasado.
Un regreso a su origines para prepara la transición entre la vida y la muerte. Una espera apacible lejos de todo aquello que pueda perturbar su paz interior.Para llegar a su casa habrá que caminar entre treinta y cuarenta minutos. Dependiendo de la época del año. Cuestión esta, suficiente para alejar a más de uno. La ausencia de electricidad y cobertura telefónica le hace sonreír socarronamente.
Bajará hasta el pueblo una vez al mes. Suficiente para recoger la correspondencia y contestar a unos pocos privilegiados entre los cuales me cuento.
Su dirección, es para mí un autentico tesoro.
Bajará hasta el pueblo una vez al mes. Suficiente para recoger la correspondencia y contestar a unos pocos privilegiados entre los cuales me cuento.
Su dirección, es para mí un autentico tesoro.
Las imágenes de este blog están subidas a una resolución de 1024.
Con un clic sobre la imagen las veréis a pantalla completa.
Clicar aquí para ver la serie completa:
“Anécdotas”
Copyright © By Jan Puerta 2008
Texto y fotografías con copyride del autor.
janpuerta@gmail.com
Con un clic sobre la imagen las veréis a pantalla completa.
Clicar aquí para ver la serie completa:
“Anécdotas”
Copyright © By Jan Puerta 2008
Texto y fotografías con copyride del autor.
janpuerta@gmail.com
Deberíamos hacernos todos eremitas...
ResponderEliminarSi esta es su elección , bien está.
ResponderEliminar¿Un Robinsón Crusoe del siglo XXI?.
Yo no podría me gusta el monte y la naturaleza, pero con las comodidades cerca.
una abraçada, Montserrat
Algunas veces he soñado con poder hacer algo semejante.
ResponderEliminarPero no creo que llegue a intentarlo porque cada día le tengo más miedo a la soledad.
Un abrazo.
A veces me gustaría poder aislarme del mundo, pero solo algunos momentos,no superaría la vida en soledad. Un abrazo amigo
ResponderEliminarMuy hippie el colega, pero… ¿No se lleva ninguna semillita de hierba?
ResponderEliminar¡Bien por tu amigo! No sabes la de veces que he querido hacer lo mismo. Besines!!
ResponderEliminarMuy seguro está de la decisión que ha tomado. A mi también me gusta estar sólo, pero a ratos. La soledad pesa mucho y no la podría aguantar.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Jan, bello relato el que cuentas, aunque un poco romántico. Me parece bastante difícil que existan personas capaces de abandonarlo todo por todo el tiempo.
ResponderEliminarQuizas por un espacio corto, pero para siempre....?
Supongo que sobrellevara las carencias como podrá, pero en una sociedad tan bien comunicada como la nuestra, es difífil pensar en no disponer de lo bàsico. El problema puede tenerlo en caso de enfermedad...
Bueno desde aquí flicito a ese valiente y que aguante !!
Un abrazo. Ah! Hermosa imagen.
Cuando el hombre se cansa de los hombres busca aislarse, quizás para encontrarse.
ResponderEliminarHay un peligro, que le guste tanto que sólo hable consigo mismo por la eternidad.
Ese tipo de paz es admirable,pero puede encontrarse hasta en las más grandes ciudades, todo depende de cada uno.
Abrazos
Alicia
Espero que tu amigo sea feliz donde haya decidido ir. Yo seguiré en el mundanal ruido, soy un animal demasiado social, me gusta la gente, su contacto, su amor e ,incluso, su desamor.
ResponderEliminarCreo que ambos tenemos un punto en común...pero sólo él y yo lo sabemos.
Besos para tí y para él.
Este amigo tuyo ha de tener una inmensa riqueza interior, lo cual, admiro sobremanera.
ResponderEliminarBesos
Yo creería que nunca podría hacerlo...lo felicito por la decisión.
ResponderEliminarAbrazos.
Yo, he de reconocer, que no sé si sería capaz de vivir así mucho tiempo. Me gusta ese aislamiento pero de vez en cuando y para unos días.
ResponderEliminarAbrazos
Quizás ese sea el secreto de la felicidad. La vuelta a los orígenes.
ResponderEliminarClaro que, matizando que es gerundio. La soledad completa no es buena consejera, al menos para mi. Y la renuncia a ciertas comodidades tampoco.
Aislarse por completo es prácticamente imposible. No creo que tu amigo aguante mucho.
Además. Eso cuesta dinero. ¿Lo tiene?
Un abrazo.
No hay formulas exactas para el propio bienestar, aunque si la búsqueda no cesa, no es mala señal...
ResponderEliminarLa actual "prisa" que nos gastamos consigue que hay quien, con mucha dosis de valentía, tome este tipo de decisiones.
ResponderEliminarYo tuve una época de sobreinformación, ultrasocialización y sobreactividad que tuvo consecuencias graves pero que, afortunadamente, han sido superadas.
Un abrazo.
Lo que acabo de leer me demuestra que no soy el único demente del mundo, en ese sentido: a mí también me seduce esa idea de alejarme del mundanal ruido.
ResponderEliminarMas para ello se requiere una entereza que aún no poseo.
Un saludo fraternal.