En la entrada de ayer viernes os hacia una pequeña reflexión sobre el plástico, las viejas tiendas que parecen haber estado siempre en el mismo lugar como si fuesen enclaves arqueológicos atemporales. La resistencia, la perseverancia y la subsistencia ante la entrada de nuevos conceptos de mercado marcan en la mayoría de las ocasiones el que algunos establecimientos sigan estando ahí y otros simplemente desaparezcan y queden en la memoria casual de alguna persona que paso sus buenos momentos entre sus cuatro paredes.
El comercio menor muere fácilmente cuando en un barrio llegan las grandes superficies. No descubro nada. Solo constato algo que se me antoja penoso.
Lo que en apariencia es un bien común, termina por ser un mal a pequeños comerciantes que ven peligrar su futuro de la manera más cruel posible.
En la misma calle de la entrada de ayer, encontramos este viejo establecimiento que cerró sus puertas hace unos años. La llegada a pocos metros de un complejo donde hay un gran supermercado y diferentes tiendas de diseño, lapidó contundentemente las intenciones de “la Neniza”. Hoy es solo una sombra del pasado en espera de algún grupo inmobiliario sin escrúpulos, que decida enterrar para siempre su pasado y construir sobre su prematura tumba... un bloque de apartamentos.
En la misma calle de la entrada de ayer, encontramos este viejo establecimiento que cerró sus puertas hace unos años. La llegada a pocos metros de un complejo donde hay un gran supermercado y diferentes tiendas de diseño, lapidó contundentemente las intenciones de “la Neniza”. Hoy es solo una sombra del pasado en espera de algún grupo inmobiliario sin escrúpulos, que decida enterrar para siempre su pasado y construir sobre su prematura tumba... un bloque de apartamentos.
Nuestra infancia recuerda y está marcada por pequeñas tiendas de barrio donde la conversación siempre era el preámbulo y el complemento de la compra. Hoy, cualquier supermercado es la personificación de la frialdad en persona. Eso sí, iluminada a más no poder.
La imagen solo intenta ser elocuente en su contexto y su realidad.
La imagen solo intenta ser elocuente en su contexto y su realidad.
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Copyright © By Jan Puerta 2012.
Texto y fotografías con copyride del autor.
janpuerta@gmail.com
Tu has comprat a la Neniza?
ResponderEliminarDis-me que tens fotos....
:)
Imagine que seria una tenda genial...amb bon tracte amb la clientela...són tendes entranyables que poc a poc desapareixen per la modernitat que ens envolta...
Encara recorde una tenda a Riola, sobre tot el seu olor caractrístic...mai oblidaré eixa calidesa de l'aroma que ara em ve al cap, una mescla de detergents, olives, embutits...i el tio Esteve i la tia Anita que despatxaven sempre amb calma i feien una xarradeta amb ma mare mentres jo observaba un món enorme...
Les prestatgeries eren tan altes que Esteve utilitzava una pinza d'uns dos metres per alcançar el gènero, el pessigava i a mi m'encantava aquell artilugi.
Com enyore aquells temps...
Abraçades Jan...i gràcies per portar-me enrera en el temps...
Buena imagen, y excelente y nostálgica reflexión.
ResponderEliminarUn saludo
Una excelente imagen,y un recuerdo que se añora,ante la frialdad de las grandes superficies.
ResponderEliminarUn saludo.
Un tiempo que ha todos de nos quedó anclado en la memoria y que hoy se ve marginado por este otro tiempo en el que casi nada cuenta. Un tiempo en el que lo que de verdad está en nuestra naturaleza, se despide de nosotros y de este modo vamos creando otros seres distintos un poco menos personales.
ResponderEliminarUn abrazo
Buenísima fotografía...envuelta de esa nostalgia de los tiempos antiguos, que para algunos eran mejores.
ResponderEliminarCreo que en Valparaíso aún existen los almacenes, esos que tenían de todo un poco y yo me los recuerdo de madera por todos lados...;) con olores indescriptibles...que embellecían mi infancia.
Abrazos miles.
Cuanta añoranza nos trae esa foto, el tiempo no perdona.
ResponderEliminarUn abrazo.
Elocuente y con añoranza.
ResponderEliminarUn bonito recuerdo para nuestra mente de niños y un contraste fuerte con la frialdad de las grandes superficies y del trato humano y cercano al frío y distante, puramente comercial.
Un abrazo.
La fotografía es un monumento a la memoria del comercio de barrio, al tendero que conocía a todos sus clientes por sus nombres, que participaba de sus vidas.
ResponderEliminarCuántas puertas como estas, cerradas por obra y gracia de las grandes superficies, pueden encontrarse en cualquier pueblo o ciudad.
Slaudos.
Los matamos nosotros mismos, Jan, Los hiper están llenos de personas que te darán la razón.
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