Bienvenidos

Cada día del año se publica una nueva entrada en este espacio. ¡Gracias! por vuestra presencia!

domingo, 15 de agosto de 2010

Paseando por Barcelona

Compuesta por un tal vecino de Tordesillas

Si no quieres quedar atrapado por Don Quijote no hagas clic en este enlace:
Los jueves leemos el Quijote con Pedro Ojeda

Cap. 2.62

Algunos capítulos de la obra cervantina tienen por denominador común una vorágine de situaciones que parecen ser los preámbulos de capítulos por desarrollar. Este es uno de ellos. Lo malo es que estamos muy cerca del final.

A cada historia parece sucederle el desarrollo minucioso de la misma. Pero Cervantes, conocedor de sus intenciones, despliega sus grandes dotes de prosista y deja las palabras justas para que la imaginación del lector pueda fácilmente asimilar la escena y aceptar la nueva, sin salirnos para nada del contexto.

Don Quijote quien cree todo lo que le sucede, esta vez vuelve a caer en las garras de lo absurdo con ese paseo por la ciudad de Barcelona donde lo claman suscitados tanto por el dichoso letrero que le cuelgan en la espalda así como por la impertinencia de Don Antonio Moreno. A menor escala, la burla parece ser ya un estigma sobre su persona.

Otra vez Sancho vuelve a las andadas gracias a su labia tan cultivada y de su boca cuelgan todos los criados de casa y todos cuanto le oían.

Pero el capitulo encierra muchos más pormenores que a primera instancia pueden parecer frases de relleno. Por un lado, lo primero que hace Don Antonio Moreno es desarmar a Don Quijote. No sea que las cosas se tuerzas y terminen mal.

Don Antonio (quien por sus acciones pierde su credibilidad constantemente) se reúne con Don Quijote a quien le pide guardar secreto sobre la misma. Pero toda esa parafernalia parece desvanecerse más adelante cuando se reúnen ante la misma cabeza para satisfacer sus dudas diversas personas entre la cuales se encuentra Sancho.

Es curiosa la escenificación de la cabeza. Algo que me recuerda a los autómatas que tantas buenas tardes me hicieron pasar en el museo del Tibidabo. Incluidas las primeras visitas, aun de la mano de mis Padres, donde el miedo por lo que mis desorbitados ojos veían, me hicieron pasar. Os dejo al final de la entrada dos enlaces relacionados uno con el Tibidabo y otros con una iniciativa que debería de estar más apoyada, creo.

Por la tarde, sacaron a pasear por las calles de Barcelona a Don Quijote. Don Antonio, dejo a Sancho con sus criados. Quizás de esta manera, nadie cercano a Don Quijote se daría cuenta de esta nueva burla. Lo monto en un caballo que no era Rocinante, sino sobre un gran macho de paso llano y muy bien aderezado. Sin que se diese cuenta, le colgaron en la espalda un pergamino donde se leía “Este es Don Quijote de la Mancha”.

En este punto, pensé en su momento que quizás Don Antonio no era tan mal “amigo” como más adelante me demuestra.

Alguien del pueblo, conocedor de las locuras del hidalgo caballero, le increpa, al tiempo que le aconseja desista de su locura y regrese a su casa que es donde debe estar. Interesante el dialogo entre Don Antonio y el consejero quien al final, diciendo grandes verdades desiste de su empeño.

Después, de tal espectáculo, que por cierto agrada y mucho al ego de Don Quijote viene la noche y el sarao de damas. Promovido por la mujer de Don Antonio. Don Quijote, quien muestra sus dotes de bailarían, termina exhausto, agotado, sentado en el centro de la pista de baile, siendo necesario el llevarlo hasta la cama para que descanse hasta la mañana siguiente donde se enfrenta a la cabeza parlante.

Terminada la sesión, el propio Cide Amete explica la realidad de la cabeza. Para no dejar mas lagunas abiertas, quizás dada la proximidad del final de la novela. Descubre su misterio al mismo tiempo que se adivinan las intenciones de Don Antonio.

Después de todo lo sucedido, Don Quijote pie en el suelo salió a caminar la ciudad. Un gran letrero le llamo la atención. “Aquí se imprimen libros”. Era la primera vez que se topaba con una y por ello no solo se alegró, sino que entró para ver cómo era.

Dentro de la misma Don Quijote se maravilla por casi todo lo que ve. No olvidemos que él, es un personaje que está dentro de un libro.

Es muy enriquecedor el comentario en referencia a los traductores. Un problema que no es menor cuando tenemos que leer las interpretaciones de quien hizo la traducción.

También aparecen los intermediarios, en este caso entre el librero y el autor. Interesante deducción que hoy en día sigue siendo parte de nuestra realidad.

El punto final en la imprenta lo marca el descubrimiento por parte de Don Quijote de la segunda parte de la obra de Avellaneda que está en proceso de impresión. Tal es el enfado que sus palabras muestran el desprecio sobre la obra y el autor en sí.

Y así sale airado de la imprenta, esperando las nuevas aventuras que por ir a ver las galeras, sucederán. Esperemos pues, tales acontecimientos.


Imagen Quijotesca…

La cabeza que responde a las dudas de uno, mantiene los encantamientos vigentes en la cabeza de nuestro protagonista. Así como la esperanza del desencantamiento de Dulcinea. Mal presagio para Sancho.

La ilustración pertenece a la edición de 1880 de Espasa en Barcelona. Una de las ediciones donde la letra capital en los inicios de cada capítulo es una autentica obra de arte. Curiosamente, en este capítulo, el grabado en sí, no mantiene ninguna referencia con lo acontecido dentro del mismo.

El grabado pertenece a un maestro grabador barcelonés que firmaba como Ricord alrededor de 1858. El resto de los grabados, pertenecen a diferentes autores.

Esta edición de 1880, cuenta con un grabado de Cervantes, donde podemos ver su firma como facsímil. Tal como se puede leer, lo dibujó Madrazo y lo grabó Hortigosa.


Estos tres grabados que pertenecen al capítulo de hoy, los encontramos en la edición barcelonesa de 1879. Curiosamente sus grabados, ya fueron utilizados en diferentes ediciones. Pero no había visto hasta la fecha, ninguna edición donde debajo de cada uno de ellos, hay una reseña sobre sus anteriores ediciones.

En la edición encontramos 101 grabados que ya fueron publicados en “60” ediciones anteriores. A veces con estos pequeños detalles podemos vislumbrar la magnitud de la obra de Cervantes. Teniendo en cuenta que hablamos de la primera mitad del siglo XIX.

Enlaces relacionados:

Interesante artículo sobre los autómatas. Clic aquí

Enlace sobre el teatro de autómatas. Clic aquí

Con un clic sobre las imágenes las veréis a pantalla completa.

“Quijote”

Copyright © By Jan Puerta 2009

Texto y fotografías con copyride del autor.

janpuerta@gmail.com

6 comentarios:

  1. HOLA JAN:

    MUY INTERESANTE ESTAS PAGINAS QUE HAS COMPARTIDO HOY.

    ME HACE ILUSIÓN PORQUE HAS NOMBRADO BARCELONA QUE PERTENECEN A LA EDITORIAL ESPASA.

    UNA ABRAÇADA, Montserrat

    ResponderEliminar
  2. Alucino, querido Jan, dónde encuentras estos tesoros. Supongo que en internet pero no sé como lo haces y te admiro mucho por ello. Con calma volveré a ver los links. Besotes, M.

    ResponderEliminar
  3. Estimado Jan, es un placer volver a ver tus trabajos. Proemto seguirte con asiduidad.

    Abrazos.

    José ignacio

    ResponderEliminar
  4. Excelente tu apunte: un personaje que se nos presenta como serio y honesto -don Antonio- pierde en cada una de sus acciones. Inteligente Cervantes.

    ResponderEliminar
  5. Barcelona es mi ciudad favorita, y me unen grandes vínculos con ella.

    Fantástico post.

    Saludos¡¡¡



    A Salto De Mata

    ResponderEliminar
  6. Yo también pensé en los autómatas del Tibidabo, y eso que sólo he estado una vez. Me acordé especialmente de "La Moños"

    ResponderEliminar

Apreciados amigos…
La gestión del tiempo es uno de mis problemas. En la medida de lo posible, contestaré vuestros comentarios.
Un abrazo