Durante un buen rato me siguió entre las callejuelas de su barrio. Sin duda la curiosidad que demostró cuando me puse rodilla en tierra delante suyo para fotografiarlo fue algo diferente a lo que hasta entonces había vivido. Por eso decidí llamarlo “Fisgón”.
Aparentaba poco más de tres años. Alguna cicatriz en sus patas, demostraba lo difícil que sigue siendo el sobrevivir en la calle. Se mantenía limpio, pulcro y aseado. Las costillas, se le marcaban pero no en exceso.
Un momento en que me detuve para fotografiar una fachada, desapareció sin más. Por la hora y el olor, que venía seguramente de alguna casa de comidas, creo adivinar hacia donde se dirigió. Y es que cuando uno tiene hambre deja el fisgonear por lo que se pueda echar al buche.
Con un clic sobre la imagen las veréis más grandes.
Copyright © By Jan Puerta 2010
Texto y fotografías con copyride del autor.
Dime si no es una belleza este noble animal, Jan.
ResponderEliminarCon esa carita de esperanza, tal vez con la ilusión de si le ibas a acoger.
Después, si se dio cuenta que no iba a ser así y olió la comida, tomó otra decisión más en su vida.
Un abrazo.
Que preciosidad de perro, estás miradas son de las que te hacen pensar en la vida que llevan estos pobres animales, te dejo por la comida, primero poso para la foto y marcho, los viernes nos tocas el alma con estás fotos, un fuerte abrazo Jan
ResponderEliminarpero qué cara más bonita, poddios!! :)
ResponderEliminarhasta de los animales sabes captar el alma, amigo
abrazo y buen finde
Qué mirada! No puedo decir más
ResponderEliminarVerdaderamente tiene cara de pregunta.
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