Señores, vámonos poco a poco.
Si no quieres quedar atrapado por Don Quijote no hagas clic en este enlace:
Los jueves leemos el Quijote con Pedro Ojeda
La imagen quijotesca que ilustra parte de mis palabras de hoy, se encuentra ubicada en el cementerio de Zapallar. En la quinta región de Chile. Ya os hablé un poco del mismo el pasado mayo del 2009 –Clic aquí-
Permitirme que os diga, que el cementerio de Zapallar, además de estar enterrado el escritor chileno José Donoso se encuentra situado en la parte alta de un acantilado espectacular. Hay rincones que por sus características, a uno le gustaría esperar –de producirse- ese tránsito hacia la eternidad. Ese cementerio, me gustaría para mi nueva vida. Pero me temo que la humedad no le sentaría nada bien mi fiel Nikon y mucho menos a mis huesos.
Cervantes no solo sobrevivió a su propio personaje. Don Quijote fue un hombre bueno, honesto y cabal, a pesar de su locura. Su escudero Sancho, un hombre noble con pequeñas dosis de picaresca, tan común y peculiar en la época.
El resto de los personajes, comparsas de la imaginación de Cervantes. Unas veces servían para criticar aquello con el autor no estaba de acuerdo y en otras simplemente para dejar constancia de lo sucedido.
Personalmente, este capítulo es de los que más veces he leído y releído una segunda vez, casi seguida. Me sigue pareciendo un punto y parte de todo. Cervantes tiene la habilidad, el don de hacernos asistir a la muerte del personaje como un acto de rutina sin importancia ni relevancia de lo que sucede en el propio capitulo. El testamento, que parece un objeto de relleno, termina por ser el objeto capaz de romper cualquier tensión en un capítulo de la trancendencia de este. No solo muere el personaje, sino que termina la obra. Incluso, sutilmente se permite la licencia literaria de matar al mismísimo Avellaneda.
Por otro lado asistimos a la desesperación de Sancho. No olvidemos que Sancho, hasta la aparición de su “noble” titulo de escudero, simplemente era uno más de la aldea. Hoy en día, es un ex gobernador, ficticio y con objeto de burla si se quiere ver por ese lado, pero no olvidemos tan a la ligera que él, gobernó con mano y cabeza sabia. Nada despreciable para uno que tuvo sus primeros estudios escuchando a Don Quijote. Sublime, se mire por donde se mire. Sancho llora la desaparición de su amo. Sin él, vuelve a ser el mismo de antes. Alguien que pasa por la vida, sin pena ni gloria.
Por mi parte, las consideraciones pertinentes de lo que ha supuesto para mí el participar de la lectura colectiva de Don Quijote, tutelados por el profesor Don Pedro Ojeda, merece como mínimo un capítulo aparte que dedicaré en los próximos días. Pero os puedo anticipar que desde mi incorporación, mi visión personal, tanto de la obra, como de su lectura así como de los que habéis participado de la misma, ya sea leyéndola o bien simplemente dejando un comentario en clara alusión al tema, ha cambiado sustancialmente. En mi bolso de mano, tipo mariconera (ridículo en ciertos países, imprescindible en otros) guardo en su interior la figura que veis en la imagen de hoy. Un viejo Quijote de plástico. Me acompaña en mis viajes. Por cortos que estos sean.
Copyright © By Jan Puerta 2009
Texto y fotografías con copyright del autor.
janpuerta@gmail.com
Si llevas a nuestro Quijo en el bolsillo, vas muy bien acompañado querido Jan. Estupendo tu comentario al igual que los grabados. Besotes quijotescos, M.
ResponderEliminarEres su fiel escudero amigo Jan, un placer leerte amigo, un abrazo
ResponderEliminarEl honor ha sido mio, por haber tenido la suerte de acompañaros en esta lectura colectiva del Quijote, amigo Jan.
ResponderEliminarEn cuanto a tu comentario de hoy, extraordinario. Lo dices todo: grandioso final para una grandiosa obra, y capitulo final que todos hemos leido mas de una vez.
Magnifico.
Un fuerte abrazo, amigo.
Ten por seguro, amigo Jan, que ha sido una serie donde he disfrutado en cada entrada, no sólo por la interpretación y comentarios de los textos de Cervantes (mis felicitaciones a los dos), sino por la calidad y curiosidad de las fotografías con que has ilustrado cada entrada, muchas, verdaderas joyas en cuanto a lo singular y siempre con ese carácter social que te identifica.
ResponderEliminarMis más sinceras felicitaciones por la serie.
Un fuerte abrazo
Todos somos más cuerdos después de la lectura e intercambio de opiniones siempre enriquecedoras.
ResponderEliminarGracias. Un abrazo
Claro que esto ha marcado a cuantos hemos seguido la lectura colectiva, nos ha marcado posiblemente en la creación de una verdadera familia quijotería... Cada uno de nosotros se ha vestido con un rol que se ha creado ante la lectura de los demás. Un abrazo
ResponderEliminarQuerido Jan: la mirada que destila esa fotografía es un broche perfecto, así como la forma de enfocar el último capítulo del Quijote.
ResponderEliminarVenía a proponerte que hicieras una última entrada el próximo jueves para valorar lo que ha supuesto para ti esta locura, pero veo que te me has adelantado.
Un abrazo.
¡Qué cierre fenomenal, JAN!
ResponderEliminarGracias y besos, compañero.