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lunes, 16 de marzo de 2009

Daniel

Daniel

“Cuando era niño y jugaba con mis amigos, olíamos a tierra”.
Las estaciones de trenes, terminales de buses y los mercados son rincones donde suelo pasar mucho tiempo. En estos espacios puedes hacer un seguimiento de todo lo que acontece en un país. La vida en estado puro, se desplaza entre las gentes que vienen a la ciudad en busca de sus oportunidades. Es como una olla llena de ingredientes donde todos quieren sobresalir por el sabor aportado. Yo como buen comensal de ciertos productos, me siento, observo, callo y en mi silencioso letargo, me mantengo despierto mientras mi cámara obtiene imágenes y mi bloc de notas voy llenando con lo que me llama la atención. Nunca es poco.



Conocí a Daniel en medio de una situación tensa provocada por una persona con síntomas de haber bebido en exceso. Por dos veces intentó agredirle. Daniel, en lugar de buscar la confrontación directa, hizo caso omiso de la provocación y se perdió entre la multitud en el mercado. Mientras seguía sus pasos, le pregunté…
.- Mejor no discutir, ¿verdad?
.- Siempre. Discutir es perder tiempo de tu vida. Y eso es absurdo, ¿verdad?
Me acercó la mano, nos presentamos y terminamos en una taberna, bebiendo un café imbebible y hablando lo indecible. Otra vez mas mi curiosidad me permitía conocer a un personaje.
.- ¿Usted no vive aquí en la ciudad?
.- No. Solo vengo los lunes. Más por necesidad que por otra cosa. Siempre hay cosas para ver y comprar. Tengo una hacienda ganadera. Pero además cultivo naranjas para jugo y este año hemos empezado a recolectar café de altura.
.- Caramba...
.- Mis abuelos tenían tierras pero solo se dedicaban a cultivar las que estaban más cerca del mar. Arroz y cereales. Las de altura, las empecé a cultivar hace cuarenta años. Me decían que estaba loco. –Se ríe llamando la atención del resto de la taberna- esta tierra es bendita. Solo debes de cuidarla un poco y no para de darte frutos.
.- Y sus hijos, ¿trabajan con usted?
.- Si. De momento si. Aunque cuando yo no este… creo que se lo venderán todo y se dedicaran a vivir a su manera.
.- Terminara todo parcelado y con casas…
.- Eso creo… Los hijos, no aprecian nunca el esfuerzo de sus progenitores.
.- ¿Y por que cree que es así?
.- Se esta perdiendo todo. Es la ley de la vida. Sabe, a veces pienso que vamos al revés.
.- ¿Por que?
.- Mi Padre, me enseñó unos valores que hoy en día no tienen mucha validez.
.- Los tiempos cambian.
.- Cuando los comento con mis hijos, se callan por respeto. Pero en sus caras puedo leer frases como… “cosas de viejos” o… “ya esta el papa con sus historias morales”.
Toma aliento mientras termina por beberse el café y continúa…
.- No me puedo quejar de ellos. Pero demasiadas cosas modernas. Y todo lo moderno, nos aleja sistemáticamente de la tierra.
.- La vida, aunque no queramos sigue su curso.
.- Mire… hace sesenta años, cuando jugaba con mis amigos, olíamos a tierra. La calle era nuestro mejor aliado para jugar. Nunca nos cansábamos de estar en la calle.
.- Estamos en un cambio constante.
.- Hoy día, mis nietos nunca se cansan de estar delante de un computador…
Las palabras de Daniel me hacían reflexionar. Hablaba con pasión. Con un brillo especial en sus ojos mientras sus recuerdos afloraban en esa vieja taberna del mercado de David. (1) Al saber de mi vida nómada, me invito a pasar unos días en su hacienda. Situada en la falda del extinto volcán Barú.(2)
Hay invitaciones que uno, no debe de rechazar. Pasé cinco días aprendiendo infinidad de cosas. Las vivencias de Daniel llenaban de notas mi bloc. A la mañana siguiente me invito a recorrer su hacienda a caballo. Un magnifico recorrido del que aun mis posaderas se resienten. La falta de costumbre de montar a caballo no fue ningún impedimento para aceptar el reto de montar a una joven pero tranquila yegua que respondía al nombre de “Clara”. Cabalgamos al paso por hectáreas de naranjos que se recolectaban para jugo y otras tantas divididas en diferentes frutos. El terreno cada vez se volvía mas empinado. Sin saber donde nos dirigíamos, me enseñó su plantación de café de altura.
Daniel se autodefine como un autodidacta en todo lo que hace. Aprende de la gente con la que habla. Analiza todo lo que escucha y saca sus propias conclusiones. Sobre la marcha va adaptando lo asimilado a las nuevas circunstancias de su vida.
Los días cuando se viven con intensidad, van mas deprisa de lo normal. Eso sucedió en la estancia de los cinco días. En ellos, me convertí en la sombra silenciosa de Daniel, intentando aprender muchas cosas. Algunas de ellas, no se bien que utilidad tendrán en mi vida, pero en conjunto fue como una tesis doctoral in situ donde las ilusiones se mezclan, fusionándose con la propia existencia.
Antes de despedirnos, me introdujo en mi mochila una bolsa de café. Un mes después embarqué de nuevo. Me senté en la popa observando lo que dejaba atrás. Las luces del atardecer adormecían lentamente la cumbre del Barú. Un humeante e intenso café de altura, me hacia pensar en las palabras de Daniel cuando me dijo… “Me gusta pensar que aun tengo que aprender todo lo necesario para seguir viviendo”

1: David… Ciudad panameña situada a cincuenta kilómetros de Costa Rica. En plena ruta Interamericana. Es la tercera ciudad en número de habitantes y la segunda en importancia de Panamá. Es la capital de Chiriquí. Una región que quiere la independencia del resto del país.
2: Volcán Barú… Es la montaña más alta de Panamá. Con una altura de tres mil ochocientos cuarenta y ocho metros.

“Haciendo amigos”
Copyright © By Jan Puerta 2009
Texto y fotografías con copyright del autor.
janpuerta@gmail.com

14 comentarios:

  1. Me agrada que esa zona tenga mi nombre, y haber leido esta magnifica historia. Ese hombre tenia tanto en su cabeza y corazon, que una simple riña con un borracho le sobra y simplemente pasa de largo, sin prestarle atencion. Tantas veces he hecho lo mismo. La vida y el esfuerzo hay que valorarlo mucho, y dejar de lado las estupideces.
    Enhorabuena por la entrada.
    Saludos.

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  2. ¡Cuánto disfruto tus palabras e imágenes, amigo! Sabes llevarnos -como polizontes- oyendo las mismas historias y oliendo los mismos vientos.
    Gracias :-))

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  3. Da que pensar esta historia, y si, es cierto, se estan perdiendo valores ... pero con qué lo estamos sustituyendo? ...
    Densos relatos los que nos traes y exquisitas fotos.

    Saludos

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  4. Estupendo retrato que... Por cierto, en la primera frase me ha enlazado mentalmente con la entrada 'El Solar' de 'La Acequia' de Pedro Ojeda.

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  5. Me quede con la parte de los valores transmitidos de generación en generación. Y la vida me enseño que lo que hoy rechazas, mañana lo asumes como ley. Por eso, a pesar de ser padre de dos jóvenes en edad de volar, no me preocupa su rechazo. Sé que cuando les llegue su momento asimilaran mis consejos como ley de su vida, tal y como hice yo con los de mi padre.
    un abrazo Jan

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  6. Cuanta sabiduría de vida¡¡;)

    BESOOOSS AMIGO MÍOOOO¡¡¡

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  7. Me gusta la expresión de Daniel, me gustan tus relaciones y cómo logras sacar del sombrero la magia de las personas!

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  8. Que gran conocimiento de experiencias y sobre todo de sabiduría interior.

    Cuanto nos puede servir como ejemplo...

    Siempre un placer leerte.

    Te dejo un relajante abrazo!

    Beatriz

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  9. Tiempos cambiantes hacia un horizonte difuso, hay que saber escuchar para no caer en la barbarie del progreso.

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  10. Que buena gente y cuanta sabiduria que le ha dado la universidad de la vida y cuanta razon en sus palabras.
    saludos.

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  11. Bueno hombre e inteligente ese Daniel, sabía como funciona la vida... en estos tiempos que vienen arrasándolo todo. Un saludo!

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  12. En otras palabras, un sabio tu amigo!

    Un abrazo

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  13. El relato es bueno, querido Jan. Pero la foto, qué retrato, qué retrato.

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  14. Estimado Jan, sólo puse en el buscador Potrerillos, Chiriquí para ver -por curiosidad- qué imágenes encontraba de mi amada tierra... encontré a Daniel y conocí su historia de serenidad, respeto, valores, sueños y crecimiento. Gracias por, a pesar de la distancia, acercarme nuevamente a una realidad que había engavetado. Esto me hizo entender lo que siente mi padre y lo que sintieron mis abuelos por su preciada tierra en las faldas del Barú... Gracias Jan Puertas -quienquiera que seas y dondequiera que estés- www.norismiranda.com

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Apreciados amigos…
La gestión del tiempo es uno de mis problemas. En la medida de lo posible, contestaré vuestros comentarios.
Un abrazo