Mi reina de Saba

Mi reina de Saba

.-Diga treinta y tres.
.-Treinta y tres
La doctora tenia claro su metodología. Yo no. Pero como había ido por mi propia voluntad o mas bien obligado por las circunstancias pues debía de seguir sus indicaciones.
.-Abra la boca y saque la lengua…
.-Quizás sea de mala educación el hacerlo, pero cuando quien te lo pide es una galeno…
.-ahhhhhhh!
.-No hace falta que diga nada me dijo al tiempo que con un palito que parecía el soporte de un helado mas grande lo normal me aplastaba la lengua para mirar mi interior. Me indico a continuación que me desabrochara la camisa. Así lo hice. Como negar tal deseo a una dama.
El caso es que cerré los ojos y los abrí en un acto reflejo de esos que uno tiene sin saber muy bien el porque. Resulta que me estaba auscultando el corazón con el frío auricular del estetoscopio. Noviembre no suele ser el mejor mes para que el gélido acero, aunque este sea inoxidable, entre en contacto con tu piel.
.-Por ultimo, siéntese en el diván con los pies colgando. Volví a ser sumiso y así lo hice. En ese momento no sabía bien que pensar. Al verme sentado con los pies colgando no sabia si el diván era mas alto de lo normal o yo mas bajo que la media que visitaba esa consulta. La doctora se acerco. Se sentó delante de mí y empezó a levantarme los pantalones hasta dejarlos a la altura de la pantorrilla. Sin darme tiempo a pensar me dio un ligero toque con un martillo en la rodilla. Mis actos reflejos hicieron que instintivamente diese un puntapié al vacío. Se levanto me dijo que me arreglara y se sentó en su confortable butaca, al tiempo que me invitaba a sentarme delante de su mesa en una incomoda silla de tubo galvanizado y asiento de skay.
.-Caballero, esta usted bien. Me receto un reconstituyente vitamínico para recetarme algo, supongo. Me dio un informe, firmado por ella donde explicaba mi estado de salud. .-Gracias por su atención, doctora.
.-Regrese usted cuando lo estime oportuno.
Salí de la consulta con el informe en la mano. Abrí la tapa de mi flamante celular de ultima generación, que entre otras funciones, me permitía llamar por teléfono y sin marcar ningún numero, le dije al auricular…
.-Mi reina de Saba
La marcación automática del mismo funciono y pude hablar con ella. Quedamos para mas tarde en su castillo. Mientras me acercaba, me acorde de cómo la conocí. En aquella charca de aguas cristalinas, donde ella se posó en mi mano y yo recordé que cuando se besa a un batracio, en ocasiones suele trasformarse en un príncipe azul o una princesa. Yo tuve suerte. Rompí el maleficio de un nigromante malo y rescate de los abismos oscuros a mi Reina de Saba. Lo malo fue que los asesores de palacio me obligaron a hacerme una análisis medico antes de contraer matrimonio.

"Relatos"

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