Rafael “Armstrong”Todos los niños tienen sueños. Al menos deberían de tenerlos. Marc es de los que sueñan. Cada día hace un poco más para que esas quimeras se hagan realidad. Le gusta el ciclismo y quisiera ser como el corredor americano Armstrong.
Su bicicleta es amarilla, como su camiseta. Le gusta el amarillo…
.- Cuando sea mayor, correré el tour de Francia y lo ganaré.
.- ¿Tanto te gusta el ciclismo?
.- ¡Me fascina!
.- ¿Cuantos años tienes?
.- Diez
.- Y… ¿conoces a otros ciclistas?
.- ¡Si! Por la televisión por cable vi un especial sobre el tour de Francia. Sus ganadores y sus anécdotas.
Además de gustarle el ciclismo, Rafael ayuda a su padre cada fin de semana en un pequeño negocio de reparación de electrodomésticos.
.- Hace unos días mi Padre me enseñó a soldar. Un poco de estaño caliente y los dos cables quedan unidos. Me gustó aprender ese truco.
.- Para cada profesión hay que saber los trucos.
.- La batidora volvió a… ¡funcionar!
Como todos los niños de su edad, se emociona con lo que cuenta. Sus palabras y sus gestos me recuerdan algunos sueños que tuve con su edad. En mi caso casi ninguno se cumplió. Uno termina creciendo y dando prioridad a otros temas de la vida que por sus características son más necesarios para uno que lo que realmente nos gustaría hacer.
No obstante, Rafael, tenía un brillo especial en los ojos cuando hablaba de las cimas míticas del tour. El Tourmalet, Alpe d’Huez, Mont Ventouix y tantos otros.
Ojala de aquí unos pocos años me lleve una sorpresa mirando la televisión o leyendo algún periódico deportivo. Me gustaría estar en cualquier bar de carretera viendo como levanta los brazos en los campos elíseos como vencedor. Al menos podría decir a los incrédulos parroquianos que hubiera… “yo lo conocí cuando tenia diez años y soñaba con ganar el tour”.
“Haciendo amigos”
Hay que luchar por esos sueños, hay que luchar con fuerza y esperanza, para que se cumplan. Bonita historia y excelente fotografía.
ResponderEliminarUn abrazo
Quien sabe... determinación en la mirada se le ve.
ResponderEliminarTiene un gesto agresivo y su mirada dirigida a la meta. Ganará, o soñará, que es lo mismo.
ResponderEliminarUn abrazo.
El Tour u otra cosa, este mirar determinado testimonia una voluntad muy escasa en los ojos de nuestros niños "mimados"...
ResponderEliminarPreciosa instantánea, Jan, un beso.
Los sueños nunca hay que perderlos, bien dicen que somos del tamaño de nuestros sueños, lastimosamente cuando vamos creciendo los vamos dejando en el cajón de los recuerdos también.
ResponderEliminarUn Fuerte Abrazo Jan
Pues nada... a darle a los pedales. Cada uno a su afición!
ResponderEliminarY yo deseo que nos lo cuentes dentro de esos años, sería una historia aún más redonda todavía.
ResponderEliminarEl retrato genial.
Qué sería de un niño sin sus sueños, que se cumplan o no, es otra cuestión, pero lo importante es que los tenga.
ResponderEliminarCreo que lo sueños, aunuqe suene a tópico, es lo que nos hace conservar la esperanza.... yo acabo de cumplir uno que daba por perdido y soy feliz. preciosas tus fotos, Jan. Enhorabuena
ResponderEliminarQue bonita historia, nunca hay que perder los sueños, seremos siempre lo que soñemos. Abrazos.
ResponderEliminarQué hermoso tener sueños. Incluso aunque no se logren. Pero simplemente tenerlos es sinónimo de vida.
ResponderEliminarCuántos habrá que ni tan siquiera se atrevan a soñar...
Un abrazo Jan
Olvídalo. Dentro de unos años Rafael ya no existirá. Los niños mueren, desaparecen, se extinguen; dicen que cada cuatro años renovamos el cien por cien de las células de nuestro cuerpo lo que virtualmente nos convierte en personas diferentes. En los niños ese cambio es dramático. ¿Dónde están los críos que alborotaban mi casa? ¿que cogían mi mano por la calle? ¿Dónde están mis niños?
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