En algunos lugares ocurren cosas extrañas. Todos lo hemos oído. Algunos lo han vivido. Este relato corto pertenece a una sinopsis de un ensayo literario sobre el movimiento de los continentes. Si Darwin necesito enrolarse como marinero sin paga a bordo del Beagle para desarrollar la teoría de la evolución de las especies, yo he seguido un camino parecido, enrolándome a bordo del Sir Robert, sin paga, con oficio pero sin beneficio para empezar a desarrollar mi tesis. Empieza así…
Arribe al puerto de Valparaíso un día de no mucho sol. Se fue tornando gris hasta quedar inmerso en una profunda neblina. Cuando esta se adueña de las ciudades portuarias, los misterios se vuelven latentes y el miedo se apodera de las personas que caminan lejos de sus casas. He de reconocer que me perdí. La densa niebla tuvo parte de la culpa. La media botella de ron hizo el resto. Giré por recodos casi imposibles. Por calles que subían y escaleras que bajaban. En medio de tal caos, una pequeña plaza, parecía tener su propio microclima. La luz llegaba desde el cielo, a pesar de las nubes, y la neblina. Descanse un momento. Me pareció oír unas voces delante de mí. Me acerque con cuidado y me encontré tres puertas cerradas. Las tres diferentes. Parecía hecho a propósito. De alguna de ellas, provenían las voces. Acerque mi oído a la primera, y el silencio me hizo escoger con rapidez la segunda. El mismo mutismo me llevo a la tercera. Sentía las voces, pero no venían de ninguna de las tres puertas. A pesar de todo, las voces parecían filtrarse entre las mismas puerta.
Me quede un buen rato parado delante de las mismas observando con atención los detalles. Las molduras, las cerraduras, los pomos… cada detalle hacía de una puerta única. Irrepetible. Entonces repare en el detalle que me llevo al inicio de mis investigaciones. La numeración de las puertas no era correlativa. Del 207 pasaba al 211 y la siguiente era la 213. No había espacio para más. Algo había sucedido. Intente hablar con los vecinos y ninguno de ellos me abrió su puerta. Todos estaban asustados. También oían las voces. Y solo hacia dos semanas que el numero 209 albergaba a una familia de la ciudad. Una mañana, desapareció sin dejar rastro. Como si la tierra se la hubiera tragado. Ahí comprendí que se había iniciado una etapa cíclica donde poco a poco se irían moviendo ciertos espacios, trasladando a otra dimensión todo aquello que se encontrase dentro de los parámetros a trasladar. Así empezó mi tesis sobre la segunda fase. La primera fue sin duda, el movimiento continuo de los continentes. Y la segunda, recién iniciada, hará desaparecer los microclimas con todas sus especies endémicas.
Mientras seguía escuchando murmullos, -aunque cada vez mas débiles- decidí dejar la zona y adentrarme en la niebla. No puedo dejar de pensar en la familia del 209…
Arribe al puerto de Valparaíso un día de no mucho sol. Se fue tornando gris hasta quedar inmerso en una profunda neblina. Cuando esta se adueña de las ciudades portuarias, los misterios se vuelven latentes y el miedo se apodera de las personas que caminan lejos de sus casas. He de reconocer que me perdí. La densa niebla tuvo parte de la culpa. La media botella de ron hizo el resto. Giré por recodos casi imposibles. Por calles que subían y escaleras que bajaban. En medio de tal caos, una pequeña plaza, parecía tener su propio microclima. La luz llegaba desde el cielo, a pesar de las nubes, y la neblina. Descanse un momento. Me pareció oír unas voces delante de mí. Me acerque con cuidado y me encontré tres puertas cerradas. Las tres diferentes. Parecía hecho a propósito. De alguna de ellas, provenían las voces. Acerque mi oído a la primera, y el silencio me hizo escoger con rapidez la segunda. El mismo mutismo me llevo a la tercera. Sentía las voces, pero no venían de ninguna de las tres puertas. A pesar de todo, las voces parecían filtrarse entre las mismas puerta.
Me quede un buen rato parado delante de las mismas observando con atención los detalles. Las molduras, las cerraduras, los pomos… cada detalle hacía de una puerta única. Irrepetible. Entonces repare en el detalle que me llevo al inicio de mis investigaciones. La numeración de las puertas no era correlativa. Del 207 pasaba al 211 y la siguiente era la 213. No había espacio para más. Algo había sucedido. Intente hablar con los vecinos y ninguno de ellos me abrió su puerta. Todos estaban asustados. También oían las voces. Y solo hacia dos semanas que el numero 209 albergaba a una familia de la ciudad. Una mañana, desapareció sin dejar rastro. Como si la tierra se la hubiera tragado. Ahí comprendí que se había iniciado una etapa cíclica donde poco a poco se irían moviendo ciertos espacios, trasladando a otra dimensión todo aquello que se encontrase dentro de los parámetros a trasladar. Así empezó mi tesis sobre la segunda fase. La primera fue sin duda, el movimiento continuo de los continentes. Y la segunda, recién iniciada, hará desaparecer los microclimas con todas sus especies endémicas.
Mientras seguía escuchando murmullos, -aunque cada vez mas débiles- decidí dejar la zona y adentrarme en la niebla. No puedo dejar de pensar en la familia del 209…
“Visual”
deseo saber la continuacion de esta historia que te topaste mas adelante en la neblina, espero que sea un relato de unas 3 0 4 entradas, me quede entrado con la historia
ResponderEliminarSaludos y esta genial
Un lindo chile.. buena foto.. conclution.. good blog!
ResponderEliminarLo de la familia desaparecida es solo un cuento para extranjeros. Seguro que la 209 está atestada de gente de mal vivir pasándoselo en grande.
ResponderEliminarUn abrazo, Jan.
No tinc massa temps per a entretenir-me, però sí que et vull donar les gràcies pel teu amable comentari al meu blog!!
ResponderEliminarUna abraçada.
Qué buena historia, Jan. Me he sentido muy inmerso en el relato y lleno de curiosidad. Espero que encuentres muchos más misterios tan interesantes como este, y de paso alguna respuesta. Un abrazo.
ResponderEliminarE M O C I O N A N T E !!!
ResponderEliminar:-D
Y Lovecraft qué dice del 'temilla'!!
;-)
Un abrazo!
Los extraños universos, las paradojas y la ambiguedad que desbordan tus relatos es algo realmente admirable y fantástico amigo Jan. Un abrazo grande!
ResponderEliminarAriel.
Creo que ha habido un malentendido. La casa del número 209 se acercó al escenario donde presentarán el flamante y aún no estrenado nuevo año 2009.
ResponderEliminarCuando se verifique el error se ubicará nuevamente entre las casas 207 y 211.
Por supuesto, esto sucederá en un día soleado y sin bruma, para no volver a equivocar su lugar ;-)
Un saludo.
Antón.
Tus relatos son fantásticos, en todas las acepciones de la palabra. Siempre es un placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me ha encantado tu microrelato, es muy misterioso...también quiero saber dónde estará la 209...quizá entre las otras se la hayan comido...o quizá es que nunca existió...
ResponderEliminar¡Genial, genial Jan! Que desproposito de relato, !Y que bueno!...nada, nada... Soberbio
ResponderEliminarTanto el relato, como la foto,geniales.No será que no pudieron pagar la hipoteca y los absorbió algún macrobanco de estos que están en crisis??
ResponderEliminarSalu2.
Seguro que está en otra dimensión... realmente bueno este relato. Me estás enganchando a tus relatos, gracias :) y tus fotos son una maravilla.
ResponderEliminarBesos
Vaya, este me ha enganchado, "La puerta 209", buen título y buena historia.
ResponderEliminarSacas punta a cualquier foto.
Un saludo.
Una historia sin desperdicio, lo cual me recuerda que debo contar otro de parecidas características que me ocurrió también en Chile, en Punta Arenas. Otro día será.
ResponderEliminarAquí me tienes de visita, vine a ver y me encanto la historia. Ah! no te preocupes por la familia del 209, estan todos bien al otro lado del espejo, alli todo sigue igual. Un beso y un abrazo (hoy me dio por exagerar).
ResponderEliminarHola, seja bem vindo ao meu mundo....
ResponderEliminarA mi pareceu um conto fantastico.gosto muito destas historias misteriosas!
Acredito nelas....
Muy buen cuento, Jan.
ResponderEliminarFelicitaciones.
Te dejo un abrazo de paz, del otro lado de la cordillera.
BACI, STEKI.
La 209 está en el margen, al margen, entre la 208 y la 210.
ResponderEliminara veces la numeración se salta
ResponderEliminaro se intercala con las que van por el frente
en todo caso acá en chilito pasa de todo jajajja
excelente relato!!!
VALPO es un puerto mágico
sin duda deja encantados a los que le visitan:-)
muakismuakis
Todos los misterios están en esa puerta 209. A veces, cuando subimos andando al mismo cuarto piso de todos los días, alguien nos roba el tercero. A mí, un día, al bajar, me robaron la planta baja y no pude salir a la calle.
ResponderEliminarLa puerta reaparecerá otro día, quizá en el mismo lugar.
Muy buen relato, magnífica foto.