En algún momento de nuestras vidas, todos deberíamos de trabajar la tierra.
Como cada mañana, el sol siempre se encuentra con Nicolás trabajando en el campo. En ciertos lugares, trabajar con la luz diurna sigue siendo el método mejor adaptado a sus circunstancias.
Nicolás es agricultor. Hace unos años tenia tierras arrendadas que hoy en día se han convertido en diferentes condominios residenciales, debido en parte a la cercanía de las mismas con los núcleos habitados. Donde antes había lechugas, acelgas y algún que otro repollo, hoy en día, hay un pequeño parque infantil, donde los columpios hacen pasar un buen rato a los hijos de los residentes.
Hoy en día es un trabajador muy bien considerado por su jefe. Me consta tal afirmación después de haber hablado con ambos…
.- Los últimos tomates, ¿verdad?
.- Así es. –Me dice mientras deposita con sumo cuidado los tomates en las cajas para su posterior traslado- En diez días terminaremos con la cosecha anual.
.- Y… ¿después?
.- Acelgas. Todo el campo de acelgas. Miles de ellas.
.- ¿Siempre ha trabajado la tierra?
.- Mi Padre era agricultor. Trabajó las tierras que mi abuelo tenía en arriendo.
.- ¿Y que pasó con ellas?
.- El propietario se las vendió.
Me comenta que fueron a juicio, pero que se perdió sin apenas poder alegar nada. La gente de dinero siempre gana los juicios antes de que se celebren.
Mueve la cabeza en un ademan de no poder hacer nada. Una resignación que le duele por todo el sudor vertido por sus ancestros y que se ha diluido con el tiempo.
.- ¿Y sus hijos? ¿Querían seguir trabajando la tierra?
.- Ay los hijos amigo… Los hijos ya no entienden de trabajo. Solo saben sentarse en la mesa y abrir la boca.
.- Todo cambia, ¿verdad?
Casi sin darme tiempo a terminar la frase me dice…
.- ¡Para mal!
.- ¿Y que se puede hacer?
.- Yo les pondría en el colegio de asignatura obligatoria dos horas de trabajo diario a destajo. Así aprenderían a conseguir las cosas con el sudor propio. No con el de los demás.
.- Pero no todos los padres deben de pensar lo mismo, ¿o si?
.- Cada casa es un mundo. Pero el mundo –me guiña el ojo- esta que se cae a pedazos.
Nicolás aprovecha un momento para encender un cigarro. Un compañero suyo acude a su invitación. El sol poco a poco se hace pesado. El sudor se apodera de las camisas y beber un trago de agua fresca se hace necesario. Les comento, que donde nací, los agricultores beben agua en un botijo, poniéndoles unas gotas de anís. Se lo dibujo en el suelo. Dibujar sigue siendo una asignatura pendiente que a pesar de la buena voluntad, el resultado no es del todo satisfactorio. Pero la idea, la toman en cuenta. Vuelvo a mirar el dibujo y pienso en esa frase que dice… “se parece lo mismo que un huevo a una castaña”. Lo comento en voz alta y las carcajadas se pierden el valle que lleva por nombre la mítica cima andina llamada “Aconcagua”.
Antes de seguir mi camino, Manuel, el jefe de Nicolás me regala un par de tomates maduros. Los limpio con el agua del regadío y les hinco el diente. Su sabor es afrutado. Intenso.
.- Excelentes… No necesitan ni sal ni aceite.
Se lo comento. Sonríe tímidamente. Su cara de satisfacción me indica lo orgulloso que se siente de su cosecha.
Veo a Nicolás acercarse con la carretilla cargada con un nuevo par de cajas y le hago otra fotografía…
Un par de horas después, me siento bajo la sombra de un inmenso y frondoso eucaliptus y pongo en orden mis notas.
“Haciendo amigos”
Me gustan estas fotos, que por la función parece algo lejano en el tiempo... Afortunadamente para todos, todavia hay personas que saben lo que es trabajar la tierra.
ResponderEliminarEste Nicolas... tiene un aire al Dr House... o me lo parece????
Yo te entiendo muy bien. Y me llega.
ResponderEliminarPodría tener un mejor trabajo y más remunerado en Madrid (bueno eso era antes, ahora a saber si lo tendría) pero decidí trabajar bien cerca de casa en una empresa del sector primario. Así que esa realidad es la mía. Creo conocer bien el carácter de los agricultores y los frutos de la labranza.
Abrazos.
Esa suerte de poder hincarle el diente a un tomate, una fruta... acabados de coger... y hablar con quien ha trabajado la tierra para darte este pequeño placer...Entrañable Nicolás...
ResponderEliminarVols dir que s'assemblava com un ou a una castanya? Ho dubto.. Segur que dibuixes molt bé!
Petonets, Jan...
Yo iba de pequeño, en verano, a bañarme en el estanque de una huerta que había cerca de Alcobendas junto a la carretera que llevaba al aeropuerto de Barajas. Había allí unas matas de tomates, y nos susodichos, redondos y rojos con un sabor tan intenso y delicioso que hacían llorar de placer. Y una carretilla idéntica a la que maneja el tipo de la fotografía con la que yo solía jugar. Ahora esa huerta, y el estanque, y la carretilla y mis recuerdos, yacen debajo del asfalto de la AP-1 Madrid-Burgos; pero cada vez que paso por allí, se cuál es el lugar exacto donde se hallaba por el aroma a tomates que de repente me llega por la ventanilla del coche.
ResponderEliminarMe gusta Nicolas, lo que dice y como lo dice. Es listo.
ResponderEliminarLleva razón.
En cuanto a los tomates, uff, deliciosos.
Un abrazo.
Todo el secreto se condensa en el sabor de ese tomate maduro. Recuerdo cuando los tomates sabían a tomates. Pero ya voy perdiendo el recuerdo.
ResponderEliminarHola Jan, una historia que revive mis raices pues soy de Costa Rica y fui criado en el campo, casi puedo ver a padre en esa foto, recordando como me enseñaba a sembrar, fertilizar y limpiar la tierra. Cosas que cada vez son menos vistas en esta nueva Era.
ResponderEliminarConocer no es solo saber cual es el proceso científicamente estudiado por el que una semilla germina y alcanza a dar un fruto. Conocer es hacer, es saber cuantas horas hay detras, cuando sudorm cuanta incertidumbre, cuanta experiencia y cuanta satisfacción. Esta es la asignatura que da la felicidad más allá de todas las psicologías. Y naturalmente, debería ser obligatoria en el colegio ya que en la vida parece algo residual.
ResponderEliminarUn abrazo, y gracias por los tomates.
Es cierto, el campo (la tierra) no solo da frutos, da experiencia y nobleza de espíritu.
ResponderEliminarSaludos.
hola jampue...como estas? me encanto la foto...y la conversacion esta de la tierra y la agricultura...es muy cierto cada vez va desapareciendo esto del esfuerzo por el trabajo de la tierra....es algo tan valorado por aqui ...pues todavia se ven a los peones y a algunas gentes que tienen sus terrenitos y siembran....no deberia perderse...esto del un tomate arrancado maduro de su planta y no un tomate artificial como se viene viendo....
ResponderEliminargracias por tus serenas palabras....
besines!
:) sauvignona
p/d: es cierto este nicolas tiene aires a dr. house!!!!!
Las historias que nos traes me conmueven. Cuanta vida vivida y cuantos desengaños. Pero no aprendemos, incluso pareciese que caemos pendiente abajo sin frenos ...
ResponderEliminarExcelente blanco y negro gran documento, amigo.
Un abrazo
Interesante idea la de dos asignaturas de trabajo a destajo. Quizá solucionaría muchas cosas.
ResponderEliminarMe encanta ver los amigos que encuentras por ahí, cada uno con una lección de vida. Cada uno con mucho que decir y con mucho que nosotros vemos gracias a tí.
Que ganas de volver a probar un tomate de verdad.....
Siempre aleccionadoras los encuentros con tus amigos y el resumen de tus notas.
ResponderEliminarBella foto.
Un abrazo