Oremos
Dicen que Jesús caminó por encima de las aguas dejando a los presentes con la boca abierta y la fe en lo imposible con más fundamento que Karlos Arguiñano en un plato de alubias con chorizo.
Hace un tiempo, mientras navegaba por el canal de Panamá con la proa buscando el océano Pacifico, pude observar con gran sorpresa una caja que flotaba buscando el Océano Atlántico. Navegaba placidamente desafiando las leyes que dicen que el cartón cuando se moja no flota y mucho menos se deja llevar por la corriente buscando un nuevo horizonte. Cuando leí el contenido de la caja lo comprendí todo. Mi fe volvió a ganar unos cuentos enteros y desde ese día, las cartas que escribo con nocturnidad y alguna que otra alevosía se fraguan siempre bajo la tenue luz de esas velas…
“Anécdotas”
Copyright © By Jan Puerta 2008
Texto y fotografías con copyride del autor.
Muy lindo post, Coincido en que hay que tener una actitud abierta, lo mas limpia de prejuicios posible,
ResponderEliminarpara que lo improbable pueda ser, acaso probable y hasta suceder.
Quien sabe? la vida esta llena de sorpresas. Al menos yo, nunca pierdo mi capacidad de asombro.
Ya me puse al dia con tus post del 14 a la fecha. Un fuerte abrazo
El evangelio tiene muchas maneras de extenderse...
ResponderEliminar;-)
Hay que creer para ver, no al revés.
ResponderEliminarMe gustó la cajita navegante.
Saludos
Toda una historia, ciertamente con ese punto místico.
ResponderEliminarSaludos
Algunos creemos sin ver ;) que buena la imagen y el relato como siempre Jan muy bien hilados , saluditos venezolanos
ResponderEliminarEs la luz de la fe...
ResponderEliminarUn abrazo.
Antón.
Ver para creer...
ResponderEliminarSaludos.
Esa luz en verdad "ilumina".
ResponderEliminarmuy buena historia, lo imposible se vuelve improbable y a veces sucede
ResponderEliminarSaludis
Indudablemente: no perder la capacidad de asombro (en este mundo que tenemos...) ya de por sí es un auténtico logro. Te felicito por ello.
ResponderEliminarUn abrazo.
Realmente fue un milagro, y eso demuestra que los milagros existen, porque a mí, eso de que una caja llena de velas, aunque sean de Jesucristo, simplemente no me cuela. No obstante, el relato es muy bonito.
ResponderEliminarPor otra parte, nunca hay que perder la esperanza.
Hay otra posibilidad: que la caja fuese un timo y estuviese vacía. Ni velas ni nada.
Hay un chiste cojonudo sobre un titular en "el Mundo" acusando a felipe gonzalez de no saber nadar después de sorprederle andando sobre las aguas del lago de la casa de campo de madrid
ResponderEliminarjejej
saludos brujos,
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ResponderEliminar,.•´¨`•.( -.- ).•´¨`•.,¸
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Buenas tardessss deseo que tengas una genial semana, saludos.. Christiannnnnnnnn.
Te dejo en mi blog, el Premio al Esfuerzo Personal, que puedes recoger cuando quieras, porque te lo mereces.
ResponderEliminarUN abrazo,
Debiste mirar dentro de la caja; tal vez en ella viajaba como Moisés el nuevo Mesías que ha de liberarnos de la opresión capitalista; o el Anticristo, que ha de liberarnos del estreñimiento; o el primer manuscrito perdido del Libro de Mormón; o cualquier otra cosa por la que a lo mejor deberías haber hundido la caja a tiros, nunca se sabe.
ResponderEliminarCon 41 velas largas tienes luz para muchas noches ;-)
ResponderEliminarSi eso no fue una señal que baje Dios y lo vea.
ResponderEliminarQuienes de verdad caminan sobre las aguas son tus palabras, querido Jan.
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