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miércoles, 18 de febrero de 2009

Una lapida más

Una lapida más


La vida es solo un sueño. Nuestro propio sueño.

En mis constantes visitas a los cementerios que se cruzan en mi camino no deja de sorprenderme la facilidad del ser humano por olvidar.
Algunas tumbas parecen tener más de un lustro de abandono. Solo lo parecen. Otras parecen la antesala del propio infierno. Una puerta sin retorno hacia un laberinto donde la salida forma parte de la fe que el propio difunto pudiese profesar.
La realidad es que el olvido se apodera de nosotros.
Un proverbio nepalí dice:
“Un día de pena es suficiente para encauzar el alma en el sendero de la inmortalidad”.
Hace unos días descubrí este nicho. No tiene adornos de mármol. Ni nombre que identifique a quien yace detrás de la parca lapida. Me quedé delante de el un buen rato. Incluso estuve tentado de ponerle alguna flor. Simplemente empecé a leer en voz alta un fragmento del bloc de notas que llevaba en mi pequeña mochila…
“La noche de San Juan parecía ser eterna. La luna iluminó nuestro silencio. El alba simplemente nos acogió. Nada tenia sentido pero todo parecía real. Tan real como nuestros besos. Los días se sucedieron y la luna inicio su juego visual. El fuerte oleaje golpeaba los acantilados de Favarix. El faro iluminaba el destino de los perdidos. También nuestros pasos. Abrimos los ojos y nada era real. Los cerramos y seguimos viajando por el sueño de nuestras quimeras. La noche de san Juan es un sortilegio perenne. Solo hemos de susurrar el hechizo ancestral para que todo vuelva a ser normal. Dentro de nuestro propio destino, claro”.
El viejo vigilante del cementerio me pregunto si era familiar del que allí moraba…
.- No lo se. Aunque casi todos, dicen que venimos de Adán y Eva, con permiso de Darwin, por cierto.
Giré la cabeza mientras me alejaba. Su rostro mantenía un rictus de complejidad añadida por lo escuchado. El mío de locura. Sin duda inducida por lo sucedido.


“Microrrelatos”
Copyright © By Jan Puerta 2008
Texto y fotografías con copyride del autor.

20 comentarios:

  1. Quizá todos deberíamos acabar en una lápida sin nombre, querido Jan: estaríamos más en consonancia con nuestras biografías.

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  2. Lo que dices obliga a reflexionar ... y esas texturas en la fotografía conmueven.

    Saludos

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  3. Hola, Jan. Gracias por tu visita. No conocía tu blog y esta entrada me ha parecido muy, muy... inquietante.
    Saludos.

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  4. ...algunos pocos, seguirán un tiempo, la huella que dejamos al partir (o al vivir), luego el tiempo hará lo suyo, con sus olvidos..
    Y como ya decía EL POETA, "¿Quién en fin, al otro día.,,cuando el sol vuelva abrillar.,,de que pasé por el mundo,quién se acordara?

    Bueno tu post y bien por la foto y ese ojo afilado,

    Un saludo

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  5. Yo es que soy de las que piensa que las cosas hay que hacerlas en vida, después con las flores poco podemos hacer.
    Muuuuuacks!
    Pd. bonita imagen, siempre me han gustado las fotos de cementerios, lápidas y tal ;)

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  6. Como tu, soy de pasear por el Cementerio; y también de detenerme en tumbas derruidas y abandonadas, en las que apenas se adivina el nombre de quién alguna vez en vida fue alguien para alguien, y hoy solo es olvido.
    Y, casi siempre, recuerdo el verso de Becker: "Dios Mío, que solos se quedan los muertos".
    Un beso

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  7. Buenas tardes, Jan Puerta:

    Mientras alguien nos recuerde, no moriremos. Y lo mínimo que debemos a nuestros seres queridos, es una lápida, en la que conste el nombre que alguna vez pronunciamos con cariño, para dirigirnos a la persona que nos ha dejado.

    Hoy al ver el comentario de Camarandante, he visto la entrada que dedicaba al aromo, (en su blog El Nido, en julio 2008). Ese árbol, siempre me ha impresionado. Me encanta Leonardo Favio, y en su canción "Amanecer y la espera" lo cita...
    Llegan lejanas, tristes campanas, diciendo el día va a comenzar
    El sol se expande, vuela una garza
    Ya la montaña es un madrigal...
    ...
    Junto al aromo te he de esperar.
    ...
    Como homenaje, lo he recomendado en La Palabra digital, en la voz de Atahualpa Yupanqui.
    Las palabras escritas tampoco mueren. Lo escrito permanece.

    Saludos. Gelu

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  8. Esta mañana acudí yo al cementerio, no precisamente a coleccionar cromos, y realmente, todas tienen su historia y precisamente no está escrita en la lápida, por eso, alguien pasa al lado de una y llora o piensa o deja de pensar pero no ocurre con todas sólo con la que te cuenta la historia o sólo con la que conoces la historia....

    Saludos Jan, y por favor, no martirices más a los 'enterradores' con tus ocurrencias ;-)

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  9. como decia aquel... polvo somos... y en recuerdos momentaneos nos convertimos...

    saludos

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  10. Pienso que hay que tener un profundo respeto por los cementerios. Al fin y al cabo, la buena vida que llevamos ahora, a pesar de la crisis, se la debemos a los que nos precedieron, que fueron quines nos prepararon el terreo que ahora pisamos.

    R.I.P.: REQVIESCANT IN PACE
    DEP: DESCANSEN EN PAZ

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  11. Hola amigo Jan. Visitando los cementerios se pueden observar y sacar muchas conclusiones, y lo que nadie puede negar es que se trata de lugares de suma tranquilidad.
    Un abrazo.

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  12. Lo peor es que se olviden en vida...¡Cuántos ancianos en residencias reciben menos visitas de las que tendran sus tumbas!

    Me impresionó este nicho...
    y tu noche de Sant J(o)an...

    Un beso, vivo...

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  13. El recuerdo es la mejor de las lapidas, o mejor dejarlo en monumento... que aunque mas institucional es menos lugubre!

    :)

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  14. Muchas gracias Jan.

    Te puedo pedir un favor? Cómo hacer que no se puedan copiar las imágenes? Gracias de antemano.

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  15. Hola Jan:

    Creo que para vivir hay que tener una dosis de memoria y otra de olvido.

    Dan pena ciertas tumbas abandonadas. El tiempo lo puede todo.

    Un abrazo.

    Antón.

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  16. Contrariamente a lo que dice Pedro, yo pienso que las lápidas son una excelente ocasión para decir lo que uno siempre quiso decir y nunca dijo, o para que te pongan lo que siempre soñaste ser: pianista, bombero, futbolista. A mi padre le dibujé un avión en su lápida porque su gran sueño frustrado siempre fue ser aviador.
    Yo en tu lugar hubiera escrito en la lápida con un rotulador el párrafo tan bello que leiste. Estoy seguro de que al difunto, fuera quien fuera, le hubiera gustado ser su protagonista

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  17. Decía el Romano de Hispania Marcial:

    "Nada me importa la fama, si tengo que morirme para ser famoso".

    Aquí os dejo un epitafio griego del siglo II-III dC, encontrado con un busto en Sínope, Paflagonia:

    "No hay aquí una tumba, sino una losa, una estela sólo. Es el sepulcro de Narciso, al que en otro tiempo ornaban numerosas virtudes. Era bueno y hermoso en todo, y en verdad su mente gozaba de la misma elocuencia que Néstor de Pilo. ¡Oh, Envidia divina que todo lo sometes! A ti quiero recriminarte: ¿no te da vergüenza que tales hombres perezcan?"

    Realmente la muerte es algo que no nos merecemos. Nadie.

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  18. Esa cruz parece trazada con la yema de un dedo, tal vez un dedo descarnado. Conmovedora entrada, Jan.

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  19. Es que realmente la muerte está en el olvido, no en el fallecimiento físico

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  20. Todo depende de como vivamos nuestra vida, eso, nuestro propio suenio. La lapida si es o no es; si queda o no queda..... es lo de menos.

    Abrazos

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Apreciados amigos…
La gestión del tiempo es uno de mis problemas. En la medida de lo posible, contestaré vuestros comentarios.
Un abrazo