Podría estar vigilándo las escalinatas de una mansión. Tal vez no haga muchos años lo hizo. Porte para ello no le falta a este viejo pastor alemán cruzado con un pastor belga, para desempeñar tal labor. Pero hoy en día, las cosas son diferentes. Ahora dormita en una de las muchísimas escaleras que te hacen subir o bajar de los cerros de Valparaíso.
Ahí me lo encontré a media mañana. Al pasar por su lado, entreabrió un ojo, me miró sin mucho convencimiento. Subí dos escalones mas mientras el regresaba a su sueño.
Una vecina que le daba los restos de la comida me comentó que ese viejo perro, llegó ya hace unos seis años. Rehúye las peleas con otros perros y agradece la comida vigilando la entrada de la casa. Duerme todas las noches en una alfombra delante del marco de la puerta de la señora Francisca. Por las mañanas, espera su desayuno y después hace su ronda hasta llegar a las escaleras. Allí se sumerge de nuevo en su siesta.
Al hablar con la señora le pregunté si le habían puesto nombre. Me comentó que no. Así que decidí llamarlo “escala”. No por la escalera, sino por ese escalafón perdido injustamente.
Ahí me lo encontré a media mañana. Al pasar por su lado, entreabrió un ojo, me miró sin mucho convencimiento. Subí dos escalones mas mientras el regresaba a su sueño.
Una vecina que le daba los restos de la comida me comentó que ese viejo perro, llegó ya hace unos seis años. Rehúye las peleas con otros perros y agradece la comida vigilando la entrada de la casa. Duerme todas las noches en una alfombra delante del marco de la puerta de la señora Francisca. Por las mañanas, espera su desayuno y después hace su ronda hasta llegar a las escaleras. Allí se sumerge de nuevo en su siesta.
Al hablar con la señora le pregunté si le habían puesto nombre. Me comentó que no. Así que decidí llamarlo “escala”. No por la escalera, sino por ese escalafón perdido injustamente.
La fotografía es excelente, me ha transmtido infinidad de emociones.
ResponderEliminarUn saludo.
Jam…Estuve el Valparaíso… tenia unos 12 años, me vinieron tantos lindos recuerdos … que foto mas tierna… todo muy mágico… justo para este día gris y frío, en la Ciudad de Buenos Aires … Gracias. Besitos. Silvi.
ResponderEliminarQuizá este perro sólo se haya dejado caer en el sitio, cansado de que la vida sea eso: unas escaleras que no conducen a ningún sitio.
ResponderEliminarMe parece genial esta entrada amigo Jan. La pose del perro es muy buena, se ve que le va esto de la fotografía. La situación en contrapunto a la escalinata da fuerza a la foto. Una composición magnífica.
ResponderEliminarun abrazo
Si, quizá acurrucado en esa esquina de la escalinata todavia me infunda mas lástima, aunque en el fondo haya encontrado alguien que le cuida y a quien el corresponde, pero claro sus primeros dueños fueron quienes le abandonaron... hay espinas que se quedan clavadas de por vida.
ResponderEliminarUn abrazo :)
el nunca hubiese abandonado a su amo... como el viejo mercenario rendido por la edad. un saludo
ResponderEliminarbonita historia...increíble imágen...
ResponderEliminarabrazos
Ternura, mucha ternura en la foto y en el relato. Amo a los animales más que a los seres humanos, o casi.
ResponderEliminarBesazos, viajero.
Tiene el espacio justo para descansar su fatigado cuerpo, se aprecia perfectamente ampliando, y deja toda la escalera libre.. no molesta ni le molestan.. y posa de maravilla para tí...
ResponderEliminarUn beso, Jan..con sol para tu invierno..
excelente historia que da vida a una excelente foto.
ResponderEliminarUn saludo.
Buenas tardes, Jan Puerta:
ResponderEliminar¡Qué hermoso animal!.
Ya tan solo busca tranquilidad, y pasar desapercibido. Ese lugar en la escalera, parece hecho a su medida.
Se le ve con una gran tristeza. Aún no entiende el comportamiento de algunos humanos. ¡Cómo duelen los desengaños!.
Saludos. Gelu
Apreciado Jam,quienes tenemos la inmensa satsfacción de tener por un amigo, y parte de la familia misma a un dog, como dices. Comprendemos la naturaleza misma de tu entrada.
ResponderEliminarLa fidelidad suprema se pone de manifiesto en ellos cuando se les da amor y cuidados, es increible la compensación que ellos te regresan.
Un abrazo y gracias por tu visita al blog, amigo. Kadosh, G.A.
He llamado a mi hijo de 11 años, quien adora a los perros, he ampliado la imàgen a pantalla completa, la ha contemplado con los ojos muy abiertos y ha dicho: "¡¡JA, qué lugar ha buscado para dormir el perro!! ¿no tiene dueño?.
ResponderEliminarEl perro está tranquilo, y tranquilo hemos de dejarlo: puede ser el mismísimo Diógenes; no debemos de taparle el sol (como dijo el cínico a Alejandro Magno).
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Me gusta esta composición, da esa sensación soporífera que comentas...
ResponderEliminarEs una fotografía preciosa, Jan.
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