¡Ay!...Esos chiringuitos porteños casi desconocidos.
La ventana permanecía cerrada. Una taza de esas de color blanco, desechable. Con el símbolo del peso chileno dibujado en la misma y un 100 por reclamo me llamó la atención la primera vez que la vi. Un letrero rudimentario escrito a mano decía: Sólo golpee ventana”.
Así lo hice.
La ventana era un establecimiento de esos que uno siempre quisiera encontrar cuando anda con la cartera casi vacía y le apetece tomarse un café o un té bien caliente.
Una iniciativa personal sin grandes pretensiones por la propietaria que el poder sacarse unas monedas al final de la jornada como quien hace un remiendo a una vecina o simplemente se dedica a hacer la limpieza a una escalera.
La verdad es que no creo que hiciese mal a ningún establecimiento de la zona, simplemente por la razón que los bares o cafeterías cercanos, el más económico de ellos cobraba 800 pesos por un té o un café. Sin duda su clientela, era mas la gente de paso y sin recursos que los que buscan la comodidad de una silla y la calefacción del interior de una establecimiento.
Los tiempos no están para ciertas prohibiciones y en cambio, las sanciones administrativas siempre caen en el lado del más débil.
Por mi parte seguiré consumiendo los tés y cafés de los chiringuitos mas diversos. La taza no será de porcelana ni la cucharita de acero inoxidable 18/10. Pero esa sonrisa con la cual me servían el té a través de la ventana es tan impagable como los cien pesos que me costaba.
Así rezaba su publicidad: “La ventana ofrece Té, café, jugo, leche”. Sin duda, vocación de servicio.
Así lo hice.
La ventana era un establecimiento de esos que uno siempre quisiera encontrar cuando anda con la cartera casi vacía y le apetece tomarse un café o un té bien caliente.
Una iniciativa personal sin grandes pretensiones por la propietaria que el poder sacarse unas monedas al final de la jornada como quien hace un remiendo a una vecina o simplemente se dedica a hacer la limpieza a una escalera.
La verdad es que no creo que hiciese mal a ningún establecimiento de la zona, simplemente por la razón que los bares o cafeterías cercanos, el más económico de ellos cobraba 800 pesos por un té o un café. Sin duda su clientela, era mas la gente de paso y sin recursos que los que buscan la comodidad de una silla y la calefacción del interior de una establecimiento.
Los tiempos no están para ciertas prohibiciones y en cambio, las sanciones administrativas siempre caen en el lado del más débil.
Por mi parte seguiré consumiendo los tés y cafés de los chiringuitos mas diversos. La taza no será de porcelana ni la cucharita de acero inoxidable 18/10. Pero esa sonrisa con la cual me servían el té a través de la ventana es tan impagable como los cien pesos que me costaba.
Así rezaba su publicidad: “La ventana ofrece Té, café, jugo, leche”. Sin duda, vocación de servicio.
“Anécdotas”
Copyright © By Jan Puerta 2008
Texto y fotografías con copyride del autor.
janpuerta@gmail.com
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Texto y fotografías con copyride del autor.
janpuerta@gmail.com
¡¡genial!! la inmagen, el comentario... y por encima de todo la iniciativa de las personas para salir de "sus crisis" particulares y la gran crisis de justicia que nos ahoga.
ResponderEliminarEstaré atenta - si voy- a esas ventanas de vida para compartir mis cafetitos
un abrazo, amigo
Al mal tiempo, buena cara.
ResponderEliminarNo sé si tendrá que ver con tu entrada, pero es lo primero que se me ocurrió al ver cómo algunos se las ingenian para aportar al presupuesto familiar, y con una sonrisa.
Con que poco se conforman algunos y otros con tanto nunca tienen bastante. ¿Seremos algún día distintos?
ResponderEliminarSiempre un placer Jan venir a leerte. Saludos!
En esos sitios, además, hay vida: conozco cafeterías modernas en la que todo es tan de diseño que ni siquiera el café huele.
ResponderEliminarLa diagonal de la foto, buscada o no, magnífica: ese gesto explica todo.
Aquí las puertas sólo se abren para dejar pasar a los amigotes que van al Rocío... Es un decir, pero si he visto amabilidad, habilidad e imaginación en la gente puedo asegurar que ha sido, sobre todo, en Sudamérica. Has elegido un instante magnífico.
ResponderEliminarBesos grandes.
Aqui triunfarían sin duda si diesen agua y refrescos bien frios...hoy solo hemos tenido 40º..saludos
ResponderEliminarPues a mi me parece muy buena idea, qué narices, hay que sobrellevar la crisis como sea, además el cariño con que ofrecen este servicio no es comparable con nada, y eso sin contar con la experiencia que supone. Bien fotografiado
ResponderEliminarun abrazo Jan
Me impacta mucho este hecho, no lo conocia este tipo de venta "ambulante". La imagen muy buena y gracias por enseñarme algo nuevo.
ResponderEliminarUn saludo
La foto, genial, y el post contado con mucha ternura y cariño.
ResponderEliminarMis felicitaciones.
Un rampyabrazo
Muy bonito... cosas simples en ello esta la belleza.
ResponderEliminarque este muy bien, un abrazo en posición 3/4.
Au revoir.
Es bueno que perduren esas cosas, hacen a las ciudades lugares más "vivibles" y ricos.Le dan un sabor muy particular.
ResponderEliminarSaludos!
¡Qué ingeniosa es la gente! Ya se sabe que la necesidad es la madre de todos los inventos... Besotes, M.
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