“Conocí a una chica en Barcelona que solo la vi una noche. Nunca la pude volver a encontrar.”
Juan Carlos, hoy en día es una de esas personas anónimas que cualquiera puede encontrarse por la calle sin imagen nada de su pasado y mucho menos las circunstancias de su vida.
Nos conocimos de la misma manera que suelo conocer a mucha gente. Un encuentro fortuito en una calle de las muchas que uno desconoce su nombre a menos que un detalle imprevisto le haga recaer en ello.
Él se encontraba sentado en el último escalón de una corta escalera…
.- Buenos días amigo. ¿Descansando?
.- Tomando el sol como los lagartos. ¿Sabía usted que los lagartos tiene la sangre fría y toman el sol para regular su temperatura?
Con una presentación como esta la conversación estaba asegurada.
.- Pues déjeme que me siente aquí a su lado. Sabe usted que ¿yo soy un poco lagarto?
Nos reímos un rato mientras me confesaba que estaba esperando a una vecina a la cual le tenía alquilada una casa, y siempre tenía que ir detrás suyo para cobrar el mísero arriendo.
.- ¿Ve usted esta casa?
Me dijo mientras me señalaba un edificio de dos plantas con cierto aire ingles. Casi colonial pero sin estar excesivamente recargada.
.- ¿Sabe lo que cobro por ella?
.- No, pero imagina que unas buenas monedas, ¿no?
.- Pues no. Solo cobro ciento veinticinco mil pesos. Lo que le decía… ¡una miseria!
.- A veces por poco que sea la cantidad, uno no puede. La vida no está nada fácil.
.- Esta familia si puede. Trabajan los dos en buenos puestos, tienen dos coches… en fin ganan plata, pero hay que ir detrás, si no… se olvidan.
.- Y dígame… si usted alquila esta casa, ¿debe de vivir casi en un palacio?
.- Al contrario. La mía se cae, pero yo a mi edad… también me caigo y para vivir solo, una casa mas pequeña es ideal.
En esto llegó la señora y la tensión, quizás por mi presencia inesperada, se palpaba en el ambiente.
.- Es que fui ayer a su casa y no lo encontré.
.- Pero debía de haber venido el día cinco. Estamos a doce.
Y la señora, mirándome sonriendo exclamo…
.- Uf… día doce. Ni me había dado cuenta.
Mientras entraba la señora en su casa alquilada, me dijo Juan Carlos…
.- No sabe nada esta mina (1)
Unos minutos después, salíamos de la cobranza. El con el dinero del alquiler en el bolsillo y yo con una parte de historia por contar. Decidimos entrar a tomar un café. Lo invité, pero no me dejó. Mientras conversamos, me explicó un viaje a Europa. Era base de uno de los mejores cincos que ha tenido Chile en baloncesto.
.- No lo digo. Lo dice la prensa. ¿Que no siempre miente!
Me dice entre sonrisas. Estuvo en Barcelona. Jugaron contra el Juventud de Badalona. Eran los años sesenta. También en esa gira se enfrentaron un equipo de Madrid y otro del sur de España que no recordaba sus nombres.
Los desplazamientos los hicieron en tren y en Bus. El viaje en Barco desde Valparaíso, cruzando el estrecho de Magallanes, para evitar el cabo de Hornos. Cuarenta y días de navegación.
.- Improvisamos en la cubierta un aro para entrenarnos. Perdimos tres pelotas que cayeron por la borda el primer día. Solo llevábamos diez. Así que decidimos trasladar nuestra pista de entreno a la bodega.
.- Bonitos tiempos, ¿verdad?
.- Si no bonitos, más de verdad. Había más compañerismos del que hoy pueda imaginar uno de esos jugadores que ganan esas cifras de dinero.
Siempre le temo al último sorbo de café. En ocasiones, después del mismo no he vuelto a encontrar al personaje. En este caso, las cosas son diferentes. La foto delante de su casa es la escusa perfecta para volver a tomarnos otro café.
(1) Mina: Coloquialmente en Chile, una mina en una mujer. En muchos casos, se refieren así para definir el estado sensual de la misma. Ej. ¡Está buena la mina!
Nos conocimos de la misma manera que suelo conocer a mucha gente. Un encuentro fortuito en una calle de las muchas que uno desconoce su nombre a menos que un detalle imprevisto le haga recaer en ello.
Él se encontraba sentado en el último escalón de una corta escalera…
.- Buenos días amigo. ¿Descansando?
.- Tomando el sol como los lagartos. ¿Sabía usted que los lagartos tiene la sangre fría y toman el sol para regular su temperatura?
Con una presentación como esta la conversación estaba asegurada.
.- Pues déjeme que me siente aquí a su lado. Sabe usted que ¿yo soy un poco lagarto?
Nos reímos un rato mientras me confesaba que estaba esperando a una vecina a la cual le tenía alquilada una casa, y siempre tenía que ir detrás suyo para cobrar el mísero arriendo.
.- ¿Ve usted esta casa?
Me dijo mientras me señalaba un edificio de dos plantas con cierto aire ingles. Casi colonial pero sin estar excesivamente recargada.
.- ¿Sabe lo que cobro por ella?
.- No, pero imagina que unas buenas monedas, ¿no?
.- Pues no. Solo cobro ciento veinticinco mil pesos. Lo que le decía… ¡una miseria!
.- A veces por poco que sea la cantidad, uno no puede. La vida no está nada fácil.
.- Esta familia si puede. Trabajan los dos en buenos puestos, tienen dos coches… en fin ganan plata, pero hay que ir detrás, si no… se olvidan.
.- Y dígame… si usted alquila esta casa, ¿debe de vivir casi en un palacio?
.- Al contrario. La mía se cae, pero yo a mi edad… también me caigo y para vivir solo, una casa mas pequeña es ideal.
En esto llegó la señora y la tensión, quizás por mi presencia inesperada, se palpaba en el ambiente.
.- Es que fui ayer a su casa y no lo encontré.
.- Pero debía de haber venido el día cinco. Estamos a doce.
Y la señora, mirándome sonriendo exclamo…
.- Uf… día doce. Ni me había dado cuenta.
Mientras entraba la señora en su casa alquilada, me dijo Juan Carlos…
.- No sabe nada esta mina (1)
Unos minutos después, salíamos de la cobranza. El con el dinero del alquiler en el bolsillo y yo con una parte de historia por contar. Decidimos entrar a tomar un café. Lo invité, pero no me dejó. Mientras conversamos, me explicó un viaje a Europa. Era base de uno de los mejores cincos que ha tenido Chile en baloncesto.
.- No lo digo. Lo dice la prensa. ¿Que no siempre miente!
Me dice entre sonrisas. Estuvo en Barcelona. Jugaron contra el Juventud de Badalona. Eran los años sesenta. También en esa gira se enfrentaron un equipo de Madrid y otro del sur de España que no recordaba sus nombres.
Los desplazamientos los hicieron en tren y en Bus. El viaje en Barco desde Valparaíso, cruzando el estrecho de Magallanes, para evitar el cabo de Hornos. Cuarenta y días de navegación.
.- Improvisamos en la cubierta un aro para entrenarnos. Perdimos tres pelotas que cayeron por la borda el primer día. Solo llevábamos diez. Así que decidimos trasladar nuestra pista de entreno a la bodega.
.- Bonitos tiempos, ¿verdad?
.- Si no bonitos, más de verdad. Había más compañerismos del que hoy pueda imaginar uno de esos jugadores que ganan esas cifras de dinero.
Siempre le temo al último sorbo de café. En ocasiones, después del mismo no he vuelto a encontrar al personaje. En este caso, las cosas son diferentes. La foto delante de su casa es la escusa perfecta para volver a tomarnos otro café.
(1) Mina: Coloquialmente en Chile, una mina en una mujer. En muchos casos, se refieren así para definir el estado sensual de la misma. Ej. ¡Está buena la mina!
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“Haciendo amigos”
Cada foto, una buena anécdota!...ya es un clásico en tu blog!
ResponderEliminarSaludos!
Bonitas fotos y bonitas anécdotas. En ésta me quedo con la primera frase "Conocí a una chica en Barcelona...". Me parece ¡tan romántico! Besotes, M.
ResponderEliminarCom sempre, molt interesants aquestes vides que ens vas descobrint en el tema "Haciendo amigos".
ResponderEliminarGràcies per compartir-ho.
Una abraçada.
Estos retazos e la vida que nos ofrece siempre procuro saborearlos despacio, con mesura, paladeando cada palabra y cada esquina de la imagen. Es pura vida y como tal me gusta disfrutarla.
ResponderEliminarUna foto excelente Jan
Un abrazo
Cada persona tiene todo un universo alrededor ¿verdad? Aunque parezca de lo más insignificante.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, los deportistas de élite hoy día son máquinas de hacer dinero, no como antes que no es raro encontrar personajes como este que sobreviven a duras penas... algo así como con grandes pintores de la historia.
ResponderEliminarPodría ser el comienzo de una novela, la realidad siempre supera la ficción.
ResponderEliminarRelato corto pero intenso. La fotografia perfecta como siempre
Felicidades
Saludos
Interesante historia la de Juan Carlos.
ResponderEliminarDeportista de élite antaño y casero esforzado hogaño.
¿Dónde estará aquella "chica que conoció en Barcelona"?
Un fuerte abrazo, Jan.
Esta entrada es un perfecto ejemplo de que todos guardamos una novela dentro.
ResponderEliminarEs cuiroso como una mujer nos puede transtornar... las faldas, que tendrán las faldas...?
ResponderEliminarSaludos
Buenos días, Jan Puerta:
ResponderEliminarTu relato de hoy, y la fotografía de Juan Carlos, me han traído "a la cabeza", los versos que C.V.Cavafis escribió en 1916, y te copio:
CUANDO DESPIERTEN
Intenta guardarlas, poeta,
por pocas que sean las que puedan detenerse,
las visiones de tus amoríos.
Ponlas escondidas en tus frases.
Intenta, poeta, retenerlas
cuando despierten en tu cabeza
de noche o a la luz del mediodía.
Saludos. Gelu
Des la entrada de ayer vuelvo a responder vuestros mensajes que amablemente dejáis en la entrada diaria de este blog. Gracias a ellos, el blog tiene muchísimo mas significado. Lo dotáis de vuestra visión que siempre es complementaria a la mía. Y ese valor requiere de por mi parte el mayor agradecimiento.
ResponderEliminarGracias
Neogeminis…
ResponderEliminarCada persona es un mundo que me gustaría conocer. Compartir con el algún pasaje casi olvidado de su vida.
Un abrazo
Merche…
Cuando me habló de su amor Barcelonesa, en plenos años sesenta, no sabia si elegir ese tema como eje central. Pero esa parte deportiva me cautivo cuando me comento la perdida de los tres balones. No obstante, cualquier día, podría salir una segunda parte de Juan Carlos. O quizás si apareciese ese editor, el capitulo seria mas extenso.
Un abrazo
Montse…
Compartir-les es una necessitat tant vital como viure-les.
Gracies a tu per estar aquí també.
.
Compartirlas es una necesidad tan vital como vivirlas.
Gracias por estar aquí también.
Un abrazo
Gracias Ángel…
Hace unos años, me interese por un personaje que vendía redes de pescar que fabricaban toda su familia. Ese viejo pescador me dijo un refrán xhosa, (grupo étnico con idioma propio en Sudáfrica, hablado por mas de siete millones de habitantes) que después de analizarlo se trasformo en una pauta en mi conducta. Si no tienes prisa por morir, por que hay que tenerla por vivir.
Un fuerte abrazo amigo
Cuspedepita…
Cuanta razón en tus palabras.
Un abrazo
Ramón Portillo
ResponderEliminarLos valores incluso van cambiando con los tiempos. Antes con el comer, era suficiente. Hoy, desgraciadamente hay que tirar la comida para sentirse importante.
Menuda evolución la que vivimos.
Un fuerte abrazo
Jota Ele…
Amigo, cuando me lo conto, fue lo primero que pensé. Sus palabras eran el recuerdo de unos ojos verdes como ningunos y un acento que al hablar, le hacia perder los sentidos.
Donde estarán esas chicas que soñamos algún día. O esos chicos, no sea que se me enfade el genero femenino.
Un abrazo
Pedro Ojeda…
Y algunos, hasta con una segunda parte en ciernes.
Un fuerte abrazo amigo
Apreciada Gelu…
Ese poema de Cavafis me hace rebuscar en sus creaciones para detenerme en otro que dice:
RECUERDA CUERPO:
Recuerda, cuerpo, cuánto te amaron;
no sólo las camas que tuviste,
sino también los deseos que brillaron abiertamente
en los ojos que te vieron;
las voces temblorosas, que algún obstáculo frustró.
Ahora que todos están en el pasado,
parece como si en realidad te hubieras
entregado a esos deseos.
Cómo deslumbraban.
Recuerda los ojos que te vieron,
las voces que temblaron por ti.
Recuerda, cuerpo.
Un fuerte abrazo
Muy interesante este Juan Carlos. Un amigo asegurado o seguro. me gusta mucho su carácter. Preséntamelo jajaja. También adoro el basket. Un abrazo!
ResponderEliminarEsta Foto sín anécdota de por si es una maravilla.. pero poder además leer una historía detras de este rostro!
ResponderEliminarGracias, Jan, un beso!
Que buena historia Jan, esa cualidad que tienes de hablar con los personajes de tus fotografías es muy especial, te confieso que lo trato de hacer y es un encuentro muy singular, donde muchas veces soy yo el que aprendo de ellos.
ResponderEliminarAbrazos
Baloncesto en la bodega de un barco por el estrecho de Magallanes: ¡por dios! ¡dónde están los productores y directores de cine! (al guionista ya lo tenemos por supuesto).
ResponderEliminarOtro relato que me gustó
ResponderEliminarpor lo humano
aquello que nos olvidamos mas que seguido
aprender a conocer y a escuchar
por cierto nuestros viejos tiene toda una historia
me gustó como va el relato...
se nota la amena conversación...
te felicito!