En ocasiones entre la esperanza y la desesperación, hay una delgada línea imperceptible para todos aquellos, que ajenos a un presente más o menos estable, tienen la desfachatez de prejuzgar a una persona sin saber nada sobre ella por la simple deducción (dicen que lógica) que pueda generar su aspecto o su situación actual. Esta es otra de las grandes miserias del ser humano.
Los que más o menos me conocéis sabéis de mi afición (quizás necesidad) por hablar con los derrotados de la vida como diría Sabina. Detrás de cada persona hay una vida y unas circunstancias. Una historia de desamor, un infortunio demasiado cruel, una vida sin sentido aparente, una enfermedad terminal… Siempre se esconde una realidad palpable y una necesidad imperiosa por recobrar el brillo ausente que tiene ahora su presente. Pero hay otros que simplemente les da igual todo. Ni buscan ayuda ni la quieren recibir. Su esperanza es una botella de vino que todo lo hace olvidar y el desdén cotidiano de quienes se cruzan delante de su miseria sin inmutarse.
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HOLA JAN
ResponderEliminarSIEMPRE QUE HAY VIDA HAY ESPERANZA!!!PERO HAY VECES QUE SOLO ESO NO BASTA PARA SEGUIR ADELANTE, TANTAS INJUSTICIAS NOS RODEAN Y MAS EN ESTOS PAISES SUBDESARROLLADOS COMO EL MIO , DONDE LA POBRESA CRECE DIA A DIA, Y LOS INDECES OFICIALES DICEN QUE LA POBRESA A BAJADO, ESO ME REPONE A MI TAMBIEN DE MAL HUMOR.
UN BESO DESDE ARGENTINA
Si algo me enseño mi trabajo y los percebes que se fueron fijando en mis huevos, fue a no prejuzgar aspectos… siempre te equivocas. Un saludo Jan
ResponderEliminarA veces es imposible resistir a todos los naufragios, a veces es sólo que uno rompió amarras sin darse cuenta.
ResponderEliminarQué foto, qué foto.
Una foto preciosa, en una entrada preciosa, para una lamentable realidad.
ResponderEliminarEl prejucio es natural, al menos en una pequeña parte, pero nos meten por los ojos el encasillamiento social según la imagen. Sólo hay que ver algunas películas de Hollywood para ver cómo caracterizan a los menos agraciados.
Un gran problema es que se lleva este instinto natural al extremo, desnaturalizándose, y nos hace pensar en pestilente al que lleva unas rastas, o de drogadictos al que pide para comer.
Me encanta seguir tu blog, aunque no siempre comente, precisamente por la manera que tienes de romper con lo cotidiano y acercarte física y emocionalmente a quienes encuentras por la vida, con indiferencia de su imagen. Me gustaría ser menos tímido para estas cosas, porque no todos miramos por encima del hombro, pero encontramos barreras que no sabemos derribar por algo tan estúpido como la timidez.
Un fuerte abrazo, y a compartir muchas más publicaciones como ésta.
Fabulosa foto, Jan y magnífico comentario, como todos los tuyos.
ResponderEliminarEn este país que se supone del bienestar, se está creando una nueva clase de pobreza que me llena de indignación.
Componen esta clase emergente una serie de familias que, no hace nio dos años, vivían bien. Tenían su trabajo, habían comprado su casa hipotecándose hasta las cejas, tenían su coche, pasaban unas buenas vacaciones, salían a cenar con amigos, etc.
Vilmente engañados, no supieron ver que se avecinaba una gran crisis que les iba a cambiar dramáticamente la vida. Se quedaron sin trabajo y, como consecuencia de ello, sin su hogar, enbargado por los bancos, sin coche, sin vacaciones y sin cenar. Ya no fuera con los amigos. Sino sin cenar en su propia casa.
En estos momentos, en España, hay cientos de miles de familias en las que ninguno de sus miembros tiene un trabajo para vivir.
Nuestros insignes gobernantes, lo "arreglan" con diferentes subsidios, a los que se agarran cual clavo ardiendo.
No comprenden que los subsidios te convierten en rehén de un estado que te manipula sin piedad.
No son los subsidios. Es el trabajo el que te hace libre y te otorga la capacidad de pensar, que es la única capacidad que nos diferencia positivamente de los animales.
¡Qué asco!
Un fuerte abrazo y te deseo un feliz fin de semana.
Hola Jan:
ResponderEliminarCada uno encontramos la esperanza de una forma.
A mi la Fe Cristiana, siempre me ha sido terapéutica y positiva.
Respeto a los no creyentes, pues los hay muy buenas personas, y a veces pienso que están más cerca de Dios que yo.
Te diré que estoy en Cáritas de mi Parróquia y atendemos a todos, tengan las creencias que tengan, aunque sean ateos.
Egoistamente cuando veo que alguien entra con una lágrima y se va con una sonrisa y lleno/a de ESPERANZA y ves que luego va saliendo adelante es el mejor regalo que recibimos.
ME ENCANTAN TUS FOTOGRAFIAS Y COMO ESCRIBES.
Perdona si me he enrollado demasiado.
Un cordial saludo desde Valencia
Y con que cariño retratas, en foto y de palabra todos esos Personajes cargados de Historias a sus espaldas..
ResponderEliminarOdio a los prepotentes...yo también..
Un beso jan
a mi la prepotencia tampoco me gusta, y tampoco me gusta prejuzgar...sobre todo pq cuando se lo veo hacer a otr@s me entran unas ganas de.....prejuzgarles yo....es bueno darse cuenta de como funcionamos, para poder ir modificándonos en cada instante...es importante ser conscientes de nuestras motivaciones reales, pra que por lo menos decidamos y juguemos con toda la información....nos veremos envueltos siempre en la maraña de la hipocresía. un saludo, me gustó mucho esta entrada..me encantan las entradas que nos hacen pensar, que nos hacen pensar en nosotr@s mism@s y en nuestr@s propios comportamientos.
ResponderEliminarsaludos
Cuando te acercas a la vida de una persona, sea como sea su aspecto, descubres siempre que hay todo un sistema que gira alrededor de ella, en el que a veces tienes oportunidad de entrar y ser un planeta o un satélite más alrededor de la estrella y otras sólo puedes observarlo desde fuera.
ResponderEliminarPero nadie es insignificante.
Un abrazo
siempre me llam´la atención com en ultramar...para mi...colorean las fachadas....la prepontencia, como bien dices...está ahí a flor de piel, es difícil acabar con ellos, al menos nos queda la esperanza...saludos amigo
ResponderEliminarUn abrazo y...¡feliz fin de semana!
ResponderEliminarLa vida es dura y cruel, amigo Jan. Lo mismo brillas como una estrella, que te sientes alcantarilla. Detrás de cada uno hay una historia, a saber qué nos hace zozobrar!.
ResponderEliminarEste septiembre no rebosa precisamente esperanza para mi, y eso es que siempre ha sido uno de mis meses preferidos, tendré la esperanza de que lo vuelva a ser...
ResponderEliminarA veces no es indiferencia, no es prepotencia, quizás nadie pueda entender los motivos de otra persona al 100%, es más sencillo cuando son próximos a los tuyos, cuando son 'estándares' pero la pecualiaridad es eterna y sencillamente no somos capaces de entenderla en todo su conjunto.
ResponderEliminarEsa incapacidad intrínseca nos inquieta, nos da miedo, nos hace sentirnos incómodos...
¡Pobres mujeres indigentes! Las imagino pasando con sus bultos por delante del Hogar de Cristo, mirando el cartel, y siguiendo su camino cansado en busca de un rincón donde la realidad, incluso la más mísera, no esté pensada solo para hombres.
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