Cap. 2.13
Los jueves leemos el Quijote con Don Pedro Ojeda
“Aunque me diesen cuatro fanegas de cebada”
Sigo deleitándome con las frases enfáticas de este capitulo...
La conversación entre sancho y el escudero del bosque esta llena de sutilidad. Esclarece entre otras cosas la devoción que siente Sancho por su hidalgo señor. Así como los pormenores del trabajo que realizan ellos siempre a las órdenes de sus respectivos caballeros andantes.
Escuchándolos, uno comprende fácilmente su concepto a la hora de enfrentarse con la vida.
Son dos filosofías dispares. Tímidamente diferenciadas en primera instancia. Pero haciendo un simple análisis (si se quiere, hasta superficial) vemos que sus objetivos son exactamente los mismos.
Sancho defiende a su señor con una admiración hacia el fuera de toda duda razonable. Ensalzando como virtud su ausencia total de malicia…
“No sabe hacer mal a nadie, sino bien a todos”
El escudero del bosque, tienta a Sancho en varias ocasiones para que ambos abandones a sus caballeros, y así regresar a sus propias querencias…
“Si el ciego guía al ciego, ambos van a peligro de cara al lago”
A parte, creo que Sancho en este capitulo tiene el honor de convertirse en el primer gran sumiller de la historia escrita.
Después de dar un trago lago a la bota del escudero del bosque, exclamo…
¿Este vino, es de Ciudad Real?
Y el del bosque, exclamo…
“En verdad que no es de otra parte y que tiene algunos años de ancianidad”
Me parece sublime el dialogo entre los dos.
Antonieta y Luís forman una pareja que son felices –y asi se les ve- en su trabajo. Tienen una parada de objetos diversos. Cachureos inútiles según otros o piezas que algunas deberían de formar parte de alguna colección digna de ser admirada.
Cuando me ven acercarme, suelen hacerme gestos con algún objeto quijotesco en las manos. Aspavientos que llaman mi atención y hacen que mis pasos se dirijan a su parada.
Hasta la fecha no les he comprado nada. No por que el precio fuese alto –que no lo es- si no por que el capital de uno, debe de administrarse en un orden de prioridades que en este momento no contemplan tal gasto, tal inversión.
Ellos lo saben pero son felices con la foto, el dialogo que tenemos y el verse en Internet con su sonrisas mas natural.
Un viernes, doce de mayo de 1905 para mas seña, un tal Juan Buscón publico una carta en la Vanguardia donde afirmaba que había conocido al verdadero Don Quijote. Incluso, dice que asistió a su funeral.
Pero… mejor que lo leías vosotros.
Clic en las imágenes para verlas mejor.
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janpuerta@gmail.com
Qué gran regalo la carta en la prensa.
ResponderEliminarGracias Jan, y un abrazo.
¡Qué curiosa la carta! Igual va a ser cierto lo de la reencarnación... Besotes, M.
ResponderEliminarjajajaja...parece que locos ha habido siempre y ese fulano parece haberlo sido! así que conoció a un Quijote reencarnado1 jejeje...con tal de salir en los diarios, cualquier cosa!...ahora hacen lo mismo, pero en tv
ResponderEliminarsaludos!
Sin duda alguna, hay mucho Quijote por ahí al que sólo hace falta buscar a tiempo...
ResponderEliminarSancho vale para sumiller de una sola cata: se tira el tío un cuarto de hora sin despeqar la bota.
ResponderEliminarQuijote auténtico, éste de la carta. No muy recomendable si quieres mantenes la integridad en los tiempos que corren.
El grupo de lectura vale mucho más de cuatro fanegas de cebada.
Buenos días, Jan Puerta:
ResponderEliminarEn estos tiempos, y como se ve en otros anteriores igual, lo que debiera considerarse correcto y habitual, produce extrañeza.
¿Se me habrá introducido tanto el espíritu de Don Quijote, que veo normal todo lo que él hace?.
Creo que ha habido y habrá muchos Quijotes en todos los tiempos, pero sólo un Cervantes, capaz de contárnoslo.
Saludos. Gelu
Bueno bueno...mi amigo el cazador de imágenes quijotescas....que sensacional...la influencia de nuestros héroes es extraordinaria...un abrazo
ResponderEliminarClaro, por eso se llama ese pive Juàn Buscòn: hace honor a su apellido. Por buscòn encontrò al Quijote.
ResponderEliminarA mì tambièn me han gustado mucho los diàlogos entre los escuderos. Muy apropiado el calificativo de sutiles que tù les asignas.
Un abrazo amigo