“Todos los perros de esta serie son abandonados. Algunos de ellos nacidos en la propia calle. Otros simplemente dejados por la vil y ruin condición humana”.
Hace unos días hablé con una persona sobre las sensaciones que provocan en mí el encontrarme con un perro abandonado. La primera de todas es tristeza. Y esta va acompañada por la impotencia de no poder hacer algo más.
En todos los países que he visitado, se siguen abandonando perros. Son como los juguetes pasados de moda que solemos ver en los espacios habilitados en cada municipio para las basuras al día siguiente del cumpleaños de un niño o la noche anterior al paso de Papa Noel por la casa de uno. Simples juguetes. Eso es lo que son para muchas personas.
Solo con cruzar la mirada con el perro que acompaña estas palabras debería de servir para avergonzar a más de una persona, pero desgraciadamente, lo que para unos nos parte el alma, para otros simplemente les resbala.
Durante un par de minutos estuve delante de esa mirada llena de tristeza. Una mirada de esas que es difícil olvidar. Parecía como si su alma y la mía fuesen complementarias, a la vez que antagónicas por nuestras circunstancias especiales. Por eso lo llamé “alma”.
En todos los países que he visitado, se siguen abandonando perros. Son como los juguetes pasados de moda que solemos ver en los espacios habilitados en cada municipio para las basuras al día siguiente del cumpleaños de un niño o la noche anterior al paso de Papa Noel por la casa de uno. Simples juguetes. Eso es lo que son para muchas personas.
Solo con cruzar la mirada con el perro que acompaña estas palabras debería de servir para avergonzar a más de una persona, pero desgraciadamente, lo que para unos nos parte el alma, para otros simplemente les resbala.
Durante un par de minutos estuve delante de esa mirada llena de tristeza. Una mirada de esas que es difícil olvidar. Parecía como si su alma y la mía fuesen complementarias, a la vez que antagónicas por nuestras circunstancias especiales. Por eso lo llamé “alma”.
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Es lamentable el abandono ¿Pero qué se puede esperar de nosotros, una especie que abandona aún a sus propios hijos?
ResponderEliminarEste perro lleva mucho sufrimiento dentro.
ResponderEliminarLas "personas" que abandonan a un perro nunca les han mirado a los ojos.
ResponderEliminares que hay mucho desalmado suelto, yo que tengo perro sería del todo incapaz de hacerle una cosa así, si es como un hijo!!
ResponderEliminarMe rompe totalmente esa mirada y las palabras que acompañan. La mirada de los perros es algo tan especial y tan transparente que quizá sea el espejo en el que se muestre claramente lo que somos, lo que debiéramos ser...
ResponderEliminarFelicidades de nuevo, Jan. Por tu homenaje a estos maravillosos callejeros.
hostia Jan, hace un año se me murió un perro igualito, y para el colmo lo llamas Alma. Se llamaba Mosul, y durante sus trece años fue miembro de la Unidad Canina de Rescate de Bomberos Unidos Sin Fronteras. Vidas las que salvó: estuvo en Irán, Alhucemas, India, Taiwan, Perú... y gracias a su adiestramiento hay por ahí gente viviendo que durante días no tuvo esperanza bajo toneladas de escombro. Yo después de haber conocido el lado más humano? de un perro, sería incapaz, ni cobrando, de dejarlo a su suerte en la calle.
ResponderEliminarLo mejor para Alma, y para ti Jan, y para ti.
Un fuerte abrazo, donde quiera que estés.
Ahora tengo una labradora que, como dice Ripley, es como mi hija. Lo que sufro cuando esta enferma.
ResponderEliminarMi alma llora...
ResponderEliminarPor aquí también hay muchos perros callejeros. No solo provocan tristeza sino que además es inseguro.
ResponderEliminarLa foto, como siempre, tiene una calidez especial!
Saludos!
De todos los retratos de Perros callejeros, es quizas el más triste en cuanto a lo que expresa su mirada.. Tristeza, resignación, espera.. de lo irremediable, vencido está..
ResponderEliminarMe pone un nudo en la garganta sostener esta mirada..
Un beso, Jan.
Una foto que expresa lo que los "dueños" no tienen "Alma".... Felicidades y un saludo.... Gracias por hacerte eco de lo que muchos pensamos y no decimos :)
ResponderEliminar¡Qué mirada! Te taladra el alma. Has acertado, como siempre, con el nombre. Besotes,M.
ResponderEliminarParece decir con la mirada: ya que me miras así, ya que te ocupas de mí, después de la foto hazme una caricia, por favor.
ResponderEliminarY después movería el rabo de felicidad.
Tuve un cocker que se murió de viejo hace 20 años y aún hay noches que sueño con él... Nikko.
Hay gente que sólo con que tuvieran alma de perro serían más personas de lo que son, pero hasta eso son incapaces de tener.
Mucha soledad en esa mirada.
Besazos.
Emociona la foto, esa mirada y el comentario que la acompaña.
ResponderEliminarMiro a mi perra y casi puedo entender lo que quiere decirme. Me habla de cariño,me indica que espera la hora del paseo, se pone a mi lado y con sus ojos y su pata me pide que la acaricie. No hace falta que hable. Con su mirada, su rabo, sus orejas y sus patas, indica mil sentimientos.
El otro día me encontré a un mendigo callejero, con su perra y sus cinco cachorros. Le pregunté si podía hacerles una foto y accedió, quizá porque antes le había dado algunos euros.
En estos enlaces podrás verlos:
- Camada
- Callejeros
Un saludo y enhorabuena
Por su "alma" los conocerèis.
ResponderEliminarEste es tu leit motiv, càmara a cuestas.
Y es que al perro el alma se le sale...
Un abrazo amigo Jan
Ya lo dijo Víctor Hugo:
ResponderEliminar"Los animales son de Dios, la brutalidad es humana"
Ya sabes lo que me pasa con esta serie, así que te entiendo perfectamente!
Un beso grande