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lunes, 31 de agosto de 2009

Sofía, Abel y Pedro

La entrada de hoy, la publiqué en otra plataforma a principios de enero del 2008. Ayer domingo, intentando poner un poco de orden en un disco duro donde guardo algunos originales, encontré la imagen i decidí volver a publicarla.
A la mañana siguiente escribí la siguiente anotación en mi libreta de notas:
“Hay días, personas y circunstancias en nuestra vida que tal vez podrían haber cambiado nuestro presente si una de las dos partes hubiera dado un paso más de la cuenta”


Una madre con el futuro a sus pies…

Sofía solo tiene veintiséis años. Dos hijos y unas ganas de vivir inmensas. Trabaja por las mañanas de cajera en un supermercado y cuando sale de su turno, cuida a una señora mayor hasta las siete de la tarde. Lleva siete años haciendo lo mismo.
Hoy domingo, es su día libre. Se levanta tarde, habla con sus hijos, mira la televisión y cocina para el deleite de Abel y Pedro.
No conoce la palabra ahorro y mucho menos el significado de una hipoteca a sus espaldas. Tuvo la suerte que la casa se la dejo en herencia sus padres. Fallecidos unos días después de separarse de su marido.
.-Tanto dolor en una misma semana no es bueno.
Dice mientras se le humedecen los ojos y acaricia con el índice y el corazón, el marco de la fotografía de sus padres.
.-Murieron en la carretera, en un accidente de bus. Se durmió el conductor y se despeñaron en una cañada.
Abel y Pedro, me miran con atención. Mis movimientos para hacerles una fotografía los hace ser mas curiosos. Observan la cámara que llevo cogida con la mano derecha y la correa alrededor de la muñeca.
Me invitan a jugar un partido de fútbol. Una explanada delante de la casa y dos cocos secos, hacen de campo y portería. La pelota, de cuero, gastada de mil puntapiés dados, nos hace sudar. Unos cuantos toques de balón después aparece Sofía con una limonada para los esforzados futbolistas.
Sofía, le debe su nombre a la reina de España. Su madre, siempre quiso que se llamase así. Incluso antes de nacer, -es la pequeña de ocho hermanos- le había comentado a su marido que si Dios les daba una hija, esta se llamaría Sofía. El, asintió.
En el pueblo Costarricense donde vive, es la única que se llama así.
Bebemos la limonada entre preguntas, respuestas, sonrisas e insistencias por parte de Abel y Pedro que se había de terminar el partido. Y así fue como después de un tiempo que no podía precisar, se me ocurrió dar por terminado el partido imitando el hipotético silbato de un árbitro.
.-Te quedaras a comer con nosotros?
Una pregunta que siempre me asusta, pero que en ocasiones deseo que me hagan por todo aquello que se habla y uno aprende.
.-Pues no se…
Sofía, se asomo a la puerta y me dijo:
.-Si no tiene ningún compromiso, podría quedarse a comer.
Parecía una conjunción de planetas alineados todos buscando lo mismo.
.-Pues no le voy a decir que no.
Me comento que desde la separación de su marido, ningún hombre había comido en casa. Los niños, no paraban de hacerme preguntas y yo hacia lo mismo. Un intercambio incesante de conocimientos nuevos para ambos.
Arroz con camarones y coco aliñado con una salsa que me dijo como la había preparado, -pero mi memoria olvido los ingredientes- pescado apanado y una gran fuente con ensalada. Bebimos limonada y hablamos hasta bien entrada la noche.
Hay días en uno quisiera asentar su viaje y dejar que la vida trascurra desde ese momento, en ese lugar.
Con un clic sobre la imagen las veréis a pantalla completa.

“Haciendo amigos”
Copyright © By Jan Puerta 2009
Texto y fotografías con copyright del autor.
janpuerta@gmail.com

9 comentarios:

  1. Otra de tus bellisimas historias. También me gusta el modo en que te planteas la susceptibilidad que el rumbo de la vida contiene inherente ante cualquier capricho del azar.
    Saludos.

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  2. Pasé unas semanas en Costa Rica, llenándome sobre todo de sus historias, anónimos que te invitan a dejar de serlo.

    Me encanta la sensibilidad que muestras al captar todo y luego al mostrárnoslo. Me hubiera encantado compartir esa comida ... claro, entonces habríamos jugado con el azar. No, mejor así. Tú nos lo cuentas.

    ;-)

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  3. Una historia entrañable. Habrá unas cuantas semejantes esparcidas por el mundo...
    Un abrazo.

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  4. Cuando leo estos relatos me entran unas ganas locas de vivir y aprovechar todo lo que tengo cerca y me siento infinitamente afortunada pero al mismo tiempo me embriaga una sensación amarga y llena de pena por quienes sufren como Sofia situaciones tristes que se amontonan. Seguro que comer con ellos debia ser del todo gratificante.
    Buen relato, gracias por acercarnos vivencias que a muchos nos pasan por alto.
    Un abrazo.

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  5. parece el guion de una peli de esas que cuentas historias de personas, creo que deberias encontrar el dichoso editor a la voz de ¡ya!. abrazos

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  6. qué bueno que quiso la suerte que decidieras ordenar tus archivos y hayas decidido redescubrirnos esta historia!...preciosos recuerdos y muy nostálgica tu manera de contarla. Me encantó!

    un abrazo!

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  7. Supongo que tu tampoco diste ningún paso, quizás te lo pusieron en bandeja y sólo miraste el plato.

    Supongo que no era el momento de abandonar la mochila en un rincón y descansar para fabricar futuro sin mover los pies.

    Un saludo.

    J.

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  8. bonita historia y el byn de lujo, un retrato realizado con todo cariño y gusto por querer hacer las cosas bien, muy bien, saludos

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  9. Triste, mas bonita história a de Sofia. Muito bem escrito.
    saludos
    JR

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