Una moto en una calle ausente

Una vez que terminé de fotografiar a esa persona anónima, absorta en su destino, me quedé abstraído como recogiendo el guante de quien se alejaba calle abajo. Miré la escena que se ofrecía y no dudé en que allí sucedería algo, en poco tiempo. Una de esas premoniciones que uno a veces tiene. Esa línea divisoria entre las dos casas junto con el nombre del arquitecto rotulado en la misma y ese agujero redondo, pequeño pero bien colocado cerca del suelo me llevaron a imaginar que algo inesperado y por tanto insospechado terminaría por suceder. Solo tenía que jugar un rato con el tiempo…

No pasaron ni cinco minutos cuando el petardeo de un tubo de escape me hizo mirar hacia mi derecha. Se acercaba una moto a poca velocidad. Preparé la cámara y esperé a que pasara delante del encuadre que había elegido. Pero curiosamente el “motard” aparcó su “custon” delante de mí. No disparé hasta que se alejó calle abajo. Quizás siguiendo los pasos del señor que estaba absorto con su destino o simplemente porque las casualidades te hacen pensar en posibilidades dispares.

Mantuve el encuadre que me tenia ensimismado pero con la incorporación de la moto. La escena me gustaba tanto que la contemplé por espacio de unos buenos minutos. A pesar de la simpleza aparente, es curioso cómo puede cambiar un mismo entorno en pocos minutos. Al fin y al cabo, el tiempo es relativo y todo depende de estar siempre en el sitio adecuado en el momento preciso.

Que sencillo parece todo a veces.

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“Anécdotas”

Copyright © By Jan Puerta 2010

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