Dino es una persona que un buen día lo perdió todo. Su casa fue consumida por un voraz incendio dejándola reducida a unas cenizas sin valor aparente. En poco tiempo pasó de tener una gran casa de dos pisos, con inquilinos de toda la vida a un solar de trescientos metros cuadrados sin más compañía que su gato y el silencio con olor a quemado que aun se respira en el mismo.
Sobrevive vendiendo la madera que ha podido salvar del incendio. Viejas vigas de madera noble que restauradas obtendrán una segunda vida quizás, hasta otro incendio termine con ellas.
Sobrevive vendiendo la madera que ha podido salvar del incendio. Viejas vigas de madera noble que restauradas obtendrán una segunda vida quizás, hasta otro incendio termine con ellas.
Dino me deja entrar a ver la triste soledad que habita dentro del solar. Un pequeño cobertizo de madera reutilizable, de unos escasos cinco metros cuadrados que servía para guardar herramientas se ha transformado en su modesta casa donde duerme, hace la vida que buenamente puede en espera de un dictamen por parte de la compañía del seguro, que por lo que me dijo, pocas esperanzas tiene de que respondan como deberían hacerlo.
.- Dicen que una vela, fue la causante de todo.
Las viejas casas de Valparaíso, tienen en su fragilidad y la falta de mantenimiento una de las principales causas de los muchos incendios que suceden. Otro origen, es sin duda las instalaciones eléctricas. Algunas de ellas con más de cincuenta años sin haberse cambiado un triste cable.
Dino me confirma que su casa era una de ellas.
.- Parecía estar todo en orden. Pero…
Sus pequeños ojos, tienen tanta tristeza que sonríe tímidamente cuando intuye que le voy a hacer una fotografía.
Sus palabras, me ayudan a entender la frágil consistencia de nuestras vidas. Nuestro entorno, que parece agradable por momentos, puede volverse el más hostil que nos lleguemos a imaginar. La vida, simplemente continúa sin detenerse para nada. Y nuestra desgracia es un mero comentario que el tiempo diluirá hasta que nadie recuerde nada de nada.
Triste realidad la que nos tocó vivir.
.- Dicen que una vela, fue la causante de todo.
Las viejas casas de Valparaíso, tienen en su fragilidad y la falta de mantenimiento una de las principales causas de los muchos incendios que suceden. Otro origen, es sin duda las instalaciones eléctricas. Algunas de ellas con más de cincuenta años sin haberse cambiado un triste cable.
Dino me confirma que su casa era una de ellas.
.- Parecía estar todo en orden. Pero…
Sus pequeños ojos, tienen tanta tristeza que sonríe tímidamente cuando intuye que le voy a hacer una fotografía.
Sus palabras, me ayudan a entender la frágil consistencia de nuestras vidas. Nuestro entorno, que parece agradable por momentos, puede volverse el más hostil que nos lleguemos a imaginar. La vida, simplemente continúa sin detenerse para nada. Y nuestra desgracia es un mero comentario que el tiempo diluirá hasta que nadie recuerde nada de nada.
Triste realidad la que nos tocó vivir.
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Copyright © By Jan Puerta 2009
Texto y fotografías con copyright del autor.
la desgracia se ceba en los más débiles... una abrazo
ResponderEliminar¿Qué sucede cuando lo pierdes todo, cuando sólo te queda lo puesto, cuando te haces una foto delante de tu casa incendiada? Qué buena foto.
ResponderEliminarSomos más vulnerables de lo que pensamos. Todos.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Cuánta tristeza ante lo que ya no tiene arreglo.
ResponderEliminarAlgo así me sucedió, aún no me recupero.
Un abrazo.
Alicia
Foto de concurso y relato también de concurso.
ResponderEliminarESTREMECEDOR.
Un abrazo
Una triste historia de un personaje típico de los paises del tercer mundo, donde por desgraia, se dan estos infortunados episodios frecuentemente. Hoy nos lo traes. magnificamente expuestos y documentados. Feliz dia.
ResponderEliminarQue díficil ser equilibrista sin red...
ResponderEliminartuve el gusto de recorrer Valparaiso y vi esas casas, tan frágiles, tan antiguas, tan apiñadas, tan coloridas. Lo más triste es que lo que para los turista resulta pintoresco, para los lugareños es su hogar, su lugar de vida y como tal debe ser higiénico y seguro. Este hombre vio perderse toda su vida en ese incendio y nadie lo socorre. Qué tristeza!
ResponderEliminarun abrazo!
Dramático...dramático...Y lo peor es que posa con una sonrisa
ResponderEliminarYo veo en tu fotografia, el valor del SER, en una sociedad que valoramos más el tener.
ResponderEliminarSi pensáramos más en el que SOMOS, más que el que tenemos, habría mucha más soliraridad.
Una abraçada.Montserrat
Así es de efímero todo en la vida.
ResponderEliminarHoy estás arriba y mañana abajo.
Dino perdió todo y con casi nulas esperanzas de poder empezar de nuevo.
Terrible entrada, Jan.
como tu dices, en unos días se nos habrá olvidado el drama de Dino. él, sin embargo, no lo olvidará jamás.
Un abrazo.
Hola Jan, miro la foto una y otra vez, tratando de enteder lo que refleja el rostro y la mirada de Dino.
ResponderEliminarPienso en ponerme en su lugar y solo me pasa spor la cabeza la suerte que tenemos en esta parte del mundo, donde estas cosas, pasan bastante menos amenudo que en ese otro lado del charco.
Desde luego como bien terminas el escrito: "triste realidad la que nos tocó vivir"
Un abrazo
Eso nos desmuestra que estamos suspendidos de un hilo y que en cualquier momento todo se puede ir a pique, incluso la vida.No somos nada. Un abrazo
ResponderEliminarvi la foto en grande pero no puedo comentarla, el texto no me deja, tienes razon en eso de que la vida continúa como si tal cosa sin detenerse en los dramas particulares, la verdad quedé sobrecogido por nuestra fragilidad. uno nunca piensa en estas cosas. abrazos
ResponderEliminarSólo me sale decir ¡Qué putada! y "ojalá le cambie la suerte!
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