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jueves, 10 de diciembre de 2009

Juro como cristiano católico

“Ginesillo de Parapilla”

¡Gente de poco más a menos!

2.27
Si no quieres quedar atrapado por Don Quijote no hagas clic en este enlace:
Los jueves leemos el Quijote con Don Pedro Ojeda


Los misterios terminan por desvelarse. Las partes inconcretas que según parece fueron propiciadas por algún error, quizás tipográfico que tuvieron en la primera parte, al no aclarar en su momento la desaparición del rucio de Sancho, en este capítulo veintisieteavo se esclarece definitivamente al ponerle nombre al autor de tal bellaquería. Aparece el culpable que no es otro que el mismísimo Maese Pedro, quien en realidad es Ginés de Pasamonte metido a titiritero y adivino gracias al mono sabio.
Esta escena picaresca es el reflejo de toda una época, donde la supervivencia y el hambre podían ir de la mano en más de una ocasión a menos que uno tuviera el ingenio necesario para alimentar su estomago y llenar su bolsillo gracias a la incredulidad de quienes se topaban con ellos. La literatura española está llena de pequeños ejemplos para ilustrar tal arte.
El capítulo está dividido en dos partes muy concretas. Por un lado el clarificar un punto oscuro de la primera parte del Quijote y en una segunda instancia, nos encontramos nuevamente a Don Quijote defendiendo su elocuencia ante una situación que considera absurda por la niñería que provoca la contienda entre dos pueblos. Uno ofendido y el otro que había de venir a la disputa. Situandose en medio de los habitantes del pueblo del Rebuzno, con gran elocuencia les hizo ver lo absurdo de su venganza, pues esta no estaba justificada en las cuatro reglas básicas en la que uno ha de tomar las armas.
Curiosamente, todos le escuchan admirados de sus palabras, hasta que Sancho, que hasta la fecha había tenido un papel de secundario principal, pareciendo en algunos casos, de esta segunda parte, más como Don Quijote por sus palabras que su mismísimo hidalgo caballero, no mide las consecuencias de querer ser el que dice la última palabra, obteniendo a cambio, un buen golpe por parte de un miembro del escuadrón, propiciando que Don Quijote quisiera vengarlo, no siendo posible por el numero tal de gente agolpada alrededor de quien había pegado a Sancho. El inicio de una lluvia de piedras sobre su figura hace que Don Quijote sin mirar atrás, escape de tanto peligro armado.
La religiosidad vuelve a ponerse de manifiesto al inicio del capítulo cuando Cide Hamete jura como cristiano y católico, siendo moro. Una alusión directa al juramento por Dios como testigo.
Al comentar las reglas por las que se había de entrar en armas, la primera es por defender la fe católica. Al finalizar el capítulo, en plena huida, Don Quijote se encomienda de todo corazón a Dios para evitar que le entrase alguna bala por la espalda y le saliese por el pecho, recogiendo a cada punto su aliento, por ver si le faltaba.
Las apariencias de la huida quedaran clarificadas en el próximo capítulo.


Pie de foto quijotesca

La imagen está tomada en mayo de este año. Un día frio del otoño austral. Recuerdo que me hice varios autorretratos y anote en una libreta que parecía que solo tenía ojos para el Quijote. Hoy, me reafirmo en lo dicho. Esta lectura engancha. Y gracias a Internet y alguna que otra biblioteca que visito, encuentro verdaderas joyas, algunas de las cuales… pasan por mis manos.
Seguiré informando al respecto.


Pie de foto de la ilustración

En la ilustración aun se ve huir a Ginés de Pasamonte con el rucio de Sancho a pesar de que en el texto de Cervantes dice: Y antes que amaneciese se halló bien lejos de ser hallado.



Pie de foto Hemeroteca

La impronta inmortal de la obra de Cervantes queda demostrada día a día…
En este caso, reproduzco la carta con fotografía incluida, enviada y publicada por el Diario Clarín de Argentina el 13 de Enero de 2008 escrita por Don Matías Nicolás Piacentini. Médico veterinario de Goya en la provincia de Corrientes.
Don Matías viajo a España en agosto de 2005. Visitando Madrid se llevo una agradable sorpresa, pero mejor leer sus palabras.
Clic en las imágenes para verlas mejor
“Quijote”
Copyright© By Jan Puerta 2009
Texto y fotografías con copyright del autor

14 comentarios:

  1. Ay...que por fin das la cara!!! jaja ese autorretrato es buenísimo...hasta los ojos y la cabeza... la imagen alemana es simpática ...que colección más interesante estamos haciendo....

    A mi también me llamó mucho la atención lo del juramento del moro... que no se si quiere dejar en paños menores a los católicos o a los musulmanes...saludos amigo...

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  2. Es una carta encantadora y muy descriptiva la del colega corrientino, y tu foto... Impresionante, amigo Jan; es una pena que no inicies una serie de autorretratos porque ahí si estoy seguro que hallarías editor.

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  3. Pareces un hermitaño (errante eso sí...) Excelente resumen del capítulo, querido Jan, y el artículo de Clarín muy simpático. El martes estaré en Madrid y esta vez me fijaré con más detenimiento en ese conjunto escultórico que he visto cientos de veces pero siempre de pasada. Besotes quijotescos, M.

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  4. Hace tiempo que te sospechaba reencarnación del inefable caballero. Hoy veo confirmada mi intuición.
    Un abrazo.

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  5. El de la foto??? es D. Quijote no???, jejeje.

    Genial esta entrada¡¡¡
    Me uno a la petición para que hagas una serie de autorretratos.

    abrazos y feliz fin de.

    Miguel

    --------------------
    www.asaltodemata.com

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  6. La de esta entrada, tal vez sea la mejor de la serie, no ya por el echo en sí de mostrarnos tu parecido asombroso con el hidalgo (cosa que tengo que confesar, no me sorprende ;-)) sino porque resume a la perfección el espíritu de esta serie.
    ... y sigo disfrutando con tu manera de contarnos El Quijote

    Un abrazo amigo

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  7. ¡HOLA!
    Un articulo muy interesante.

    Saludos de J.M. Ojeda

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  8. ¡Perfecto! Todo esta estupendo en esta entrada, amigo, en letra y en espiritu.

    ¡Y encantado de conocerte...!

    Un abrazo.

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  9. Cervantes nos ofrece otra muestra más de su pericia en el manejo de la narración: resuelve los conflictos mezclando las historias con los protagonistas, haciendo novela de errores tipográficos u olvidos.

    Con tantos justificantes, ya sabemos por qué había tantas guerras. Poco hemos aprendido desde entonces. Lo único que nos libra ahora de las guerras es la amenaza de una destrucción total, la guerra extrema, hasta las últimas consecuencias.

    Entrañable este castellano gaucho, con sapucay alegre.

    Cualquiera en la situación de DQ habría corrido como alma que lleva el diablo.

    Un abrazo

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  10. GRACIAS JAN. ES UN DELEITE LEER TUS ESCRITOS SOBRE TAN INGENIOSO HIDALGO.

    PASARÁN SIGLOS Y SIGLOS. PERECERÁN MUCHAS COSAS, PERO PIENSO QUE EL QUIJOTE SOBREVIVIRÁ.

    UN ABRAZO DESDE VALENCIA.
    Montserrat

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  11. Otro ejemplo de entrada con brillantes aportaciones para la lectura, querido Jan. Impagable tu autorretrato quijotesco. Dice mucho, por lo que enseña y por lo que calla.
    Un fuerte abrazo.

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  12. JAJAJA, hoy me estoy riyendo de lo lindo, gracias Jan. Pues mira que yo te imaginaba lampiño. Estoy con Tucci, en que editor para serie de autorretratos no te faltarìan. Impagable como dice Pedro; yo llevè barbas hasta que conocì a mi Mildred, a la que no le gustaban...y me las sacrifiquè. Ya pondrè un dìa una foto con barbas y melenas, aunque antigua y algo oscura.

    Algunos misterios del quijote se desvelan, como bien dices: el robador de rucios, el que està detràs de Maese Pedro. Fìjate, al final el Ginesillo escribiò hasta su biografìa. Aquì ya todos escriben libros.

    Pues tambièn, como tù, me he fijado en la huìda de don Quijote al final; pero a mì me llamò la atenciòn la "lluvia o nube de piedras" que le pasaron por arriba.

    No olvides que nos debes media cabeza jajaja

    Un fuerte abrazo

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  13. La próxima vez que vaya a Madrid, veré esa estatua, que te voy a ser sincera, no recuerdo.

    ¡Qué foto la tuya! Sensacional!!!!

    Besos

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