Hoy, vuelvo a posponer la entrada correspondiente a la lectura del Quijote que hacemos todos los jueves de la mano de Pedro Ojeda. El domingo, publicaré la entrada correspondiente al capítulo 66.
Cinco minutos de ajedrez
El pasado 18 de agosto publiqué en este espacio una entrada sobre Bobby Fischer. El genial ajedrecista norteamericano que le plantó cara al potencial soviético de la época conquistando el titulo mundial de ajedrez en una final que la historia ya la tiene reservada como algo memorable.
Ayer miércoles, me encontré con la sorpresa que en la plaza O’Higgins de Valparaíso, con motivo del bicentenario de Chile, habían colocado unas nuevas mesas para jugar al ajedrez. Hoy en día todo lo moderno tiene una tremenda influencia del cemento. Y claro, esta vez no podía faltar el típico cemento de toda la vida. El caso es que han realizado un diseño, curioso si cabe, pero con la particularidad que quien los diseño, poco pensó en los jugadores que son los que tienen previsto pasar buenas horas pensando ante el tablero.
No quiero ni pensar en pleno verano, las consecuencias de una transpiración acentuada en las posaderas de uno mientras la mente hierve y urde jugadas emulando a los maestros soviéticos de antaño.
Espero, que las cuatro mesas, viejas y deslucidas, testigos mudos de cientos de batalles mentales, no terminen devoradas por la desidia que supone el olvido y el desprecio que se tiene a las cosas que según algunos, piensan que han dejado de tener una vida útil.
Tiempos modernos que decía Chaplin hace ya un montón de años, cuando todo parecía una utopía y hoy en día, hasta los sueños terminamos por hacer realidad.
Por cierto, la imagen corresponde dos jugadores quienes me deleitaron con unas partidas a cinco minutos. Quizás el excelente día con atisbos primaverales ya empezaba a hacer estragos con el cemento y decidieron no prolongar en exceso las partidas.
A la izquierda, la juventud de don Guillermo Espinosa. A la derecha la veteranía de don Félix Altermans. Excelente simbiosis ajedrecística.
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Copyright © By Jan Puerta 2008
Texto y fotografías con copyride del autor.
janpuerta@gmail.com
Muy buenaesta foto y tu comentario, ciertamente, tendrán que armarse de un comodo y mullido cojín para reposar sus posaderas, un abrazo amigo Jan
ResponderEliminar¿Por qué en España no hay?
ResponderEliminarQué buena foto.
buena! asi que en valpo hay mesas nuevas? curiosamente tengo una toma por ahi de un paisano comiendo sobre una de las antiguas mesas de ajedrez mientras me mira con cara de espanto.
ResponderEliminarCiertamente el cemento les freirá el cerebro... y algo mas, jejejeje
me gusta la toma, natural, espontánea y con un claro mensaje: ¡Feliz bicentenario compatriotas! (aunque los creativos que dieron paso a la idea no hayan pensado en todo, jeje)
saludos Jan!
Después de un tiempo con poco tiempo, me he dado un paseo muy placentero por tu blog.
ResponderEliminarFelicitaciones, por las palabras y las imágenes.
Un abrazo patagón.
Rara vez el diseño está al servicio del ciudadanos, cuando en realidad ese es su fin y razón de ser. Cumple más con las necesidades de políticos, e intereses concretos que en contadas ocasiones coinciden con las necesidades objetivas de los ciudadanos.
ResponderEliminarLa fotografía es excelente Jan.
Un fuerte abrazo
Juguemos.
ResponderEliminarPeón 4 Rey. Me propongo realizar la apertura española.
Eso sí, con un cojín bajo las posaderas por aquello del calor.
Un abrazo.
Por la chaqueta de cuero y el atuendo del otro ajedrecista uno diría que más bien estaba fresquito!..por lo que lo del cemento pasaría a estar en segundo plano. Se los ve súper concentrados! :D
ResponderEliminarUn abrazo.
No he pasado por la plaza O'Higgins, pero a me parece que prefiero las desgastadas mesas de madera donde contemplaba jugar a estos viejos sabios.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy buena tu foto. ¡Feliz bicentenario!
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