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lunes, 19 de octubre de 2009

Raúl, el pequeño Iker Casillas

Poco puedo aportar al hablar sobre la ilusión de un niño. Parece que está todo dicho y escrito. Pero visualmente una imagen puede llegar a suplir las miles de palabras vertidas sobre un tema tan importante como el que un niño mantenga intactas sus utopías en un entorno donde vivir se vuelve es simplemente una cuestión de supervivencia.
Yo de pequeño, también viví mis propios sueños de querer ser un gran futbolista. Me gustaba el futbol. Mis dos ídolos, eran nacionales. Me gustaba un jugador del Real Madrid y uno del Barcelona. Para mí, la rivalidad de dos equipos siempre había sido deportiva. Nunca fui más allá de lo meramente deportivo. Paco Gento y su entrega en cada partido y Carles Rexach eran mis puntos de referencia.

Pasaron los años, y ese recuerdo de estos dos jugadores siempre me acompañó. Entre otras cosas porque mi infancia se iba muriendo con ella. Una mañana de junio, descubrí en una comunidad de la etnia Kuna, en la misma frontera de Panamá con Colombia, a un grupo de niños jugando al futbol. Su pelota no era ni oficial ni reglamentaria. Los viejos desechos de diferentes prendas de ropa servían perfectamente para jugar. Sus pies descalzos, curtidos de tanto caminar sobre la madre tierra daban patadas a ese balón de sueños que suelen tener los niños al soñar la incomprendida gloria que pueda suponer el marcar un gol o el hacer una gran parada.
Entre esos niños, se encontraba Raúl. Era el portero. Ataviado con unas rodilleras de plástico que habían envuelto en su momento a un pack de bebidas gaseosas, le servían para que la imaginación de un niño pudiera emular la vestimenta de un gran portero. Su ídolo era Iker Casillas. Lo imitaba en cada acción. Incluso cuando se jugaba en el otro campo, el se tiraba al suelo rodando para fingir una gran parada.
Apenas pudimos hablar. Mis cuatro palabras mal contadas de Kuna me servían para dar las gracias por su hospitalidad, saludar y apenas hacerme entender. Nacho, mi gran amigo. Mi hermano Kuna como bien me llamaba me servía de interlocutor en la comunidad de Armilla.
La única televisión que había en el poblado estaba en la comandancia de la policía de frontera. Allí, tenían un video, donde pasaban las grabaciones de partidos de futbol de todas partes. Raúl, como el resto de los niños del poblado, se sentaba a verlos. Pero siempre hacia la misma pregunta antes de que empezase… ¿Juega hoy el equipo de Iker Casillas?
Raúl se sentó antes de empezar el partido. Cuando le hice la fotografía, descubrí en mi propia piel que el futbol es algo más de un deporte. Capaz de traspasar las fronteras más inimaginables. Yo, en los años sesenta, setenta soñaba por ser uno de mis dos ídolos. Raúl, casi cincuenta años después sigue teniendo mis mismos sueños. Yo pude ver algún partido en directo donde mis héroes Gento y Rexach jugaron. Raúl, ve en una viaja televisión de catorce pulgadas que nunca será de plasma los partidos de vete tú a saber qué año. Pero eso no importa, porque debajo de la portería se encuentra el reflejo de sus ilusiones. El gran Iker casillas.
Pienso que tal vez, un jugador tan carismático como el propio Iker, debería tener la imagen de este soñador que quisiera un día ser como él. Pero no se muy bien como hacersela llegar.

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“Haciendo amigos”
Copyright © By Jan Puerta 2009
Texto y fotografías con copyright del autor.

17 comentarios:

  1. He clikeado la foto y uauuuuuuuu, es algo que recomiendo hacer (aunque a veces lo olvido) porque se ilumina la pantalla con el gesto del niño.

    Además de que está perfectamente enfocada, encuadrada y todas esas cosas que los buenos fotógrafos no olvidáis nunca, me rechifla la expresión corporal que le pillaste.

    Enhorabuena.

    un beso

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  2. lo peor de los sueños es que son imposibles, lo mejor es que podemos tenerlos todos los dias, de niños o de mayores. me ha gustado mucho tu entrada, muy bien escrita y como siempre consigues transmitirnos perfectamente un sentimiento. abrazos

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  3. Bonita historia, Jan. La imaginación de un niño, sus fantasías hacen frente a cualquier situación límite, a cualquier penuria. Como tu bien recuerdas, así ha sido casi siempre. Pero en estos nuevos tiempos, en nuestros cómodos países occidentales, estaremos equivocando la educación que damos a nuestros hijos???
    No se, si como dice Ripley, los sueños son imposibles (quiero creer que no), ahora bien, algunos poderosos, magnates, multinacionales, .... se empeñan en joder esos sueños a perpetuidad y combertiles en auténticas pesadillas.

    Como cambia la apreciación sobre el mundo después de un viaje de este tipo, ¿verdad?

    Un abrazo

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  4. Que bien reflejas en la fotografía de este pequeño, que trasmite en su carita un a mezcla ewntre picardía e inocencia.
    Benditas ilusiones,Las que no valen dinero las que simplemente llenan el alma infantil.a mi hermano y a mi nos gustaba Kubala.
    Un saludo.Montserrat

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  5. ¿Hay algo más bello que un sueño?

    Quizás pudieras hacer realidad, aunque parcialmente, el sueño de Raúl.

    ¿Por qué no escribir una carta a Iker Casillas con una foto de Raúl y contándole su historia? ¿Por qué no pedirle que le envíe algunas fotos suyas dedicadas e incluso una equipación de portero del Real Madrid?

    No creo que se pierda nada con ello.

    Aquí tienes la dirección del domicilio social del Real Madrid:

    REAL MADRID CLUB DE FÚTBOL
    Avenida de Concha Espina, 1
    28036 MADRID (España).

    Un abrazo, Jan.

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  6. Parece simple, los sueños deben rodar, girar libres, tal vez como una pelota. Que nadie los deshinche.

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  7. Muchacho, dijiste que nos ibas a sorprender y lo hisiste. Que bueno ha sido el texto, creo que la importancia del deporte, es unir y no como sucede, separar, enfrentar y ensangrentar.

    Como Maradona ha dicho, más allá de que generalmente no salen cosas buenas de esa boca, la pelota no se mancha.

    Gracias.

    PD: Preciosa la foto.

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  8. Yo soé goles imposibles. En efecto, nunca pude marcarlos.

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  9. Lo que tiene tanto poder no es el fútbol, sino la ilusión infantil, eso sí que es capaz de atravesar fronteras, muros e incluso generaciones...

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  10. Buenas tardes, Jan Puerta:

    Me han encantado las rodilleras.
    Se había preparado "elegante" para salir en tu fotografía.

    Saludos. Gelu

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  11. El sueño que tenemos a esas edades de llegar muy lejos y muy alto... luego con los años se va moderando hasta que al final... Pero en un niño de estas comunidades es algo más, que no sé definir...

    Y encima se llama Raúl...

    Un abrazo.

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  12. >Hola >Jan, preciosa foto y preciosa reflexión. Yo soy de la opinión de que nunca hay que perder la capacidad de soñar, y a veces, como en esta caso, casi solo dispones de los sueños para que la vida sea digna de ser vivida...

    Un abrazo

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  13. Y no estás fustrado por no haber cumplido uno de tus sueños o estás conciente que la vida es ups and downs. Suerte.

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  14. Ser niño tiene el privilegio de creer en los sueños.

    Siento que Raúl es feliz con sus rodilleras de plástico, quizás más que los niños de nuestro entorno que no saben apreciar todo lo que poseen.

    Respecto al deporte, decirte que me parece uno de los vínculos de unión más fuertes que existen; no sabe de fronteras ni razas.

    Un abrazo pirata!

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  15. No me extraña nada que cuando un niño despunta en el mundo del futbol, después de lo que ha pasado en su infancia y pisa el cesped de un terreno de juego, se lo come.La cara del niño no tiene desperdicio. Saludos

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  16. Cuánta sensibilidad en esta historia!...conmovedora la anécdota y la reflexión.

    Un abrazo!

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  17. Si yo hubiera sido Cristobal Colón, en lugar de espadas y Biblias hubiara llevado balones de fútbol. No hay aglutinante humano más universal que una pelota. Recomiendo a todos que veaís la película "La Copa", una joya cinematográfica hecha en Bután, que narra la odisea de un grupo de niños monjes de un monasterio de lamas budistas perdido en las montañas de aquel país para ver por televisión el Mundial de Futbol del 98. Divertida, enternecedora, y fantástica.
    Contaré una anécdota graciosa: En cierta ocasión vi en la playa nudista de Vera, en Almería, a un grupo de chavales jugando al fútbol, y me llamó la atención que algunos de ellos llevaban puesto un calcetín. Intrigado les pregunté a qué se debía aquel capricho, y me explicaron que era para distinguir a los equipos: los que llevaban el calcetín jugaban con un equipo y los que iban completamente desnudos jugaban con el otro.

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