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jueves, 20 de mayo de 2010

Un celemín de bellotas


Un celemín de bellotas
“Admirados por el uso de los refranes”
Si no quieres quedar atrapado por Don Quijote no hagas clic en este enlace:
Los jueves leemos el Quijote con Pedro Ojeda
Cap. 2.50
No hay capítulo en esta obra donde uno no se saque el sombrero rindiéndose a la creatividad cervantina. Se inicia el capítulo, que por cierto es el cincuenta, descubriéndonos el mismo “Cide Amete” quienes se escondían amparados en la oscuridad de la habitación de Don Quijote, atacado a este a pellizcos y arañazos al tiempo que fue azotada la dueña. Ni más ni menos que otra dueña quien dormía con la Rodríguez, y la mismísima “Altisidora”, quienes con el beneplácito de los duques, fueron a ver que se traían entre manos la Rodríguez y el hidalgo caballero en su aposento.
A continuación nos encontramos con el paje, que resulto ser el mismo quien se hizo pasar por la Dulcinea encantada siguiendo la farsa creada por los duques.
Una vez llega el paje delante de Teresa, la mujer de sancho, nos encontramos con la crueldad manifiesta de aquellos que por su posición son capaces de reírse a costa de quienes a pesar de ser nobles de corazón, no dejan de ser humanos, lo cual ante un cambio en sus vidas, se vuelven vanidosos, como el que más.
Teresa, le dice al paje que “aunque se hilar, no sé leer ni gaja”, a los que más tarde le contesta el paje ante el tener que leerle las cartas “aunque no se hilar, pero si leer”.
A partir de aquí, la vanidad de Teresa hace su aparición, saliendo a la calle para dar las nuevas a sus vecinas. Se encontró casualmente con el cura y con el mismísimo Sansón Carrasco, quienes dudaron de todo hasta que el propio paje y su actitud fueron equilibrando las dudas y cambiándolas por sorpresas.
La propia Teresa, dudo en un principio de la veracidad de lo que contaba el paje, hasta que vio los presentes y escucho la carta de la duquesa. Llamándola a esta una persona buena, llana y humilde sin saber la burla y el escarnio que se escondía detrás de tanta palabrería.
Cervantes hace una dura crítica a su sociedad actual, al distinguir la diferencia de actitudes dependiendo de la provincia. Siendo las señoras de Aragón más cercanos al pueblo y en Castilla mas soberbias en las formas.
Al propio paje, se le escapa una frase al responder a “Sanchica” que habla de la posible duración del reinado de Sancho en la ínsula de Barataria. “Con solo dos meses que le dure el gobierno”. Sin duda un preámbulo de los nuevos acontecimientos que veremos en los próximos capítulos.
Merece destacar en el capitulo la parte final, donde todos, incluidos el duque y la duquesa, por boca del paje, elogian los refranes de sancho. Teresa, su mujer, no puede ser menos y enaltecida por la lectura de la carta de la duquesa, enlaza refrán tras refrán emulando y casi superando a su marido Sancho. Incluso la pequeña “Sanchica”, hace lo propio.
Esperemos al nuevo capítulo que nos deparara excelente vicisitudes quijotescas.


Fotos quijotescas

Unos capítulos atrás, dejamos a Don Quijote “malferido” por las diabluras gatunas propiciadas por ese aburrimiento que suelen aparentar (y padecer) algunos miembros de la nobleza. Los duques que han sido coprotagonistas quijotescos en los últimos capítulos buscaron romper su monótona existencia a costa de la manifiesta locura de nuestro personaje.
En el caso de la toma de la fotografía, os puedo asegurar que a pesar de salir bien parado, no me fié ni por un segundo de la apacible mirada de este felino de proporciones más que respetables. El gato color ceniza vive en la calle Cervantes de Valparaíso. De la cual ya hemos conocido detalles en esta serie.
Concretamente reside en el numero 1.


Grabados quijotescos

Estos grabados pertenecen a Tony Johannot. Maestro grabador, pintor y dibujante francés nacido en Paría en 1803 y fallecido en la misma capital francesa en 1852. Sus primeros grabados fueron realizados a buril, pero más adelante se especializo en pintura. Ha sido reconocido como uno de los artistas más representativos del romanticismo.
Ilustro en detalles, más de 150 obras literarias de la época. Más de tres mil ilustraciones avalan su trabajo. Ilustro con gran maestría a parte del Quijote, obras de Molière, Nodier y Balzac. Mención merece el libreto de la opera de Manon Lescaut en 1840.
Los dos grabados pertenecen a la edición alemana de 1843.



Clic en las imágenes para verlas mejor
“Quijote”

Copyright© By Jan Puerta 2009
Texto y fotografías con copyright del autor
janpuerta@gmail.com

8 comentarios:

  1. La alegría de Teresa Panza desborda por cada párrafo del capítulo,me ha gustado mucho.Abrazos

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  2. La foto del gato, al principio, no entendía qué tenía que ver con el capítulo de esta semana, hasta que he visto que vive en la calle Cervantes... Muy agudo, querido Jan.
    Este capítulo coralino por falta de perlas, es muy risible también. Lo he disfrutado. Besotes quijotescos, M.

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  3. La vanidad en éste caso tiene una disculpa: es fruto de la pobreza y la ignorancia

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  4. Ese gato, con ese porte que tiene por lo menos es de los duques.Yo no me fiaría demasiado.

    Un abrazo

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  5. Un gato ideal. Y sabes hasta donde vive. Increïble. No se te pasa ni una. A mí me parece no obstante que pese a ser muy bello ejemplar, que de mirada apacible nada.

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  6. Con que poco se hace disfrutar al pobre...y si de camino su cultura no llega más allá de su vista que fácil es engañar...saludos

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  7. Buenas noches, Jan Puerta:

    - Me ha encantado este capítulo, y las reacciones y palabras de Teresa Panza y Sanchica.
    - Los grabados estupendos y ¡qué diferentes siendo del mismo autor!.
    - Y el gato, precioso y extraño. ¿Te has dado cuenta que tiene los ojos oblicuos?.

    Saludos. Gelu

    P.D.: Si vuelves a encontrarte con el gato, repite la foto, y coloca un Quijote a su lado. Aunque me parece que este, muy guapo y puesto y mucha calle Cervantes, pero de leer parece que no. ¡Con lo qué debe saber Nito, el perrito de Cosmo!.

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  8. Excelente comentario, querido Jan: en efecto, este capítulo es uno de los mejor resueltos y hay de todo, tanto la crueldad señorial como la vanidad del pueblo. No se escapa nadie de la crítica costumbrista cervantina.
    Vaya gato, qué miedo da, qué altivo es.

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