Bienvenidos
martes, 30 de noviembre de 2010
Ajedrez onírico
lunes, 29 de noviembre de 2010
Llay llay Sueños
domingo, 28 de noviembre de 2010
La simplicidad que nos rodea
sábado, 27 de noviembre de 2010
Valparaíso Puerto CXII
viernes, 26 de noviembre de 2010
Perros abandonados "Fisgón"
jueves, 25 de noviembre de 2010
Valparaíso Puerto CXI
miércoles, 24 de noviembre de 2010
martes, 23 de noviembre de 2010
Encuadres insospechados XVIII
lunes, 22 de noviembre de 2010
Otros tiempos - IV
domingo, 21 de noviembre de 2010
Flor de Llantén - Hierbas y rarezas botánicas XXIII
sábado, 20 de noviembre de 2010
Descongelando viejas fotografías
Siguiendo la idea de Martin Gallego en descongelar viejas imágenes, hoy, hago lo mismo con una de mis primeras imágenes realizadas con un modestísimo equipo digital.
viernes, 19 de noviembre de 2010
Perros abandonados "Recelo"
jueves, 18 de noviembre de 2010
Don Carlos y su viejo Ford
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Encuadres insospechados XVI
martes, 16 de noviembre de 2010
Emilio
lunes, 15 de noviembre de 2010
Simbología… eterna razón de ser
domingo, 14 de noviembre de 2010
Simbología
"Dentro de un encuadre fotográfico, suele esconderse
la simbología que nos dicta nuestro subconsciente".
sábado, 13 de noviembre de 2010
Donde se vive para vivir
viernes, 12 de noviembre de 2010
Perros abandonados "Maltrecho"
jueves, 11 de noviembre de 2010
Segunda parte, Capitulo 75. Don Quijote
Los jueves, leemos con Pedro Ojeda “el Quijote”
Como es el tiempo. El factor tiempo, que todo lo puede. Parece que fue ayer cuando encontré de casualidad un blog llamado La Acequia. Parece que ayer, fuese hoy mismo cuando empecé a seguir lo publicado por su autor Pedro Ojeda.
Uno de esos primeros días coincidiendo con un jueves pensé que me gustaría incorporarme al proyecto, pero, no tenía ningún ejemplar del Quijote. Esa absurda salvedad, me freno en demasía.
Unas semanas después, en una feria de objetos usados, apareció ante mí, un Quijote de la editorial Sopena de 1968, con ilustraciones de Doré entre otros. Editado en Barcelona, termino en un pueblo del interior de la V región de Chile. Y yo que creía que lo mío era viajar.
Pensé que por el libro, me pedirían una fortuna. (Poca cantidad, ya lo era y lo sigue siendo) Pero, todo lo que estaba sucediendo parecía una autentica conjunción planetaria circundante en mi propio beneficio. La señora me lo ofrecía por 1000 pesos. Menos de un euro. Ahí, podía llegar. Ahí llegué. Recuerdo que me resultaba incomodo leer los capítulos a través de la biblioteca Cervantes u otro ejemplar online.
Una vez en casa, con el ejemplar bajo el brazo, le escribí un correo a Pedro y el sueño de participar en esta lectura colectiva aportando cada uno de nosotros nuestra particular visión, se hizo realidad. Gracias Pedro.
Esto sucedía un 30 de abril del 2009. Solo han pasado unas cuantas semanas. Ochenta y cuatro si cuento este jueves entre ellos.
Si retrocedemos un poco más, concretamente hasta el 10 de febrero del 2009, publiqué una entrada titulada Don Quijote en Valparaíso.
Hacia unos días que había encontrado a modo de grafiti al más puro estilo del Bronx que todos hemos visto en las películas, en un solar, entonces sin mucho futuro, la figura erguida a pesar de todo, de un Don Quijote que mantenía el tipo a pesar de que la propia pared había acabado con su inseparable escudero, Sancho Panza. Su descubrimiento me hizo tomar unas notas y estas se transformaron en un cuento corto sobre una hipotética venida de Don Quijote y Sancho a Valparaíso. Quizás esta imagen significase el inició de esta aventura que me permito la licencia de definir como colosal y que como tal, recordare por muchos años.
A partir de aquí, mi mirada, se volvió quijotesca. Busqué y encontré -sin querer a veces- imágenes quijotescas o adaptables a esa filosofía. Personajes que no entendían mi pasión quijotes u otros que les entusiasmaba que alguien, cámara en mano los fotografiase en actitud quijotesca. El caso de Víctor Muñoz, a quien quijotescamente ordené caballero magallánico por la gracia de Cervantes y dicho sea de paso, dos botellas de “Carménère” tinto.
Algunos proyectos no los pude realizar, entre ellos, uno muy especial que incluso lo había llegado a conversar con Pedro. La idea en sí, sigue en pie y solo estoy esperando poder cambiar mi cámara para llevarla a término. Os iré informando.
En cuanto a la reflexión más actualizada a día de hoy, lo mire por donde lo mire, todo es positivo. Todo menos el final de la obra. Permitirme que os explique lo sucedido esta mañana…
Suena el despertador. La radio, colabora a su manera ofreciéndome una balada insuperable interpretada por Sarah Vaughand llamada “Lullaby of Birdland”
Inicio el día intentando tararear sin lograrlo las notas magistrales de esta gran cantante. Me preparo una tostada, con aceite de oliva y un poco de sal. Lleno la taza de café y me propongo abrir el Quijote. Busco la marca que me permita recobrar la lectura, donde la dejé la semana pasada. Intento leer el capitulo a comentar de esta semana. Pero, algo anormal sucede. No doy crédito a la ausencia del mismo. Parece una broma de mal gusto. Alguien me robo el capítulo 75 de la obra de Cervantes. Tal vez… un fallo de imprenta o quizás el mismísimo Avellaneda incapaz de asumir su rol de literario ramplón y segundón sea el causante de tal desaparición.
Recapacito con la frialdad que requiere el momento y esas tres letras tan lapidarias como concisas que se esconden detrás de un simple “fin” me devuelven a una realidad de esas que uno nunca está preparado del todo para aceptar. Don Quijote ha muerto. La obra de Cervantes ha finalizado. Las aventuras y desventuras quijotescas han dejado de ser motivo de análisis.
Releo el capitulo 74. Maldito capitulo 74. Tantas cosas se esconden en el mismo que una simple silaba termina con toda la historia. Miro la fecha de publicación del tomo que me ha servido como soporte para los comentarios de toda la segunda parte y algún capítulo de la primera. Me apunté tarde a la historia. A la aventura que un día, propuso Don Pedro Ojeda.
Hoy todo parece absurdo. Ese todo ha sido devorado por el tiempo. Inexorablemente ha seguido su curso y con él, nos arrastró haciéndonos más mayores, mas reflexivos. Más cuerdos, mas quijotes si cabe por cuestiones obvias de nuestra locura.
Hoy, me siento raro. Me cuesta escribir. Me resulta complejo todo. Busco marcas alegóricas a Don Quijote en el calendario y veo que los jueves, ya no están marcados en rojo.
Vuelvo a releer el capitulo 74. Estoy preso en el. Lo sé, pero no quiero escapar del mismo. Si lo hiciera, el fin, quizás no tendría vuelta atrás.
Compartir con vosotros tantos momentos quijotescos ha sido uno de los mayores logros que he vivido. Gracias por estar ahí siempre. Gracias Pedro, por dejarme estar a mi manera. También quisiera agradecer a Fernando Portillo. De quien no tengo noticias desde hace tiempo. Un tipo, simplemente genial, a quien le dedico el video encontrado en You Tube de la inestimable Sarah Vaughand
Un fortísimo abrazo
“Quijote”
Copyright © By Jan Puerta 2009
Texto y fotografías con copyright del autor.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Adentrándome en el desierto
martes, 9 de noviembre de 2010
Voy bajando
A veces me encuentro delante de un encuadre que me satisface por sí mismo, a pesar de su simpleza. En esas ocasiones, invoco a la diosa fortuna para que alguien que se escape un poco de lo normal, aparezca de improviso dotando a esa naturaleza muerta, pero equilibrada, de una vida necesaria. Entonces sucede que alguien, por su apariencia se deja ver. Se asoma donde hace unos segundos, solo había quietud. Camina con paso decidido pero parece no ir a ningún lugar en concreto. Simplemente aparece para formar parte de tu imagen.
Por mi parte, al cerrarse el circulo, guardo la cámara, y me alejo mirando de reojo el mismo escuadre. El personaje, tal como llegó, desapareció. Yo al menos, tengo el testimonio de su existencia. De una, de sus contadas apariciones.
La diosa fortuna parece ser que oye mis plegarias.
Clic sobre la imagen para verla más grande
Clic aquí para ver la serie completa:
Copyright © By Jan Puerta 2010
Texto y fotografías con copyride del autor.
janpuerta@gmail.com
lunes, 8 de noviembre de 2010
My name is... Jiménez
domingo, 7 de noviembre de 2010
Internet ADSL
En algunos lugares, una conexión rápida de Internet equivale a un viejo modem de marca americana cuyo nombre sin patrocinio por su parte no pienso nombrar, y la nada despreciable velocidad de 128 kbps.
sábado, 6 de noviembre de 2010
Un mundo imaginario
Siempre he pensado que la imaginación es lo único real que sustenta este mundo.
viernes, 5 de noviembre de 2010
Perros abandonados "Desamparada"
jueves, 4 de noviembre de 2010
¡Ya soy cuerdo!
Señores, vámonos poco a poco.
Si no quieres quedar atrapado por Don Quijote no hagas clic en este enlace:
Los jueves leemos el Quijote con Pedro Ojeda
La imagen quijotesca que ilustra parte de mis palabras de hoy, se encuentra ubicada en el cementerio de Zapallar. En la quinta región de Chile. Ya os hablé un poco del mismo el pasado mayo del 2009 –Clic aquí-
Permitirme que os diga, que el cementerio de Zapallar, además de estar enterrado el escritor chileno José Donoso se encuentra situado en la parte alta de un acantilado espectacular. Hay rincones que por sus características, a uno le gustaría esperar –de producirse- ese tránsito hacia la eternidad. Ese cementerio, me gustaría para mi nueva vida. Pero me temo que la humedad no le sentaría nada bien mi fiel Nikon y mucho menos a mis huesos.
Cervantes no solo sobrevivió a su propio personaje. Don Quijote fue un hombre bueno, honesto y cabal, a pesar de su locura. Su escudero Sancho, un hombre noble con pequeñas dosis de picaresca, tan común y peculiar en la época.
El resto de los personajes, comparsas de la imaginación de Cervantes. Unas veces servían para criticar aquello con el autor no estaba de acuerdo y en otras simplemente para dejar constancia de lo sucedido.
Personalmente, este capítulo es de los que más veces he leído y releído una segunda vez, casi seguida. Me sigue pareciendo un punto y parte de todo. Cervantes tiene la habilidad, el don de hacernos asistir a la muerte del personaje como un acto de rutina sin importancia ni relevancia de lo que sucede en el propio capitulo. El testamento, que parece un objeto de relleno, termina por ser el objeto capaz de romper cualquier tensión en un capítulo de la trancendencia de este. No solo muere el personaje, sino que termina la obra. Incluso, sutilmente se permite la licencia literaria de matar al mismísimo Avellaneda.
Por otro lado asistimos a la desesperación de Sancho. No olvidemos que Sancho, hasta la aparición de su “noble” titulo de escudero, simplemente era uno más de la aldea. Hoy en día, es un ex gobernador, ficticio y con objeto de burla si se quiere ver por ese lado, pero no olvidemos tan a la ligera que él, gobernó con mano y cabeza sabia. Nada despreciable para uno que tuvo sus primeros estudios escuchando a Don Quijote. Sublime, se mire por donde se mire. Sancho llora la desaparición de su amo. Sin él, vuelve a ser el mismo de antes. Alguien que pasa por la vida, sin pena ni gloria.
Por mi parte, las consideraciones pertinentes de lo que ha supuesto para mí el participar de la lectura colectiva de Don Quijote, tutelados por el profesor Don Pedro Ojeda, merece como mínimo un capítulo aparte que dedicaré en los próximos días. Pero os puedo anticipar que desde mi incorporación, mi visión personal, tanto de la obra, como de su lectura así como de los que habéis participado de la misma, ya sea leyéndola o bien simplemente dejando un comentario en clara alusión al tema, ha cambiado sustancialmente. En mi bolso de mano, tipo mariconera (ridículo en ciertos países, imprescindible en otros) guardo en su interior la figura que veis en la imagen de hoy. Un viejo Quijote de plástico. Me acompaña en mis viajes. Por cortos que estos sean.
Copyright © By Jan Puerta 2009
Texto y fotografías con copyright del autor.
janpuerta@gmail.com