No es fácil escribir sobre aquello que uno no ha vivido. Se me antoja difícil el hacerlo. Incluso las percepciones personales cuando escuchamos los testimonios de quienes han vivido alguna tragedia o han sido víctimas de cualquier tipo de abuso, las intentamos comprender pero no solemos tener la certeza de entender la magnitud de lo contado.
Este pequeño preámbulo es necesario y me sirve de introducción para contaros que ayer miércoles asistí a la inauguración de una exposición de fotografía que realizó Nelson Muñoz Mera, periodista de profesión, reportero gráfico, excelente interlocutor y uno de esos fotógrafos que uno como extranjero descubre y se quita el sombrero ante su trabajo.
Nelson, disparo doce carretes de película analógica el año 1998 en la entonces cárcel de Valparaíso, hoy reacondicionada como parque cultural de la ciudad. De las fotografías realizadas, eligió con buen criterio un total de quince para mostrar la realidad vivida hace catorce años cuando esta empezó a ser desmantelada y trasladada a un nuevo centro penitenciario.
La exposición estará abierta hasta el quince de
julio. Su visita, en silencio transmite esa inquietud que se vivió en su
momento. El marco elegido para la exposición ayuda a intentar comprender esos
momentos que el propio Nelson vivió durante los diferentes días que visitó la
penitenciaria buscando la mejor luz, el mejor momento en encuadres que veía, y
regresaba mañana para materializarlos.
Nelson atendió pacientemente a todas las personas
que le preguntaron. Y se emocionó al escuchar el testimonio de algunos personas
que fueron privados de su libertad simplemente por pensar diferente.
Ayer nos recomendaba ver la exposición al
atardecer, y si es posible con el día nublado. En esas condiciones, la luz
reflejada se filtra a través de las pequeñas ventanas que acogieron a los reos
en su momento, consiguiendo ambientar las imágenes en su contexto casi… real.
Pase una tarde agradable. Y una post inauguración
soberbia rodeada de buenos amigos. Casi todo fotógrafos. Y los pocos que no lo
eran, no desentonaban para nada. Una sobremesa con buen vino tinto, buena
conversación, unas piezas de Sushi y la emoción de sentirse bien rodeado por
aquellos que viven lo mismo de uno.
Os recomiendo la visita pausada a la exposición. Tómense
su tiempo frente a cada una de las imágenes. Casi como si fuese un ejercicio de
meditación ante algo trascendente, pues bien lo merece la obra de Nelson Muñoz
Mera.
Pie de foto:
Dos de las imágenes de la exposición se proyectaban como reflejo en los cristales casi ahumados del recinto. El efecto de ver las fotografías giradas me recordó muchos detalles de mi época analógica la cual aun mantengo vigente.
Pie de
foto:
La fotografía
de la imagen está situada en uno de los vértices de la sala. El juego de formas
intenta contrastaron el volumen que aparenta tener la fotografía de Nelson
Muñoz Mera.
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completa:
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2013.
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