Bienvenidos
martes, 31 de agosto de 2010
Promesas y servicios
lunes, 30 de agosto de 2010
Iglesia de Cristo
domingo, 29 de agosto de 2010
El gen del enfado
Nacemos con él, escondido en nuestras entrañas. Con la edad se vuelve menos tolerante y termina por dominar nuestras emociones.
sábado, 28 de agosto de 2010
Armada de Chile
viernes, 27 de agosto de 2010
Perros abandonados "Culto"
jueves, 26 de agosto de 2010
Don Quijote está en sus trece
Don Quijote, molido y aturdido
Si no quieres quedar atrapado por Don Quijote no hagas clic en este enlace:
Los jueves leemos el Quijote con Pedro Ojeda
Cap. 2.64
Don Quijote no es la primera vez que pierde. Pero en esta ocasión la derrota supone una retirada cabizbaja hacia su casa, hacia la ciudad que lo vio partir en busca de su amada Dulcinea. En este capítulo parece que todo tiende a desembocar en un callejos sin salida donde la derrota es la única verdad que perdura.
En esta ocasión el duelo con el Caballero de la luna blanca se tornan dramáticas para el personaje y por supuesto para el lector que a estas alturas del libro, es más Don Quijote que el mismísimo personaje cervantino.
El lector, mientras lee aquello que se le obliga a leer, siente la derrota como suya.
El capitulo en sí, siempre me pareció de una tristeza insólita. Incluso más que el propio final de la obra. Mis diez, doce años, no entendían muy bien porque un personaje con atisbo de héroe, tenía que terminar así, humillado y sin poder cumplir su promesa.
No obstante, lejos de las trampas y mentiras a que nos tiene acostumbrado el bueno de Sancho, Don Quijote acepta ese particular destierro que se esconde detrás de la victoria del caballero de la blanca luna. Pero todo esto, lo veremos la próxima semana. Por que las aventuras de Don Quijote, aunque se aproxima el final de la obra, aun nos depararan más de una sorpresa.
Con todo esto llegaremos la próxima semana al capítulo 65.
Foto Quijotesca
Hace unos cuantos meses quise realizar una idea que ya comente en su momento con Pedro la cual trababa de hacerles una fotografía a todos aquellos que viniesen hasta un lugar en concreto con un Quijote en la mano o bien en una actitud quijotesca. Pero las cosas, a partir del terremoto de febrero se me complicaron quizás en exceso. No obstante, aunque sea fuera de la fecha de lectura que estamos llevando a término, tengo pensado hacerlo.
La imagen quijotesca de hoy, pertenece a un simpático y expresivo vendedor de verduras quien me contestó levantando la mano, alzando el dedo índice de la derecha y haciendo que este se moviera hacia los lados. Su respuesta fue no. Entre sonrisas pero en definitiva, no.
Ahora bien… que pensáis que le pregunté:
A: ¿Le cambio una fotografía por unas acelgas?
B: ¿Me deja que le haga una fotografía?
C: ¿Ha leído usted el Quijote?
La solución el próximo lunes en el comentario que dejaré en la entrada de Pedro.
Grabados Quijotescos
Hoy os dejo dos grabados que estaban destinados a dos tipos de lectores completamente diferentes. Por un lado los grabados de Enrique Herreros que fueron elaborados entre 1948 y 1960 para una edición de Madrid de 1961.
Por otro lado tenemos una obra del pintor catalán Ramón Aguilar Moré. La encontramos en la edición de 1961 de Barcelona. Ramón Aguilar estaba muy influenciado por el cubismo y el llamado post impresionismo. Las obras originales, creo que están en colecciones particulares. Sus oleos de esa época son muy valorados.
Por otro lado y como viene siendo habitual en los últimos capítulos, os dejo los grabados correspondientes al capítulo de hoy de la edición barcelonesa de Espasa de 1880. Uno de ellos representa el inicio del capítulo con la letra capital con motivo alegórico al duelo entre Don Quijote y El Caballero de la Blanca Luna y el segundo, el grabado con que se ilustra el capitulo en sí. Como no podía ser de otra manera, el mismo motivo.
Con un clic sobre las imágenes las veréis a pantalla completa.
Copyright © By Jan Puerta 2009
Texto y fotografías con copyride del autor.
miércoles, 25 de agosto de 2010
Señor frente a una casa sin techo
martes, 24 de agosto de 2010
Demasiado efímero
lunes, 23 de agosto de 2010
Rebelión de las sombras
domingo, 22 de agosto de 2010
Ricote en una galera
Las galeras
Si no quieres quedar atrapado por Don Quijote no hagas clic en este enlace:
Los jueves leemos el Quijote con Pedro Ojeda
Cap. 2.63
En un capitulo como el de esta semana, Cervantes nos propone por un lado acompañar a Sancho y Don Quijote en ese viaje casi iniciático dentro de una galera. Por otro lado, la segunda parte del mismo, trata de resolver el enigma que en su momento creo con el encuentro que tuvo Sancho con Ricote.
El análisis costumbrista que hace Cervantes sobre las galeras nos muestra la cruda realidad que dentro de la nave se vivía. Don Quijote al ver los azotes que reciben la chusma, no duda en pedirle a Sancho que se incorpore a recibirlos para ir descontando de los que debe.
A partir del detalle de todo lo que sucede a bordo, se desencadena la historia de donde los moriscos cobran un protagonismo necesario para no dejar de nuevo un cabo suelto en el libro. Imagina que Cervantes consciente de ello, hace hincapié en la historia en si no dejando ningún cabo suelto. Incluso hace participar a Sancho para dar fe de lo que se explicaba en todo el entuerto.
Veremos que nos depara el capitulo 64
Fotos quijotescas
La fotografía corresponde a una serie de imágenes irrepetibles en su configuración puesto que el negocio centenario que albergaba estampas y postales, dejo de funcionar hace tiempo.
Buscando en mi archivo personal encontré unas cuantas imágenes donde Sancho y Don Quijote parecen observar lo que sucede a su alrededor sin comprender mucho lo que pasa.
Aprovechando que aun están en Barcelona, esa imagen quiere recordar sus pasos por estas estrechas calles.
Grabados antiguos.
Este grabado lo realizo Manuel Rodríguez. Un excelente pintor de la época, valenciano para más señas.
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Copyright © By Jan Puerta 2009
Texto y fotografías con copyride del autor.
sábado, 21 de agosto de 2010
Ofrenda floral por aquellos no volvieron
viernes, 20 de agosto de 2010
Perros abandonados "Azar"
jueves, 19 de agosto de 2010
Cerro La Campana
miércoles, 18 de agosto de 2010
Bobby Fischer
martes, 17 de agosto de 2010
Unos pasos por delante... aun.
lunes, 16 de agosto de 2010
La vejez y sus achaques
Solo nuestra sombra, sabe el origen real de nuestros achaques.
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"Pensamientos apáticos"
Copyright © By Jan Puerta 2009
Texto y fotografías con copyride del autor
domingo, 15 de agosto de 2010
Paseando por Barcelona
Compuesta por un tal vecino de Tordesillas
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Los jueves leemos el Quijote con Pedro Ojeda
Cap. 2.62
Algunos capítulos de la obra cervantina tienen por denominador común una vorágine de situaciones que parecen ser los preámbulos de capítulos por desarrollar. Este es uno de ellos. Lo malo es que estamos muy cerca del final.
A cada historia parece sucederle el desarrollo minucioso de la misma. Pero Cervantes, conocedor de sus intenciones, despliega sus grandes dotes de prosista y deja las palabras justas para que la imaginación del lector pueda fácilmente asimilar la escena y aceptar la nueva, sin salirnos para nada del contexto.
Don Quijote quien cree todo lo que le sucede, esta vez vuelve a caer en las garras de lo absurdo con ese paseo por la ciudad de Barcelona donde lo claman suscitados tanto por el dichoso letrero que le cuelgan en la espalda así como por la impertinencia de Don Antonio Moreno. A menor escala, la burla parece ser ya un estigma sobre su persona.
Otra vez Sancho vuelve a las andadas gracias a su labia tan cultivada y de su boca cuelgan todos los criados de casa y todos cuanto le oían.
Pero el capitulo encierra muchos más pormenores que a primera instancia pueden parecer frases de relleno. Por un lado, lo primero que hace Don Antonio Moreno es desarmar a Don Quijote. No sea que las cosas se tuerzas y terminen mal.
Don Antonio (quien por sus acciones pierde su credibilidad constantemente) se reúne con Don Quijote a quien le pide guardar secreto sobre la misma. Pero toda esa parafernalia parece desvanecerse más adelante cuando se reúnen ante la misma cabeza para satisfacer sus dudas diversas personas entre la cuales se encuentra Sancho.
Es curiosa la escenificación de la cabeza. Algo que me recuerda a los autómatas que tantas buenas tardes me hicieron pasar en el museo del Tibidabo. Incluidas las primeras visitas, aun de la mano de mis Padres, donde el miedo por lo que mis desorbitados ojos veían, me hicieron pasar. Os dejo al final de la entrada dos enlaces relacionados uno con el Tibidabo y otros con una iniciativa que debería de estar más apoyada, creo.
Por la tarde, sacaron a pasear por las calles de Barcelona a Don Quijote. Don Antonio, dejo a Sancho con sus criados. Quizás de esta manera, nadie cercano a Don Quijote se daría cuenta de esta nueva burla. Lo monto en un caballo que no era Rocinante, sino sobre un gran macho de paso llano y muy bien aderezado. Sin que se diese cuenta, le colgaron en la espalda un pergamino donde se leía “Este es Don Quijote de la Mancha”.
En este punto, pensé en su momento que quizás Don Antonio no era tan mal “amigo” como más adelante me demuestra.
Alguien del pueblo, conocedor de las locuras del hidalgo caballero, le increpa, al tiempo que le aconseja desista de su locura y regrese a su casa que es donde debe estar. Interesante el dialogo entre Don Antonio y el consejero quien al final, diciendo grandes verdades desiste de su empeño.
Después, de tal espectáculo, que por cierto agrada y mucho al ego de Don Quijote viene la noche y el sarao de damas. Promovido por la mujer de Don Antonio. Don Quijote, quien muestra sus dotes de bailarían, termina exhausto, agotado, sentado en el centro de la pista de baile, siendo necesario el llevarlo hasta la cama para que descanse hasta la mañana siguiente donde se enfrenta a la cabeza parlante.
Terminada la sesión, el propio Cide Amete explica la realidad de la cabeza. Para no dejar mas lagunas abiertas, quizás dada la proximidad del final de la novela. Descubre su misterio al mismo tiempo que se adivinan las intenciones de Don Antonio.
Después de todo lo sucedido, Don Quijote pie en el suelo salió a caminar la ciudad. Un gran letrero le llamo la atención. “Aquí se imprimen libros”. Era la primera vez que se topaba con una y por ello no solo se alegró, sino que entró para ver cómo era.
Dentro de la misma Don Quijote se maravilla por casi todo lo que ve. No olvidemos que él, es un personaje que está dentro de un libro.
Es muy enriquecedor el comentario en referencia a los traductores. Un problema que no es menor cuando tenemos que leer las interpretaciones de quien hizo la traducción.
También aparecen los intermediarios, en este caso entre el librero y el autor. Interesante deducción que hoy en día sigue siendo parte de nuestra realidad.
El punto final en la imprenta lo marca el descubrimiento por parte de Don Quijote de la segunda parte de la obra de Avellaneda que está en proceso de impresión. Tal es el enfado que sus palabras muestran el desprecio sobre la obra y el autor en sí.
Y así sale airado de la imprenta, esperando las nuevas aventuras que por ir a ver las galeras, sucederán. Esperemos pues, tales acontecimientos.
Imagen Quijotesca…
La cabeza que responde a las dudas de uno, mantiene los encantamientos vigentes en la cabeza de nuestro protagonista. Así como la esperanza del desencantamiento de Dulcinea. Mal presagio para Sancho.
La ilustración pertenece a la edición de 1880 de Espasa en Barcelona. Una de las ediciones donde la letra capital en los inicios de cada capítulo es una autentica obra de arte. Curiosamente, en este capítulo, el grabado en sí, no mantiene ninguna referencia con lo acontecido dentro del mismo.
El grabado pertenece a un maestro grabador barcelonés que firmaba como Ricord alrededor de 1858. El resto de los grabados, pertenecen a diferentes autores.
Esta edición de 1880, cuenta con un grabado de Cervantes, donde podemos ver su firma como facsímil. Tal como se puede leer, lo dibujó Madrazo y lo grabó Hortigosa.
Estos tres grabados que pertenecen al capítulo de hoy, los encontramos en la edición barcelonesa de 1879. Curiosamente sus grabados, ya fueron utilizados en diferentes ediciones. Pero no había visto hasta la fecha, ninguna edición donde debajo de cada uno de ellos, hay una reseña sobre sus anteriores ediciones.
En la edición encontramos 101 grabados que ya fueron publicados en “60” ediciones anteriores. A veces con estos pequeños detalles podemos vislumbrar la magnitud de la obra de Cervantes. Teniendo en cuenta que hablamos de la primera mitad del siglo XIX.
Enlaces relacionados:
Interesante artículo sobre los autómatas. Clic aquí
Enlace sobre el teatro de autómatas. Clic aquí
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Copyright © By Jan Puerta 2009
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sábado, 14 de agosto de 2010
La hora
viernes, 13 de agosto de 2010
Perros abandonados "Resignado"
jueves, 12 de agosto de 2010
Brevedad onírica
La entrada correspondiente al Quijote la publicaré el próximo domingo.
miércoles, 11 de agosto de 2010
La bicicleta de los recuerdos
martes, 10 de agosto de 2010
El bozal
lunes, 9 de agosto de 2010
Los Andes
domingo, 8 de agosto de 2010
Pasos de bálsamo
Cada mañana salía de casa a la misma hora. Era una persona puntual. De ideas fijas. Siempre hacia el mismo recorrido.
Bajo su brazo, un exuberante ramo de flores colgaba. Largos tallos verdes que terminaban en unos grandes y alargados pétalos blancos con el corazón amarillo. Del mismo, se desprendía un aroma peculiar que envolvía todo el entorno. Hacer el mismo trayecto que él unos minutos después, era entrar en un mundo donde la fragancia permanecía inalterable hasta que se disolvía disimuladamente. Afortunadamente un día pasa rápido y la mañana siguiente, puntual como siempre volvía a inundar sus calles de la misma esencia.
Un clic sobre la imagen para verla a pantalla completa
"La serie completa clicando en la etiqueta"
“Cien micro cuentos visuales”
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Texto y fotografías con copyride del autor.
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sábado, 7 de agosto de 2010
Para reflexionar
"Siempre terminamos siendo solares sin mucho futuro"
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“Pensamiento con imagen”
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viernes, 6 de agosto de 2010
Perros abandonados "Cabizbajo"
jueves, 5 de agosto de 2010
La mar y su misteriosa autoridad
“Unas veces huían, sin saber de quién,
y otras esperaban, sin saber a quién”
Si no quieres quedar atrapado por Don Quijote no hagas clic en este enlace:
Los jueves leemos el Quijote con Pedro Ojeda
Cap. 2.61
Cuando leí por primera vez el Quijote, recuerdo este capítulo en cuestión. Yo era un mozalbete ávido de aventuras literarias y recuerdo haber leído y releído el párrafo donde se describen las andanzas de Don Quijote y Roque. Pensaba que algún detalle se me escapaba y entre líneas había algo más. Hoy en día aun tengo la misma sensación. No me canso de releerlo.
En ocasiones, la prosa de Azorín me envolvía en el misterioso acontecer de las vivencias de Roque y Don Quijote como si fuese una prolongación del recurso literario utilizado por Cervantes para describir esos tres días en pocas palabras. Un maestro de esgrima con una pluma de ganso, posiblemente.
Por otro lado, Cide Amete aparece por la puerta grande en este capítulo, como la flor de los historiadores. Amén de marcar el ritmo de la obra. Solo hay que fijarse en esa última frase del capítulo, donde se dice…
Volvieron a subir don Quijote y Sancho; con el mismo aplauso y música llegaron a la casa de su guía, que era grande y principal, en fin, como de caballero rico; donde le dejaremos por agora, porque así lo quiere Cide Hamete.
Por su parte, Don Quijote que se apunta a todas, se ofrece a quienes les reciben para lo que hiciese falta. Sancho aparece poco. Le limpia a su rucio la cola de las aliagas al mismo tiempo que Don Quijote hace lo propio con Rocinante. Parece que han huido del fuego para caer en las brasas de la burla.
Y siguiendo las premisas de Cide Amete, dejaremos aquí el capitulo esperando que la próxima semana, el caballero que los acoge nos haga vivir otros acontecimientos. Será en el capítulo 62.
La imagen quijotesca de hoy muestra los cinco ejemplares del Quijote que en este momento tengo en mi poder.
Una de las ediciones de Cervantes que siempre me ha gustado tener (hasta la fecha imposible) es la de 1995 editada en Londres. Las ilustraciones pertenecen a Quentin Blake www.quentinblake.com
La tapa que ejerce de portada, el lomo del libro y la tapa posterior, me parecen dignos de enmarcar. El espíritu indomable del caballero a lomos de su inseparable Rocinante, la fiel figura de Sancho y su Rucio y ese paisaje típico donde ningún detalle perturba el horizonte del que sabe a dónde se dirige incluso sin saber cuál es su destino.
Edición de 1872. Londres