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jueves, 25 de abril de 2013

Incendio en Cerro Mariposas - Valparaíso

Ayer día 24, personalmente lo definiría como complejo por todo lo vivido y difícil por volver a encontrarme con la desesperación, de quienes lo perdieron todo en un lapsus de tiempo corto. No se puede asimilar fácilmente y mucho menos hacerse a la idea que todo aquello que uno había conseguido mediante su esfuerzo y sacrificio, el acto incontrolado de un sujeto, les llevó a perderlo todo, pasto de las llamas (según dicen) intencionadas.
En la calle Pedro de Oña, quien recorre serpenteantemente una de las partes más altas del Cerro Mariposas de Valparaíso, 35 viviendas fueron arrasadas por un incendio que según se sospecha fue intencionado. Un lugar de difícil acceso y sin llaves de agua por culpa de la falta de presión. (Según me cuentan)
Con el entorno lleno de maleza seca después del verano, el fuego se propago rápidamente desde La Cruz para iniciar un ascenso por la ladera hasta terminar convirtiendo en ceniza la ilusión, el bienestar y el esfuerzo de muchos años de las familias que allí vivían. Dentro de lo que cabe y tal como fue el incendio, no hubo que lamentar daños personales. 


Sin darme cuenta, estaba haciendo amigos en unas circunstancias muy complejas, mientras caminaba por las diferentes estancias de lo que hasta ayer mismo eran las habitaciones de una familia, la cocina de otra o la sala de estar de Doña Isabel, los minutos se iban sucediendo y después de cada paso dado, era más difícil tragar saliva. 
Las historias de esfuerzo convertidos a cenizas golpeaban fuertemente en la sensibilidad de quien escribe estas palabras.

 Ver llegar a Doña Elvira y su marido Don Ernesto a enfrentarse con triste realidad de ver, como de su casa solo quedaban las cuatro paredes, puesto que de todas las siniestradas, era la única que estaba hecha de solido concreto.
Don Ernesto mantenía una aparente calma, aunque su rictus a veces dejaba entrever una profunda y doliente tristeza. Doña Elvira, era de un llanto arraigado al dolor que le proveía del alma al ver la sinrazón que le rodeaba sin terminar de comprender lo que les estaba sucediendo.
Don Ernesto me contó entre las cuatro paredes de lo que fue su casa, que llevaba unos 38 años viviendo allí. Con el esfuerzo del trabajo, del ahorro y de privarse de muchas cosas, habían conseguido tener su “ranchito” para vivir y salir adelante. Una frase suya, me definió la triste realidad con la que se enfrentaba a partir de ese mismo instante…
.- Uno, a los ochenta y tantos, ya no tiene manos para trabajar.


Hablé poco con las personas, pero las escuché todo lo que pude. Me olvidé en muchos momentos que era el fotoperiodista y que tenía que ser más frio en esto del dolor ajeno. Quizás no me dé cuenta y me esté haciendo viejo a marchas forzadas… sin mucho esfuerzo.
Enfrentar la cámara al desborde de los sentimientos de quienes sufren la desgracia en ese momento se me hizo complicado en algunos momentos.
Intente por momentos encontrar el equilibrio visual que siempre esconden las desgracias, mediante algún encuadre diferente o un simple detalle donde la composición primase sobre tanto infortunio.
Critiqué, critico y seguiré criticando la deplorable actitud de ciertos comunicadores televisivos que llegaron con la arrogancia de sus contratos millonarios  convirtiendo el noble trabajo de informar en un autentico show para que el morbo de la desdicha ajena llenase minutos y minutos en la pequeña pantalla televisiva.
Mostrar el dolor ajeno, es un acto tan delicado que uno puede llegar a pasar fácilmente la línea donde la ética personal y profesional te hacen ser más persona o un ser casi despreciable. Y digo casi, por aquella prudencia que tiene uno al no querer ser llamado extremista.

Clic aquí para ver la serie completa:
Haciendo amigos

Copyright © By Jan Puerta 2013.
Texto y fotografías con copyride del autor.
janpuerta@gmail.com

11 comentarios:

  1. Quan llig la premsa, només dir-te que m'agradaria llegir reportatges com aquest, enfocats des de un punt de vista profesional però amb ànima...
    També m'agradaria que no ocorreguessin...és clar.

    No t'estàs fent major, supose que tu ets així...has fet un bon treball, ara no em trec del cap les paraules del Sr. Ernesto: "Uno, a los ochenta y tantos, ya no tiene manos para trabajar".

    Ha de ser molt dur el teu treball en casos com aquests.
    Quin desgavell...el món està boig...

    Abraçades amic.

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  2. Un gran reportaje con un toque muy humano.
    La primera foto es tremenda.
    Un abrazo

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  3. Un reportatge extraordinari, amb el toc humà que requereix una mirada sensible com la teva.
    Una abraçada

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  4. Muy bueno y emotivo el relato, muy humano, acompañado de un magnifico reportaje,

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  5. Tristes estampas las que nos muestras, aunque las fotos son geniales. Ahora toca sobreponerse al horror. Un abrazo y mi apoyo desde aquí a esas gentes. Un abrazo.

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  6. Hace poco me tocó vivir una experiencia similar en Rodelillo, como fotero llegué a la casa de mis Padres para ver como se encontraban y para sorpresa la casa ya no estaba... me pasó algo que es difícil de explicar cuando tienes que hacer las fotos y esto se mezcla con los sentimientos.
    Espero que a esta gente se les ayude de verdad, ya que el siniestro del pasado 14 de febrero me hizo ver que ni el gobierno ni las empresas van en ayuda y arman un verdadero circo donde los medios de comunicación son los cómplices de esta desgracia. Ver una blog respecto de lo mismo. Saludos y muy buena nota. www.levantemosvalparaiso.blogspot.com

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  7. Tota una vida ensorrada en hores.
    Salutacions.

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  8. ¡Qué tristeza! ¡Qué bien retratada! ¡cuánta dignidad hay en esas personas!

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  9. un gran reportaje, pero triste también!
    un abrazo

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  10. Hola Jan.
    Dur molt dur, pero saps tu vas donar un toc d´humanitat solidaria amb aques pobres persones, quin horror i es que el foc o arrasa tot. Unes fotografíes bonísimes.
    Una abraçada, Montserrat

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  11. Despues de casi 5 años de aquel incendio, he descubierto ésta página, nuestro "ranchito" como dice mi tata Ernesto y mi aweli elvira,saludos

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